El período de vida después de un diagnóstico de cáncer es cada vez mayor debido al progreso de los nuevos tratamientos y estrategias para tratar la enfermedad. El avance de las terapias oncológicas es notorio. Pero algunas de las mismas terapias que ayudan a hacerle frente al mal pueden también dañar el corazón y producir problemas cardiovasculares, incluso hipertensión arterial, arritmia e insuficiencia cardíacas.
Mucho se estudió sobre efecto del uso de drogas oncológicas en detrimento de la salud cardíaca del paciente afectado. Y los resultados son de atención. Por ejemplo, una de las más recientes investigaciones reveló en una prueba en roedores que una prometedor fármaco contra el cáncer produce hipertensión arterial, dilatación de las arterias (aneurisma) y la rotura de vasos sanguíneos.
Este estudio, a cargo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y Cardiovasculares (CNIC) y publicado en la revista Nature, concluyó que se debería revisar el protocolo que se sigue con este tratamiento para evitar estos efectos adversos.
En otra investigación se halló que entre un 10 y un 35 por ciento del total de pacientes tratados con una serie de drogas de primera línea y de uso clásico, pueden resultar afectados por el efecto cardiotóxico de los propios medicamentos, a pesar de ser mas efectivas en su objetivo primario. Además, se indicó que, en el 90 por ciento de los casos, las afecciones se desencadenan en los dos primeros años, pudiendo manifestarse hasta 10 años más tarde de manera sintomática (como fatiga, falta de aire, arritmia o hipertensión), etapa en que el cuadro ya es irreversible.
Como opción para la prevención y tratamiento de las complicaciones cardiovasculares devenidas de los tratamientos onco-hematológicos surge la Cardio-Oncología, que de acuerdo a médico cardiólogo Facundo Zuviría es de suma importancia "con protocolos de prevención, diagnóstico precoz y el tratamiento evitando suspensiones innecesarias del tratamiento antitumoral", según explicó para la Sociedad Argentina de Cardiología.
A través de equipos tecnológicos modernos, esta terapia permite detectar de manera anticipada hasta con un 70 por ciento de certeza la disfunción ventricular del paciente, y con la misma probabilidad, determinar su eventual recuperación. Para alcanzar dicha efectividad, el registro cardiológico debe ser previo a todo tratamiento, de modo que así sea posible evaluar la evolución potencial que tuvo la problemática durante el proceso terapéutico.
El sistema y método de estudio mide la calidad de la contracción y analiza la deformación miocárdica, permitiendo que el paciente pueda concluir el tratamiento pero sin un daño colateral producido por el uso de drogas oncológicas. Se trata de un sistema de ecografía cardíaca no invasiva que genera un mapa de 17 segmentos para conocer como se contrae el corazón tomando tres vistas desde distintos ejes. Así se analiza en el total de planos.
La Cardio-Oncología es un valor agregado a los avances registrados en la terapéutica del cáncer. Pero requiere de una vigilancia activa. Y la adepción de los centros sanitarios. Uno es el Instituto Alexander Fleming, que cuenta con un Departamento de Cardiología especializado en cuidados cardiovasculares de pacientes con diagnóstico, bajo tratamiento y seguimiento de las distintas terapéuticas del cáncer.
LEA MÁS:
Chau marcapasos: un gadget revoluciona el cuidado del corazón
Los 9 alimentos indispensables para tener un corazón sano
El sencillo cálculo que permite anticiparse y prevenir un infarto
Medicina personalizada, la innovadora forma de tratar algunos tipos de cáncer
Por qué las enfermedades cardíacas todavía son la primera causa de muerte en el mundo
Insuficiencia cardíaca: qué pasa cuando el corazón empieza a fallar