Cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán estaba en libertad y ganaba millones de dólares por sus actividades ilícitas de la mano del Cártel de Sinaloa, una entidad financiera en México se convirtió en una pieza fundamental para lavar estas ganancias.
Recientemente se ha dado a conocer cómo el Cártel de Sinaloa, entonces liderado por El Chapo Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, utilizó una institución bursátil mexicana para mover cantidades masivas de dinero, aprovechando las brechas de control financiero y la complejidad del sistema bancario.
De acuerdo con la información revelada por la periodista Anabel Hernández a través de su podcast Narcosistema, en el extenso y complejo entramado financiero del Cártel de Sinaloa, la entidad financiera Vanguardia Casa de Bolsa, S.A. de C.V., ocupó un rol clave en su entramado, facilitando el movimiento de dinero proveniente de actividades ilícitas.
“También participan activamente casas de bolsa, bancos e instituciones financieras que, incluso, están validadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) de México. Por ejemplo, en la acusación criminal abierta contra Gabriela Vázquez Villavicencio y otras 15 personas en la Corte del Distrito Sur de California, se afirma que millones de dólares del Chapo Guzmán fueron movidos por una institución financiera llamada Vanguardia Casa de Bolsa, S.A. de C.V., radicada en la Ciudad de México, y que tenía los permisos de la CNBV”, señala la periodista.
Una red sofisticada de lavado de dinero
En entrevista con la autora de “Los señores del narco”, el agente encubierto de la DEA, Juan Carlos Sandoval, narra su experiencia de infiltración en las operaciones del Cártel de Sinaloa.
El agente describe cómo el cártel empleaba diversos métodos y redes de intermediarios financieros para el lavado de dinero en México y Estados Unidos. Según Sandoval, estos intermediarios, conocidos como brokers, se valían de instituciones como casas de cambio y casas de bolsa —como Vanguardia Casa de Bolsa— para asegurar la entrada y salida de dinero en efectivo al sistema financiero formal.
Este método consistía en dividir el dinero en operaciones fraccionadas que evitaban ser detectadas en los sistemas bancarios. Las comisiones cobradas por los brokers oscilaban entre el 3% y el 15%, dependiendo del volumen de dinero y la complejidad de la operación.
La mayoría de estos brokers, explica Sandoval, trabajaban en casas de cambio y casas de bolsa, donde la normativa antilavado de dinero era a menudo insuficiente, lo cual facilitaba la participación de instituciones financieras en actividades de lavado de dinero sin levantar sospechas.
Irregularidades detectadas y sanciones de la CNBV
En 2011, la CNBV realizó una inspección de rutina en Vanguardia Casa de Bolsa. La investigación reveló varias infracciones administrativas graves que afectaban el cumplimiento de la normativa antilavado, de acuerdo con una nota periodística de El Economista.
La CNBV concluyó que Vanguardia carecía de sistemas automatizados para monitorear las transacciones de clientes, en especial aquellos clasificados como de alto riesgo, y no implementaba procedimientos adecuados para identificar operaciones inusuales. También descubrieron que los reportes de operaciones relevantes e inusuales, obligatorios para instituciones financieras, eran deficientes en cuanto a la calidad de la información remitida.
Como resultado de estas irregularidades, la CNBV impuso a Vanguardia una multa de 10.2 millones de pesos, que la casa de bolsa pagó. La investigación reveló además que las infracciones se cometieron principalmente entre 2010 y 2011, un periodo en el que el Cártel de Sinaloa incrementó sus operaciones de lavado de dinero en el sistema financiero mexicano, según Sandoval.
La CNBV anunció entonces que tomaría medidas para reforzar la normativa de prevención de lavado y financiamiento al terrorismo en entidades financieras.
Sin embargo, luego de la sanción CIBanco adquirió Vanguardia Casa de Bolsa en noviembre de 2011. La operación fue anunciada públicamente por la CNBV, y los accionistas de Vanguardia aprobaron el cambio de nombre a CI Casa de Bolsa en una asamblea extraordinaria de diciembre de 2011.
La casa de bolsa fue reestructurada bajo la dirección de Jaime González Remis, quien, según Expansión, cuenta con una amplia experiencia en el sector financiero, habiendo trabajado anteriormente en IXE Grupo Financiero y Banca Serfin.
En un comunicado oficial, CIBanco afirmó que la adquisición de Vanguardia fortalecería su portafolio de productos y permitiría integrar nuevas opciones de inversión para sus clientes.
De acuerdo con información de la CNBV publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en octubre de 2012, el cambio a CI Casa de Bolsa también vino acompañado de un compromiso por parte de los nuevos directivos de resolver las deficiencias detectadas en la institución durante la gestión de Vanguardia.
Conexiones empresariales de Vanguardia
La periodista Anabel Hernández indicó que Vanguardia Casa de Bolsa contaba con un destacado grupo de socios y accionistas que incluían a Ernesto Peralta Cánovas, sobrino del empresario Carlos Peralta Quintero.
En 2021, ambos empresarios fueron mencionados en los Pandora Papers, una filtración de documentos que expuso cómo diversas personalidades utilizaron paraísos fiscales para ocultar activos.
Carlos Peralta, empresario destacado por su vinculación con el sector de telecomunicaciones, agricultura y construcción, es propietario de IUSA, una empresa que, según el semanario Proceso, estuvo vinculada en contratos millonarios durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Los Pandora Papers revelan que tanto Ernesto Peralta como su tío, Carlos Peralta, constituyeron diversas empresas en paraísos fiscales, como las Islas Vírgenes Británicas y Liechtenstein. La figura de este polémico empresario también ha sido vinculada con el poder político en México, siendo cercano a Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Los otros métodos de lavado del Cártel de Sinaloa
El testimonio de Juan Carlos Sandoval, agente encubierto de la DEA, revela también las distintas formas en que el Cártel de Sinaloa movía sus recursos ilícitos en la década pasada.
- Depósitos fraccionados en cuentas personales: Para evitar alertas, el cártel contrataba a personas en la frontera, incluyendo estudiantes, para abrir cuentas personales en bancos estadounidenses. Estos “reclutas” realizaban depósitos fraccionados en montos menores a los límites de reporte obligatorio, aprovechando que, según Sandoval, muchos de estos reportes no eran revisados por las autoridades bancarias.
- Transporte y empaquetado profesional del efectivo: Sandoval describe cómo el cártel empaquetaba grandes sumas de efectivo de manera profesional y utilizaba tráileres, aviones privados y transportistas contratados para mover el dinero en efectivo desde los puntos de origen hasta los bancos y casas de cambio.
- Infiltración en casas de cambio en Sinaloa: Según Sandoval, las casas de cambio en Sinaloa y en otros puntos estratégicos eran operadas por brokers que, bajo comisiones variables, facilitaban el movimiento de efectivo entre ciudades y cuentas bancarias, evitando controles y fiscalización.
- Uso de instituciones financieras reguladas: Además de las casas de cambio, el cártel utilizaba instituciones como Vanguardia Casa de Bolsa, que bajo la permisividad de los sistemas de control y auditoría, realizaba operaciones de lavado de dinero. Estas instituciones, al no detectar patrones de operaciones sospechosas o reportes de calidad, permitían la inclusión de grandes sumas de dinero en efectivo sin levantar alertas.
- Falta de seguimiento a reportes de actividades sospechosas (SAR): Sandoval señala que, aunque los bancos estaban obligados a generar estos reportes de actividades inusuales, los miles de SAR acumulados no eran investigados a fondo, permitiendo que el dinero ilícito fluyera casi sin obstáculos en el sistema financiero de México y Estados Unidos.