Así fue como un antojo de quesadillas y un día feriado permitieron la detención de “El Chori”, líder de La Unión Tepito

Lo que parecía ser un día feliz en familia más tarde terminaría en tragedia… al menos para Eduardo Ramírez Tiburcio, alias “El Chori” y líder del cártel de La Unión Tepito, quien el lunes abandonó la lista de “los más buscados” de la Ciudad de México luego de que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) lograran su mediática detención.

Eduardo, por quien las autoridades capitalinas llegaron a ofrecer hasta cinco millones de pesos por datos que llevaran a su captura, fue aprehendido el lunes 18 de marzo tras meses de investigación de parte de un grupo especial que le siguió la pista de cerca.

La detención se realizó cuando “El Chori”, su esposa Emily Getzeman y su hijo Ali se trasladaban a bordo de una camioneta Jeep blanca a la zona del Ajusco para comer unas quesadillas.

De acuerdo con revelaciones del periodista Carlos Jiménez, hace meses un grupo especial realizó un seguimiento a Emily, esposa del criminal, quien se movía a bordo del vehículo antes mencionado, al que comenzaron a hacerle un seguimiento.

Los agentes siguieron a Emily hasta la zona de Polanco a la que acudió hace unas semanas para ir a una tienda para mascotas y luego regresó a su casa en Jardines de San Mateo, en el municipio de Naucalpan, Estado de México, donde se escondían.

Para los primeros días de marzo el seguimiento a la Jeep continuó. Salían de su casa para viajar hacia la ciudad y reunirse con algunos de sus cómplices en la alcaldía Iztapalapa, Venustiano Carranza, Cuauhtémoc y la Gustavo A. Madero, a donde siempre iba escoltado.

Posteriormente el grupo de inteligencia descubrió que “El Chori” estaba en la colonia Agrícola Pantitlán, en Iztacalco, a bordo de la misma camioneta; luego regresó a su casa en Naucalpan.

Fue hasta la tarde del lunes que “El Chori”, aprovechando el fin de semana largo, invitó a su esposa e hijo a comer quesadillas en la zona alta del Ajusco. Por ser un día feriado éste le dio el descanso a sus escoltas, pero fue justo este momento de oro el que las autoridades aprovecharon para hacer la detención del delincuente más buscado en la ciudad, sin siquiera efectuar un solo disparo.

Al momento de la detención, “El Chori” intentó apantallar a los agentes diciéndoles que lo estaban confundiendo y que él era Manuel Córdoba, sin embargo, sus tatuajes lo delataron. Más tarde, al hacer un análisis de señas particulares, se confirmó que se trataba del mismo criminal. Junto a él, Emily Getzemani también fue arrestada.

Ramírez Tiburcio había intentado evitar su arresto mediante cambios de apariencia y el uso de un nombre falso, Juan Manuel Bernal. Durante su detención se incautaron un arma larga, 18 cartuchos útiles, dos cargadores, 139 bolsas pequeñas que contenían una sustancia sólida con las características de la cocaína, una bolsa de plástico con 500 gramos de una sustancia sólida parecida al cristal, así como dinero en efectivo.

“El Chori” es señalado de ser el responsable de una amplia gama de actividades ilícitas que incluyen el narcomenudeo, asesinatos, secuestros y extorsiones.

Ejercía un control significativo sobre la distribución de drogas en varias alcaldías de la ciudad y se le vincula con prácticas de extorsión, especialmente dirigidas a comerciantes del Centro Histórico.

Este líder criminal destacaba por su habilidad para reclutar jóvenes en situaciones vulnerables, contribuyendo a la perpetuación de las actividades ilícitas y asegurando la continuidad operativa de su cártel.

Previo a su más reciente captura, Eduardo “N” había sido ingresado en el Sistema Penitenciario de la Ciudad de México por delitos de robo y tentativa de robo en 1998 y 2002, respectivamente. Además, contaba con una orden de aprehensión por el delito de homicidio calificado. La inteligencia indicaba que se movía entre los estados de Morelos y el Estado de México para evadir a las autoridades.