Durante los meses más fríos del año, las bajas temperaturas generan un aumento en la incidencia de enfermedades respiratorias como la gripe, el resfriado común y, en casos más graves, neumonía e hipotermia, sin embargo, los efectos del frío no se limitan al sistema respiratorio, ya que también pueden provocar afecciones cutáneas.
En épocas frías, si no se protege adecuadamente, la piel se ve afectada por condiciones climáticas que la despojan de su humedad natural, dejándola seca, áspera y más susceptible a irritaciones y lesiones, lo que a la larga desencadena graves padecimientos.
Para prevenir enfermedades cutáneas, es fundamental mantener la piel hidratada, así como evitar la exposición prolongada al frío sin protección adecuada. Además, es recomendable mantener la humedad en los espacios interiores y evitar el uso de agua excesivamente caliente al bañarse, ya que puede deshidratar aún más la piel.
Cuáles son las afecciones cutáneas que provoca el frío
Entre las enfermedades relacionadas con el clima invernal, los sabañones, también conocidos como eritema pernio, son una de las más comunes. Estas lesiones cutáneas se manifiestan como inflamaciones en áreas del cuerpo expuestas al frío, como los dedos de las manos y los pies, las orejas y la nariz.
Los síntomas incluyen enrojecimiento, picazón, hinchazón y, en casos más severos, la aparición de ampollas o ulceraciones. De acuerdo con el doctor Jaime Solís, residente de Medicina de la Actividad Física y Deportiva en la UNAM, esta afección ocurre cuando se inflaman los vasos sanguíneos de la piel.
El tratamiento para los sabañones es relativamente sencillo. Según el especialista, consiste en administrar medicamentos antiinflamatorios, calentar la zona afectada y cubrirla adecuadamente, sin embargo, las molestias pueden persistir durante varias horas después de la aparición de los síntomas.
Otra afección vinculada al invierno es el pie de trinchera, también conocido como pie de inmersión. Según especialistas de las Clínicas Podológicas de Pie, esta enfermedad se desarrolla cuando los pies permanecen expuestos a temperaturas extremadamente bajas o a condiciones de alta humedad durante períodos prolongados, que pueden superar las 12 horas. Aunque es más frecuente entre senderistas y personas que realizan actividades al aire libre, cualquier individuo que pase largos periodos en estas condiciones puede estar en riesgo.
El pie de trinchera se caracteriza por síntomas como dolor, entumecimiento y cambios en la coloración de la piel. Inicialmente, los pies pueden tornarse rojos, luego pálidos o blanquecinos, y finalmente adquirir un tono azulado. Aunque el tratamiento es similar al de los sabañones, este padecimiento puede dejar secuelas permanentes, como sensibilidad al frío y dolor ocasional en las áreas afectadas, señaló el doctor Solís.
Además de estas afecciones, el frío extremo puede provocar escarcha, una condición que se considera un estado previo a la congelación de los tejidos. En este caso, pueden formarse cristales de hielo en la piel, lo que requiere un calentamiento progresivo para evitar daños mayores.
Finalmente, el congelamiento, el cual representa el daño más severo causado por el frío, ocurre cuando la temperatura de la piel desciende por debajo de los 0°C. Esta no es tan común como otras afecciones relacionadas con el frío, sin embargo, hay que tomar precauciones en circunstancias extremas.
En los primeros grados de congelamiento, los síntomas incluyen piel pálida y fría, hormigueo o entumecimiento. Si la exposición continúa, puede progresar a grados más graves, con daños permanentes en los tejidos afectados, que pueden llevar a la amputación si no se trata adecuadamente.
Cómo prevenir estas enfermedades
Abrigarse correctamente antes de salir al exterior es fundamental para protegerse de las bajas temperaturas, esto incluye el uso de guantes, calcetines gruesos, gorros y bufandas que ayudan a mantener las extremidades calientes y reducen el riesgo de sufrir daños en la piel. La recomendación de especialistas de la Clínica Dermatológica Internacional (CDI) es vestirse con estas prendas unos minutos antes de exponerse al frío para que el cuerpo se aclimate gradualmente, además, se deben evitar los cambios bruscos de temperatura, dado que desplazarse de un sitio cálido a uno frío de manera repentina afecta la circulación sanguínea y la salud de la piel.
El uso de humidificadores en el hogar puede ser una herramienta esencial para mantener la salud de la piel durante los meses de invierno, según destacó la Skin Cancer Foundation (Fundación contra el Cáncer de Piel). Estos dispositivos ayudan a preservar la humedad en el ambiente, lo que resulta fundamental para prevenir la sequedad y aliviar la picazón que suele intensificarse con las bajas temperaturas, sin embargo, es crucial utilizar agua filtrada o destilada en lugar de agua del grifo, además de reemplazarla diariamente para evitar la proliferación de bacterias.
La actividad física regular también juega un papel importante en la protección contra los efectos del frío. Caminar, realizar ejercicios que estimulen la circulación y masajear las manos y los pies son medidas efectivas para mantener una buena circulación sanguínea y reducir el riesgo de problemas asociados con las bajas temperaturas.
El óptimo cuidado de la piel también es fundamental para enfrentar el invierno. La CDI destaca la importancia de mantener la piel hidratada mediante el uso de cremas específicas que restauren la barrera cutánea. En particular, las cremas con efecto guante, que contienen lípidos y emolientes, son recomendadas para proteger la piel de las agresiones externas y prevenir la sequedad.
Por su parte, la Fundación contra el Cáncer de Piel enfatizó la importancia de elegir humectantes que incluyan ingredientes como ácido hialurónico, ácido láctico y glicerina, los cuales han demostrado efectividad para hidratar y refrescar la piel. Además, destacó que, independientemente del producto elegido, es fundamental que contenga un factor de protección solar (SPF) ya que a pesar de que el sol no es tan intenso en invierno, la exposición incidental aún representa riesgo para la piel, especialmente en áreas expuestas como el rostro y las manos.
En cuanto a la alimentación, una dieta equilibrada que incluya productos ricos en vitaminas C y E puede mejorar tanto la salud de la piel como la circulación sanguínea, ya que estas vitaminas actúan como antioxidantes y ayudan a combatir los efectos negativos del frío en el organismo.
La Dra. Nayra Merino, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), subraya la importancia de evitar el tabaco y el alcohol, ya que repercuten de forma negativa en la salud de la piel al generar radicales libres. De acuerdo con la especialista, el alcohol afecta la dilatación capilar facial, mientras que, según la CDI, fumar repercute en la circulación sanguínea, lo que puede agravar problemas relacionados con el frío, como los sabañones.
Reducir o eliminar este hábito no solo mejora la salud general, sino que también contribuye a mantener una mejor calidad de vida durante los meses de invierno, pues el cuidado de la piel durante esta temporada depende no solo de de factores externos como el uso de productos específicos, también de decisiones relacionadas con el estilo de vida.