Para los amantes de los tacos en los puestos callejeros, no hay duda: el refresco en botella de vidrio siempre será superior al de plástico o lata. La cuestión que surge es si realmente hay una diferencia significativa en el sabor de la bebida, o si esta percepción es solo una cuestión de tradición.
Las gaseosas nacieron en Estados Unidos en el siglo XIX y se popularizaron en México a principios del siglo XX, inicialmente servidas en las famosas fuentes de sodas. Con el tiempo, comenzaron a empacarse en botellas de vidrio, y muchos paladares se acostumbraron a este formato, pese a la llegada posterior de envases de plástico y lata.
La química de los alimentos y miembro del Instituto de Tecnólogos de los Alimentos, Sara Risch, corrobora esta percepción. En un artículo de Popular Science, menciona que, aunque la fórmula es la misma, el tipo de envase puede influir en el sabor de la bebida debido a interacciones químicas.
En el caso del plástico, Risch explica que el acetaldehído presente en las botellas puede transferirse al refresco en pequeñas cantidades, alterando su sabor. Incluso la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) regula estos contactos químicos. Además, el plástico es más permeable al CO2 que el vidrio o el aluminio, lo que significa que la efervescencia del refresco se pierde más rápidamente.
Por otro lado, las latas de aluminio están revestidas con un polímero que puede contener BPA o Bisfenol A, evitando el contacto directo del refresco con el metal. Sin embargo, este polímero puede absorber pequeñas cantidades del sabor soluble de la bebida. Rick Sachleben, químico citado en un artículo de Business Insider, señala que aunque esto tiene poco efecto en el sabor, la percepción metálica podría deberse a la sensibilidad de la lengua al contacto directo con la lata.
El vidrio, en cambio, es el material más inerte y por ende, el mejor para conservar el sabor original del refresco. No obstante, factores como la exposición a la luz y el tiempo que pasan las botellas en las estanterías pueden afectar sus características.
¿Qué hay de la Coca-Cola?
Durante mucho tiempo, ha existido una creencia popular que señala que la Coca-Cola sabe mejor en botella de vidrio. Este argumento se basa en la naturaleza inerte del vidrio, que no altera el sabor original de la bebida. En contraste, se especula que las latas y los envases de plástico podrían transferir químicos al refresco, afectando su sabor.
Las empresas como Coca-Cola aseguran que la bebida sabe igual sin importar el envase, argumentando que la receta, los ingredientes y el proceso de fabricación son siempre los mismos. Según su sitio web, “su percepción del gusto puede verse influenciada por muchas cosas, como qué tan fría está la Coca‑Cola o si la bebe directamente de la lata o la vierte en un vaso”. Sin embargo, numerosos consumidores defienden que el sabor cambia según el envase.
El Ingeniero en Alimentos Rafa Carbajal ofrece una explicación técnica sobre este fenómeno. Según Carbajal, el material del envase puede influir en el sabor de la Coca-Cola. Afirma que las botellas de plástico tienen un recubrimiento que, con el tiempo, puede liberar compuestos al refresco, alterando su sabor. Este hecho justifica la existencia de una fecha de caducidad, no solo por el refresco, sino también por el deterioro del envase plástico.
En contraposición, las botellas de vidrio no presentan este problema. El vidrio es un material completamente inerte, lo que significa que no transmite sabores ni aromas, además de impedir el paso de gases y líquidos. Esto permite que la bebida se conserve en su estado original y mantenga su sabor auténtico por más tiempo.
En última instancia, la preferencia por el tipo de envase en el que se consume Coca-Cola es una cuestión personal. La información científica sugiere que el vidrio podría ofrecer una experiencia de sabor más pura. Sin embargo, la elección final depende de cada consumidor y de sus preferencias individuales.