El 30% de la población peruana tiene hígado graso, según datos de junio de 2024 del Ministerio de Salud (Minsa). Cuando no se detecta a tiempo y no se recibe un tratamiento oportuno, esta enfermedad silenciosa puede convertirse en cirrosis hepática, que es la sexta causa de mortalidad en el Perú.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una condición en la cual se acumula un exceso de grasa en las células del hígado. A pesar de su prevalencia creciente, especialmente en personas con sobrepeso o que siguen una dieta poco saludable, esta enfermedad se considera silenciosa porque en sus etapas iniciales no presenta síntomas evidentes.
Muchas personas que padecen hígado graso no experimentan dolor ni malestar, lo que dificulta su diagnóstico temprano. Sin embargo, si no se controla, puede avanzar hacia formas más graves como la cirrosis y la insuficiencia hepática, enfermedades que pueden ser potencialmente mortales.
La alimentación juega un rol esencial en los pacientes que padecen hígado graso y existen 4 frutas que pueden convertirse en aliadas para combatir esta enfermedad hepática.
4 frutas para combatir el hígado graso
Entre las frutas, hay 4 que se destacan por ser beneficiosas para quienes tienen hígado graso:
- Tamarindo: esta fruta tropical es conocida por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El tamarindo contiene ácido hidroxicítrico, un compuesto que ayuda a bloquear la síntesis de grasas y favorece la conversión de azúcares simples en glucosa. Esto mejora el metabolismo y previene la acumulación de grasa en el hígado.
- Pera: la pera es rica en fibra y antioxidantes, que contribuyen a la eliminación de toxinas del cuerpo. La fibra ayuda a reducir los niveles de colesterol y a regular el metabolismo de los lípidos, lo cual es esencial para prevenir la acumulación de grasa en el hígado.
- Melón: el melón es bajo en calorías y tiene un alto contenido de agua, lo que lo convierte en un excelente aliado para mantener la hidratación y apoyar la función hepática. Además, su contenido en antioxidantes, como la vitamina C, ayuda a reducir el estrés oxidativo, un factor clave en el desarrollo del hígado graso.
- Papaya: la papaya es rica en enzimas digestivas como la papaína, que favorecen la digestión y la absorción de nutrientes. Esta fruta también tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación hepática y a mejorar el funcionamiento del hígado.
Síntomas del hígado graso
Aunque en muchos casos el hígado graso es asintomático, algunas personas pueden experimentar ciertos síntomas que podrían indicar la presencia de esta condición. Entre los síntomas más comunes se encuentran la fatiga, el dolor en la parte superior derecha del abdomen y el malestar general.
También pueden aparecer síntomas como la pérdida de apetito, náuseas o pérdida de peso inexplicada. En casos más graves, cuando la enfermedad progresa a una cirrosis o hepatitis, pueden presentarse síntomas como ictericia (color amarillo en la piel y los ojos), hinchazón abdominal, sangrados y confusión mental.
Factores de riesgo del hígado graso
Existen varios factores que aumentan el riesgo de desarrollar hígado graso. Los más comunes incluyen el sobrepeso y la obesidad, ya que el exceso de grasa corporal contribuye a la acumulación de grasa en el hígado. Además, las personas con diabetes tipo 2, hipertensión y colesterol alto también tienen un mayor riesgo.
Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares y carbohidratos refinados puede agravar la condición, así como el consumo excesivo de alcohol, que puede contribuir al desarrollo de esteatosis hepática.
Otros factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de enfermedades hepáticas, el sedentarismo y la edad avanzada. Las mujeres también pueden estar en mayor riesgo durante el embarazo debido a condiciones como la preeclampsia.
Controlar estos factores de riesgo a través de una alimentación saludable, ejercicio regular y la gestión de condiciones preexistentes puede ser clave para prevenir o frenar la progresión del hígado graso.