Tres alimentos para controlar la presión arterial

Investigadores de la universidad australiana de Newcastle analizaron más de 100 estudios para comprobar cuáles son los alimentos más efectivos para combatir la hipertensión. Cómo consumirlos

Vitamina C, en múltiples frutas y verduras(Istock)

La hipertensión arterial (HTA) es conocida como la "asesina silenciosa" debido a que ataca sin dar alerta, de manera asintomática y afecta en Argentina al 33,5% de la población adulta, según las estadísticas del Registro Nacional de Hipertensión Arterial (Renata).

La hipertensión aumenta los riesgos de sufrir un ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y también afecta a los riñones. Tres científicos de la Universidad de Newcastle, Australia, realizaron una amplia investigación, analizando estudios ya publicados, para determinar cuáles son los mejores alimentos para combatirla.

El último informe de Renata aseguró que una de cada cuatro personas es hipertensa y que cerca de 40% lo desconoce: la mitad no se trata y de los que reciben tratamiento sólo uno de cada cuatro están controlados (PA < 140/90 mm Hg). La prevalencia de HTA aumenta con la edad llegando a cerca de 70% en los mayores de 65 años.

Copos de avena

Granola, un complemento saludable para el desayuno(Istock)

Para muchos es solo un complemento del desayuno, un cereal más en la granola, pero consumirla por separado tiene sus beneficios para la salud. Una revisión de cinco ensayos científicos indagó en el impacto de la avena en la presión arterial tanto sistólica -la intensidad a la que el corazón bombea la sangre- y la presión diastólica -cuando el corazón está relajado- en alrededor de 400 adultos sanos y descubrió que la primera fue de 2,7 mm Hg más baja y la segunda, de 1,5 mm Hg más bajas cuando los participantes comieron alrededor de 60 g de copos de avena, una media taza, o 25 g de salvado de avena por día.

Esta cantidad de avena o el salvado de avena contiene alrededor de 4 g de un tipo de fibra llamada beta-glucano. Según los especialistas la ingesta mínima diaria en adultos debe rondar los 30g para hombres y 25 g para las mujeres. Las fibras solubles producen productos bioactivos cuando se fermenta en el intestino grueso y estos ayudan a la presión arterial.

Raíz de remolacha

El fruto de esta planta es muy rico en un compuesto llamado nitrato inorgánico, que durante la digestión se convierte en óxido nítrico, lo que produce que las arterias se dilaten y así ayuda a reducir la presión.

Remolacha en jugo o en puré (Istock)

Una investigación reciente en 68 adultos -que ya tenían la presión arterial alta- encontró que el jugo de remolacha reduce la presión arterial sistólica y diastólica. Los hombres fueron asignados al azar a beber 250 ml (una taza) de jugo de remolacha por día durante cuatro semanas o un placebo inactivo. Los resultados revelaron que la presión arterial en los hombres que sí bebieron el jugo se redujo a lo largo de 24 horas, con una presión arterial sistólica de 7,7 mm Hg más baja, mientras que la diastólica descendió 5,2 mm Hg.

Vitamina C

El ácido ascórbico puede encontrarse en diferentes verduras y frutas. Un trabajo analítico -de 29 estudios- de los efectos de los suplementos de vitamina C a corto plazo reveló que son mucho más que un complemento para combatir posibles resfríos.

Las personas consumieron 500 mg por día durante unas ocho semanas. Los resultados demostraron que la presión arterial mejoró significativamente, con una reducción media en la sistólica en 3,84 mm Hg y 1,48 mm Hg para la diastólica.

La mandarina, gran fuente de vitamina C, es clave en la dieta (Shutterstock)

Una porción media posee entre 10 mg y 40 mg de vitamina C. Además, otra de las ventajas de obtenerla a través de verduras y frutas es que a ayuda a aumentar el potasio en el organismo que, a su vez, contrarresta los efectos del sodio.

Sin embargo, los expertos alertaron de que aquellos con riesgo de cálculos renales deben tener cuidado de no tomar este tipo de suplementos, ya que se excreta por los riñones y puede contribuir a la formación de cálculos.

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