La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa causada por parásitos del género Leishmania, que se transmiten a los humanos a través de la picadura de un mosquito conocido como flebótomo o mosca de arena.
Esta es una enfermedad que puede afectar no solo a los humanos, sino también a los animales. En algunos casos, los animales pueden ser portadores del parásito y transmitirlo a los humanos a través de la picadura de un mosquito infectado. Los perros son los animales más comunes que pueden ser infectados con leishmaniasis, y pueden presentar síntomas como pérdida de peso, anemia y úlceras en la piel.
En algunos países, la leishmaniasis es considerada una enfermedad tropical desatendida, lo que significa que no recibe suficiente atención ni fondos para su prevención y tratamiento. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado iniciativas para combatir la leishmaniasis y otras enfermedades tropicales desatendidas.
Estas iniciativas incluyen la distribución de medicamentos antiparasitarios, la capacitación de personal de salud y la implementación de programas de control de mosquitos.
Tan pequeños, pero mortales para el ser humano
Estos mosquitos son pequeños, con una longitud máxima de 3 mm, y tienen una forma encorvada. Suelen volar a baja altura, generalmente a la altura de los tobillos, y al picar, chupan la sangre y pueden transmitir la leishmaniasis si están infectados.
Existen varios tipos de mosquitos que pueden transmitir enfermedades, entre ellos:
- Flebótomos o moscas de arena (género Phlebotomus).
- Mosquitos del género Aedes (transmiten la fiebre amarilla y el dengue).
- Mosquitos del género Anopheles (transmiten la malaria).
- Mosquitos del género Culex (transmiten la encefalitis y el virus del Nilo Occidental).
La leishmaniasis puede manifestarse de diferentes formas, dependiendo del tipo de parásito que se haya contraído. Existen tres formas principales: leishmaniasis cutánea, leishmaniasis mucocutánea y leishmaniasis visceral (kala-azar).
¿Qué le puede hacer a mi cuerpo?
La leishmaniasis cutánea es la forma más común y afecta la piel. Los síntomas incluyen la aparición de llagas o úlceras en la piel, que pueden ser indoloras o dolorosas. Las llagas pueden aparecer semanas o meses después de la picadura del flebótomo y pueden dejar cicatrices permanentes.
Por su parte, la leishmaniasis mucocutánea afecta tanto la piel como las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta. Los síntomas incluyen llagas en la piel similares a las de la leishmaniasis cutánea, destrucción de las membranas mucosas, lo que puede causar deformidades en la nariz y la boca, y dificultad para respirar y tragar en casos graves.
Y, finalmente, la leishmaniasis visceral (kala-azar) es la forma más grave y afecta órganos internos como el hígado, el bazo y la médula ósea. Los síntomas incluyen fiebre prolongada, pérdida de peso, agrandamiento del hígado y el bazo, anemia y debilidad general.
Es importante buscar atención médica lo antes posible si se sospecha que se puede tener leishmaniasis, para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados. El tratamiento puede incluir medicamentos antiparasitarios y, en casos graves, hospitalización.
Las partes más propensas a ser “picadas”
La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa transmitida por el mosquito flebótomo, que puede causar serios problemas de salud si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Para protegerte de esta enfermedad, es importante conocer cómo actúa el mosquito y seguir algunas recomendaciones simples.
El mosquito flebótomo suele picar en áreas expuestas del cuerpo, como la cara, las orejas y las extremidades, y puede causar una pequeña lesión dérmica en el lugar de la picadura. Sin embargo, hay formas de evitar ser picado y reducir el riesgo de contraer la leishmaniasis.
- Cara.
- Orejas.
- Extremidades (piernas y brazos).
- Cuello.
- Manos.
Una de las medidas más efectivas es el uso de repelente de insectos. Aplicar repelente en las áreas expuestas de la piel y en la ropa puede disuadir a los mosquitos de acercarse. Busca productos que contengan DEET, picaridina o aceite de eucalipto limón, que son los más efectivos.
Otra forma de protegerte es vistiendo ropa protectora. Usa camisas de manga larga, pantalones largos y calcetines, especialmente al amanecer y al atardecer, cuando los mosquitos flebótomos son más activos. También es importante instalar mosquiteros tratados con insecticida en las ventanas y puertas, y duerme bajo un mosquitero tratado si estás en una zona de riesgo.
Además, trata de evitar áreas infestadas de mosquitos, como bosques y zonas rurales sin protección adecuada. Y no olvides mantener el entorno limpio, eliminando la basura y los desechos orgánicos alrededor de tu hogar, ya que pueden atraer a los mosquitos.