"No sé si ya puedo empezar a darle de comer". "Me da lástima sentarme en la mesa y que nos mire". "¿Él me va a dar la pauta de que llegó la hora?". Estas y muchas otras preguntas se empiezan a hacer las mamás y los papás cuando sus hijos rondan los cinco meses.
El Dr. Abel Monk, pediatra, asegura: "Es el mismo bebé el que va a indicar cuál es el momento para incluir sólidos en su alimentación. Esto será, aproximadamente, a partir de los seis meses de vida y por medio de señales. Mostrará interés por lo que comen los demás, si se le da un alimento para probar tendrá la posibilidad de aceptarlo o no y hasta puede ser que quiera alimentarse solo".
A su tiempo
Una vez que un bebé comienza a emitir las señales básicas de que quiere comer nuevos alimentos, habrá que tener en cuenta, como indica el pediatra, que lo ideal es hacerle probar de a uno por vez, para que no confunda los sabores.
"Generalmente, en bebés que empiezan a comer sólidos poco antes de los seis meses, se sugiere comenzar por los blandos y triturados, como el puré de zapallo y zanahoria o cereales sin TACC (libres de trigo, avena, cebada y centeno) por que pueden producir alergias. Ya a partir de los seis meses no suele haber inconveniente con ninguno de estos", manifiesta el Dr. Monk.
Recomienda además agregarle a estas primeras papillas aceite o leche materna para nutrirlo lo suficiente.
Variedad
Cuando ya tienen seis meses, además de incorporar los cereales con TACC, como por ejemplo la sémola, también se puede optar por nuevas verduras como zapallito, papa, batata y acelga, recomienda el especialista. En tanto, a los siete meses se le puede dar carne vacuna y de ave, claro que siempre bien trituradas y perfectamente cocidas.
En el séptimo mes también se puede ir incorporando pescado, huevo –primero la yema y luego la clara, porque puede causar alergia–, legumbres pisadas y queso. Además, aclara el pediatra, es muy probable que el bebé necesite tomar más agua que la habitual y esto porque los alimentos tienen una cuota de sal natural. Lo ideal es que el agua haya sido previamente hervida.
¡Moderación!
El Dr. Monk advierte sobre la necesidad de evitar algunos condimentos y aditivos como la sal y el azúcar, en exceso. En cuanto a las gaseosas, algo que piden la mayoría de los chicos, el pediatra recomienda que se eviten porque quitan el hambre, perturban la absorción del calcio y del hierro y además facilitan las caries.
Lo mismo sucede con infusiones como el té, mate y los jugos artificiales. Además desaconseja el consumo de postrecitos que pueden causar acostumbramiento a lo dulce y provocar el rechazo a las frutas al natural, que son un mejor postre. "La idea es que el bebé consuma alimentos naturales y poco elaborados, al menos durante el primer año de vida", sostiene el pediatra.
Todo un aprendizaje
El proceso de incorporación de alimentos sólidos es tan importante como cualquier otro vinculado al crecimiento de los chicos. Es un verdadero aprendizaje. Por eso, hay cuestiones a tener en cuenta al momento de acostumbrar a los chicos a comer de todo en esta nueva etapa.
El Dr. Monk dice que hay que adecuar el tamaño de las porciones al tamaño de los chicos: no ofrecerles el mismo volumen que a un adulto y adaptar el tamaño del tenedor, del vaso y del plato a sus necesidades. "La incorporación temprana de hábitos adecuados es la mejor manera de prevenir el sobrepeso, entre otras cosas", sostiene el especialista, quien también asegura que es primordial que cuando se come el ambiente sea armónico, sin interferencia de televisión y juguetes.
Como parte del aprendizaje, el tacto también entra en juego. El pediatra asegura que hay que permitirle al bebé tocar la comida para así conocerla y entender que necesita tiempo y que el proceso estará marcado por su interés, maduración y apetencias. "No sirven las comparaciones con cómo se alimentan otros chicos. El tiempo que dure la adaptación a la comida dependerá de cada uno", sostiene el Dr. Monk y asegura que será una buena oportunidad para fortalecer la conexión entre madre e hijo.
Por Paula Labonia / Asesoró: Dr. Abel Monk, pediatra.
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