El sueño es un proceso vital para el bienestar y la salud integral de todo ser humano. Una buena calidad de sueño contribuye a mejorar la funcionalidad diaria, fortalece el sistema inmunológico y juega un papel muy importante en el proceso de aprendizaje y memoria, entre otros beneficios.
Sin embargo, ciertos hábitos que a menudo pasan inadvertidos pueden tener algunos efectos sobre la salud y la forma en la que descansamos. Entre estos se encuentra uno que parece inofensivo y es bastante común: dormir con la boca abierta.
Todos hemos visto al menos a una persona hacer esto, o al tal vez seamos los protagonistas de esta premisa. Incluso solemos pensar que esa persona ‘se ha quedado seca’, de forma coloquial, en referencia a que está profunda y cómodamente dormida; pero esto, aunque parece cierto, evidencia algunos problemas un poco mayores.
Causas variadas y efectos negativos
Muchos expertos coinciden en que las principales razones por las cuales una persona duerme con la boca abierta son variadas y que, lejos de representar un buen descanso, puede ser perjudicial para la salud a largo plazo.
El especialista en salud pública y director de la carrera de Medicina Humana de la Universidad Privada del Norte (UPN), el doctor Carlos Saavedra, asegura que esta conducta evidenciaría problemas respiratorios, congestión nasal, asuntos de anatomía facial e incluso hábitos adquiridos.
Asimismo, precisa que en ciertos casos los adenoides, glándulas que se encuentran en la parte posterior de las fosas nasales, se inflaman y evitan el paso correcto del aire y, por lo tanto, una respiración natural que debe ser por la nariz.
Por otro lado, conforme a declaraciones de la presidenta de la Comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), Marina Carrasco, para el diario El País, esta práctica también podría estar relacionada a pólipos o incluso tumores, aunque esto se registra con menor frecuencia.
Lo cierto es que los efectos que puede tener en la salud son variados, entre ellos destacan la aparición de caries ya que la cavidad oral se reseca, reduciendo su PH y favoreciendo que los gérmenes colonicen las encías.
El doctor Saavedra menciona también que otro efecto es la inflación de la mucosa bronquial, ya que las fosas nasales son la principal entrada del aire que respiramos y al dormir con la boca abierta, estas no pueden filtrar y calentar ese aire antes de que llegue a los pulmones. Como consecuencia también se pueden desarrollar procesos infecciosos de importancia.
No menos importante es mencionar que la práctica constante de dormir con la boca abierta puede afectar la estructura facial e incluso la posición de los dientes.
¿Qué hacer?
Afortunadamente no todo está perdido y hay algunos consejos que pueden ayudar a mejorar la calidad de sueño, entre ellos destaca el mantener las vías nasales despejadas mediante el uso de soluciones salinas o descongestionantes nasales. Por supuesto, el uso de estos compuestos debe ser aprobado por un médico.
Otra práctica puede ser el cambiar la posición del descanso, ya que algunas personas tienden a dormir con la boca abierta cuando están boca arriba. En este apartado es importante mencionar el uso de una almohada adecuada que tenga un apoyo firme bajo el cuello.
Un punto no menos importante es mantenerse correctamente hidratado durante el día, ya que el especialista menciona que la sequedad bucal contribuye a dormir con la boca abierta.
Finalmente y no menos importante, se debe prestar atención a algunos factores físicos, como el cuello corto o la obesidad que disminuyen el eje de ingreso de aire. Vale mencionar que para esta problemática siempre es necesario visitar a un médico para obtener un diagnóstico adecuado, evitar sorpresas o daños a largo plazo, y llevar un tratamiento personalizado de acuerdo a las necesidades personales.