Una de las frutas favoritas de la temporada de calor es la jícama, un tubérculo que se caracteriza por su gran tamaño, su forma redonda, su dura cáscara café, así como su jugosa y crujiente pulpa blanca.
La jícama se usa ampliamente en la cocina tradicional, ya sea comiéndola cruda o como ingrediente en distintos platillos, la mayoría de ellos nutritivos, ya que contiene una serie de propiedades que benefician a la salud y que muy pocas personas conocen, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México.
Su nombre científico es pachyrhizus erosus y forma parte de la familia Fabaceae, es de origen Centroamericano -particularmente de México-, mientras que su nombre tradicional proviene del náhuatl xicamatl que significa “raíz de agua”.
La jícama puede llegar a medir hasta 30 centímetros y pesar hasta 23 kilos, como lo dice el origen de su nombre, es la raíz de una planta enredadera que puede llegar a medir hasta cinco metros de altura.
Propiedades medicinales de la jícama
La jícama está compuesta con una importante variedad de nutrientes que van desde vitaminas A, B9 y C, calcio, fósforo, potasio, hierro, sodio, magnesio, hasta proteínas y lípidos. Además, destaca por ser rica en agua, hasta el 90% de esta raíz está formada por este liquido.
El sabor dulce de la jícama proviene de la oligofructosa, que no lo metaboliza el organismo humano, lo que lo convierte en un alimento ideal para consumo de los diabéticos. Además, al ser baja en calorías, esta raíz suele ser incluida en dietas para controlar o reducir peso.
Provee una cuarta parte de lo que se necesita diariamente en fibra, lo que la convierte en un alimento diurético, es decir, que aumenta la secreción y excreción de orina.
La jícama no solo contiene cantidades importantes de calcio, sino que mejora la absorción de este nutriente proveniente de otros alimentos, lo que significa su consumo beneficia la salud ósea y un activo preventivo ante padecimientos como la osteoporosis.
Cabe mencionar que esta jugosa fruta promueve el crecimiento de las bacterias “buenas” que mantienen un colon sano, así como una inmunidad balanceada.
Además, la gran presencia de potasio en la jícama la hacen un alimento ideal para personas con enfermedades cardiacas, no solo puede combatirlas, también prevenirlas.
Entre las enfermedades particulares que el consumo de jícama ayuda a combatir se encuentra la gota, el dolor de riñones, los síntomas de sarna, la fiebre y la inflamación muscular.
Efectos secundarios de la jícama
Aunque es una fruta altamente usada, existen una serie de contraindicaciones que deben seguirse ante su consumo humano para evitar efectos secundarios no deseados.
La jícama registra un alto contenido de almidón, por lo que contradictoriamente no se recomienda su consumo en exceso en diabéticos. Es importante mencionar que solo se debe de consumir la raíz, ya que el resto de la planta de la jícama es considerada tóxica.
Incluso, la semilla de esta planta tiene un alto contenido de rotenona, un insecticida natural. Y en efecto, molida se puede usar para combatir plagas. Una vez retirada la rotenona, el aceite de las semillas se puede emplear para consumo humano.
Cabe mencionar que si se está usando esta y cualquier otra planta como auxiliar ante un padecimiento, lo mejor es hacérselo saber al médico.