De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés puede entenderse como un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil.

Todos tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos. Sin embargo, cuando éste se acumula nos resulta difícil relajarnos y concentrarnos, pero si se cronifica puede generar problemas de salud física o exacerbar problemas de salud mental, que sin duda afectan el desempeño educativo, laboral o familiar.

Lo que muchos no saben es que una hormona esteroidea, el cortisol u “hormona del estrés” como también se le conoce es la protagonista en la mayoría de los procesos fisiológicos que hacen que el cuerpo funcione, pero últimamente, la gente y los especialistas la culpan de todos los desequilibrios que sufre el organismo como el aumento de peso, el agotamiento, la ansiedad, los dolores de cabeza y más situaciones.

El cortisol es secretado por las glándulas suprarrenales situadas encima de los riñones y se encuentra en casi todos los tejidos del cuerpo, prácticamente controla todo, desde el metabolismo hasta el sueño, pasando por la función inmunitaria y la inflamación, mantiene el equilibrio de líquidos y electrolitos, además de responder a las amenazas percibidas.

Por supuesto que puede existir un exceso o una carencia de la misma. Cuando se tiene demasiada puede desarrollar síndrome de Cushing, caracterizado por el aumento de peso, debilidad, problemas de azúcar en sangre y hematomas; en caso contrario, puede causar enfermedad de Addison, que causa fatiga aplastante, mareos, oscurecimiento de la piel, pérdida de apetito y otros síntomas; pero en ambos casos se trata de situaciones extraordinarias.

El eje hipotálamo-hipófisis-adrenal es el que libera a la hormona por las mañanas para activar el cuerpo en el día, y disminuirla en la noche para preparar el cuerpo para el sueño; se encarga de incrementar drásticamente los niveles para activar el sistema en modo “lucha o huida”, permitiendo al cuerpo responder rápidamente ante una amenaza.

Un exceso prolongado de cortisol se asocia con varios problemas de salud, incluyendo aumento de peso, hipertensión, trastornos del sueño, debilidad del sistema inmunológico, y problemas digestivos. Además, de afectar el estado de ánimo y contribuir a la ansiedad y la depresión.

Por supuesto que el estrés es malo, eso es algo que está demostrado, por ello se sugiere realizar las siguientes acciones que pueden tratar o incluso prevenir una serie de enfermedades:

• Realizar ejercicio regularmente.
• Tener una rutina diaria.
• Llevar una dieta saludable.
• Dormir bien y suficiente.
• Hablar de la situación y procurar el contacto con otros.
• Reducir el tiempo dedicado a gadgets.