La idea de que los perros influyen positivamente en la salud humana ha estado presente tanto en la cultura popular como en el ámbito científico. Esta relación ha sido estudiada desde disciplinas como la psicología, la medicina y la terapia ocupacional, reflejando un interés creciente en comprender cómo la convivencia con estos animales puede mejorar nuestro bienestar. Este vínculo tiene una historia de miles de años, ya que el perro fue el primer animal domesticado por el ser humano, lo que le ha permitido adaptarse a las sociedades humanas y ocupar un lugar importante en muchos hogares alrededor del mundo.
Estudios recientes sobre la salud cardiovascular
Diversos estudios han respaldado los beneficios para la salud que trae convivir con perros, en especial para la salud cardiovascular. Un análisis reciente, publicado en la Mayo Clinic Proceedings, encontró que los propietarios de perros tienen una mejor salud cardiovascular en comparación con las personas que no tienen mascotas. Este estudio, que formó parte del proyecto Kardiovize Brno 2030 y fue dirigido por Andrea Maugeri, analizó a más de 1.700 personas sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares en la República Checa.
Los resultados indicaron que los dueños de perros eran más propensos a tener un nivel ideal de actividad física y dieta, así como una menor prevalencia de diabetes y niveles más altos de colesterol HDL. Si bien algunos de estos dueños presentaban hábitos de tabaquismo que podrían haber afectado su salud, el estilo de vida activo que implica cuidar de un perro pareció compensar parcialmente esos efectos negativos.
Aunque la convivencia con perros tiene efectos positivos documentados, es importante señalar que estos beneficios no son automáticos ni garantizados. Los beneficios físicos y emocionales de convivir con un perro dependen en gran medida de la intensidad del vínculo que se forme entre el humano y el animal. No todas las personas que tienen un perro experimentan el mismo grado de bienestar, y los resultados pueden variar ampliamente en función de factores individuales y del contexto. Es fundamental no considerar a los perros como una “solución” para problemas humanos complejos, ya que no son herramientas ni medicamentos.
Además, la ciencia advierte que estos beneficios deben interpretarse con cautela, sin caer en simplificaciones o idealizaciones.
Historia de una relación milenaria
La convivencia entre humanos y perros se remonta a por lo menos quince mil años, cuando estos animales comenzaron a desempeñar un papel crucial en actividades como la caza y la protección. En las primeras sociedades, el perro ofrecía habilidades esenciales para la supervivencia, mientras que los humanos le proporcionaban alimentos y cobijo.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la evolución hacia sociedades industrializadas, el rol del perro ha cambiado. Hoy en día, su función principal es la compañía, algo que ha sido impulsado desde la Edad Media, cuando las migraciones de zonas rurales a urbanas llevaron a muchas familias a dedicar recursos a mantener animales que no tenían un valor directo para la supervivencia.
Impacto en la salud física
Uno de los beneficios más claros de tener un perro está relacionado con la salud física. Un estudio pionero en los años 80 mostró que los pacientes que habían sufrido un infarto y convivían con animales de compañía tenían mayores tasas de supervivencia que aquellos que no lo hacían. Este hallazgo sorprendió a la comunidad médica en su momento, pero investigaciones posteriores han confirmado que las personas que tienen perros tienden a realizar más actividad física gracias a las rutinas diarias de paseos, lo que reduce el riesgo de problemas cardiovasculares.
Además, el simple hecho de pasar tiempo con el perro ha sido asociado con la disminución de los niveles de estrés y una reducción temporal en la presión arterial, lo cual también contribuye a mejorar la salud.
Bienestar psicológico
En cuanto al bienestar emocional, la convivencia con perros se ha relacionado con una mayor sensación de seguridad y la reducción de la soledad, especialmente entre las personas mayores. En muchos estudios se ha observado que convivir con perros puede mejorar el estado de ánimo y disminuir síntomas ansioso-depresivos.
No obstante, los resultados no siempre son tan significativos como cabría esperar. Los estudios que comparan el bienestar psicológico entre personas que conviven con perros y aquellas que no lo hacen muestran que las diferencias no son tan amplias como se creía. Aunque las experiencias individuales pueden ser muy positivas, la investigación científica señala que los efectos no son universales.