El running es una de las actividades que gana cada vez más adeptos. Algunos comienzan simplemente por una cuestión de salud, otros por estética, pero al poco tiempo se enamoran por completo de la actividad.
Una pregunta recurrente es acerca del horario para entrenar. ¿Es mejor correr de día, de tarde o de noche? ¿Antes o después de las actividades diarias?
Si bien cada corredor es único y sus preferencias, su edad, su reloj biológico, y actividades no permiten un único juicio. A rangos generales se podría decir que una persona dispone de más energía al comenzar el día, Y no al fin de una jornada.. Sin embargo algunos se sienten mejor por la tarde. Aseguran que al levantarse les lleva un tiempo considerable despabilar y “activar”. La época del año es otro punto a considerar. Seguramente el fresco y la oscuridad de la noche sean más propicios en días calurosos. Aunque no serían la mejor opción para quienes viven en zonas inseguras o solitarias.
Adrián Gluck (Roni, para sus amigos y seguidores) es CEO y fundador de I Love Run, una de las comunidades runners más grandes de latinoamérica y organizador de eventos deportivos. Corre hace muchos años, y si le preguntan sobre su preferencia, elige sin dudar: la noche
Asegura que para él correr después de trabajar es una forma de desconectarse de la jornada, de “limpiar” la mente. Le sirve mucho para ordenar ideas, destrabar temas que quizás quedaron colgados, y llegar a casa liberado.
Y hay más: “Es como encontrar un tiempo para bajar un cambio de la vorágine y desconectarse, volver con muchas ganas de un buen baño, una rica cena, una charla con amigos, ¡y dormir 6 horas de un tirón! correr después de trabajar es liberarme y empezar a disfrutar de mis momentos”, arroja con una luz en la mirada que delata su pasión por el running.
Cada persona claramente tiene momentos en los que funciona mejor. Y para establecer cuál es el horario más indicado hay que ahondar en la rutina individual. No es lo mismo una persona que tiene todo el día libre que alguien que trabaja diez horas seguidas y arranca a las cinco de la mañana.
Para quienes ingresan muy temprano a sus rutinas, correr al inicio del día significaría arrancar de noche para poder desayunar y no salir con el estómago vació, correr, y luego volver a bañarse y cambiarse antes de partir a las obligaciones de rutina.
Y son pocos los que a las cuatro o cinco de la mañana están con todas las luces, sin contar que el horario puede resultar inseguro para salir a correr solo. Con este esquema probablemente sean mejor la tarde o noche. Y en estos casos correr aportará también eso que mencionaba Gluck: una limpieza y desconexión saludables.
La mañana o el mediodía claramente tienen lo suyo. Correr temprano tiene tres grandes ventajas: se dispone de energía nueva y buena, porque uno no viene cansado de todas las actividades que realizó durante el día. Se asegura desde temprano haber entrenado y no correr el riesgo de cancelación si después surgen imprevistos. Y también se suma el beneficio de la luz natural del sol, que aporta Vitamina D y un efecto anti estrés importante. Ni hablar si corremos en un lugar de entorno visual agradable, con vegetación, aves, y buen oxígeno.
Si pensamos en la temperatura, el fresco de la mañana y la noche al caer el sol son muy buenos en verano, y el horario del mediodía; ideal para el invierno (aunque sólo para los privilegiados que no entran temprano a trabajar o estudiar).
Joaquín Arbe, el mejor maratonista argentino de la actualidad y reciente clasificado para los próximos juegos olímpicos en la maratón de Buenos Aires, es un caso fuera de lo normal. Un talentoso nato que no se hace problema por los horarios ni por nada. Desde Esquel y a muy poco de haber sido papá, nos cuenta: “Yo no tengo horario para entrenar en mi ciudad, entreno cuando tengo tiempo. A veces salgo al mediodía, o si se me complica salgo a la noche por un solo turno. Un buen día para mí es cuando puedo entrenar doble turno, sea en el horario que sea”. Y agrega: “De poder elegir, prefiero correr tipo diez de la mañana, a esa hora me siento con más energía, especialmente si tengo que hacer pasadas” (trabajos de intensidad con cambios de ritmos).
Justamente según la doctora Daniela Mana, especialista en endocrinología, el pico de rendimiento hormonal se da entre las 9 y las 11 de la mañana, o entre las 17 y las 18 hs, por la tarde.
No todos somos iguales ni tenemos las mismas posibilidades. Por eso, más allá del clima, la seguridad, y el rendimiento, lo importante es elegir un horario que nos resulte cómodo y agradable, tomando los recaudos necesarios. De esa forma será más fácil sostener la actividad, tan beneficiosa para el cuerpo, la cabeza, y el espíritu.
Por Carolina Rossi, entrenadora nacional de Atletismo ISDE, entrenadora IAAF y corredora / www.carolinarossi.com.ar