La operación Cóndor y el impuesto al narco; así fueron los orígenes del Cártel de Sinaloa

La “guerra” contra las drogas inició hace más de 50 años, cuando el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon, ordenó cerrar la frontera para revisar cada vehículo que pretendía cruzar desde México y que podría ocultar marihuana y heroína: lo llamaron ‘Operativo Intercepción’. Seis años más tarde helicópteros del Ejército Mexicano aterrizaron en las montañas de Chihuahua, Sinaloa y Durango. Eran los tiempos de la ‘Operación Cóndor’, de Pedro Avilés Pérez, del presidente Luis Echeverría y de los orígenes criminales de Ismael El Mayo Zambada y del Cártel de Sinaloa.

Cuando el gobierno de Luis Echeverría inició la ‘Operación Cóndor’ El Mayo Zambada tendría entre 25 y 26 años (si es cierta la fecha de su nacimiento 1949); sin embargo, pese a su corta edad ya traficaba importantes cantidades de heroína a Estados Unidos, esto con la ayuda del esposo de su hermana Modesta: Antonio Cruz Vázquez.

La ‘Operación Cóndor’ tenía como objetivo la destrucción de los sembradíos de marihuana y amapola en la zona que años después se conocería como “el triángulo dorado” del narcotráfico. Sin embargo, la corrupción envolvió a la estrategia del gobierno de Luis Echeverría y terminó creando los primeros pactos entre grupos criminales y autoridades, dando paso a la formación de los primeros cárteles de la droga.

La operación cóndor se vendió como el inició de la “guerra contra las drogas”, sin embargo, en la autobiografía del comandante de la Policía Judicial Federal, Luis Huaracha López, se narra que Miguel Nazar Haro (jefe de la DFS) y el comandante Rafael Chao López, le insistieron para que se reuniera con tres agricultores de la sierra: Pedro Avilés ‘El León de la Sierra’, Eduardo Fernández Juárez ‘Don Lalo’ y Ernesto Fonseca Carrillo ‘Don Neto’.

El narco se favoreció de la ‘Operación Cóndor’ a cambio de un “impuesto” que cada sembrador de marihuana y amapola tenía que entregar al Gobierno.

Uno de los capos que acudía con religiosidad a entregar su “impuesto” a las oficinas de la DFS en Culiacán, Sinaloa, era un joven de entre 25 y 30 años -quizá ya con su sombrero- a quien la fuente de Anabel Hernández reconoció como El Mayo Zambada.

El Traidor es otro de los trabajos de la periodista, en él recoge los testimonios de dos de los hombres más cercanos a El Mayo Zambada: Vicente Zambada Niebla (su hijo) y Fernando Gaxiola (abogado de Vicente); entre sus páginas relata como inició la vida criminal del llamado ‘Señor del Sombrero’ y como dio origen al Cártel de Sinaloa.

La investigación de Anabel Hernández refiere que El Mayo Zambada traficaba heroína desde la década de 1960 (antes de cumplir 20 años) y lo siguió haciendo después de la detención de Antonio Cruz en 1978. Se quedó en Los Ángeles, California, vendiendo marihuana y heroína -según la narración de Gaxiola-. “Ahí, dice Anabel Hernández, es donde realmente nació el Cártel de Sinaloa”.

El éxito criminal de El Mayo Zambada -el hombre que nunca ha pisado la cárcel- se basó en invertir el dinero del narcotráfico en negocios legales: ganadería y compra de terrenos fueron sus primeros negocios utilizados para lavar el dinero sucio del crimen organizado, para lo cual involucró a su familia, hijos, hermanas y hermanos se convirtieron en prestanombres, empresarios y millonarios en pocos años.

El Mayo Zambada ya era un capo importante (por su cuenta) cuando el Gobierno de Estados Unidos (1985) acusó a Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero por el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena; sólo los dos últimos fueron a la cárcel de inmediato; el primero, “El jefe de jefes”, lideró hasta 1989 al Cártel de Guadalajara, a su caída, sus exsocios se organizaron para crear el Cártel de Sinaloa o del Pacífico, con varios nombres a la cabeza: Joaquín el Chapo Guzmán, Héctor El Güero Palma y Juan José Esparragoza Moreno, aunque para algunos el jefe siempre fue Ismael El Mayo Zambada.