El paracetamol, conocido también como acetaminofén, es un medicamento ampliamente utilizado en todo el mundo para reducir la fiebre y aliviar el dolor de leve a moderado, como dolores de cabeza, musculares, artritis, de muelas y resfriados. No posee propiedades antiinflamatorias significativas, lo que lo diferencia de otros analgésicos como el ibuprofeno.
La historia del paracetamol se remonta a 1877, cuando fue utilizado por primera vez para reducir la fiebre en pacientes. Sin embargo, no fue hasta 1955 cuando se comenzó a comercializar ampliamente bajo el nombre de Tylenol en los Estados Unidos y Panadol en otros lugares del mundo.
Su popularidad y uso se incrementaron considerablemente debido a su eficacia como analgésico y antipirético, junto con un perfil de seguridad que lo hacía adecuado para casi todos los grupos de edad, incluidos los bebés, siempre que se respeten las dosis recomendadas.
A lo largo de los años, el paracetamol se ha convertido en uno de los medicamentos de venta libre más accesibles y utilizados. Esto se debe en parte a su capacidad para proporcionar alivio sintomático sin los efectos secundarios gastrointestinales asociados a los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno y la aspirina.
¿Qué pasa si lo consumo en exceso?
Pese a las maravillas de este medicamento, el consumo excesivo de paracetamol puede llevar a varias complicaciones graves, principalmente relacionadas con la toxicidad hepática. El hígado es el órgano encargado de metabolizar el paracetamol, y una sobredosis puede sobrecargar su capacidad, resultando en daño hepático.
Los riesgos asociados al consumo excesivo incluyen:
- Daño hepático agudo: La ingesta de una dosis muy elevada de paracetamol en un corto periodo de tiempo puede causar una lesión hepática aguda, la cual puede ser potencialmente mortal si no se trata de manera inmediata y adecuada.
- Insuficiencia hepática fulminante: En casos graves, el daño puede progresar rápidamente hacia una insuficiencia hepática fulminante, situación que puede requerir un trasplante de hígado para salvar la vida del paciente.
- Toxicidad renal: Aunque menos común, el consumo excesivo de paracetamol también puede afectar la función renal, provocando daño renal.
- Alteraciones en los niveles de azúcar en sangre: Se ha observado que la sobredosis de paracetamol puede alterar los niveles de glucosa en sangre, lo cual es particularmente riesgoso para personas con diabetes.
Para evitar estos riesgos, es fundamental adherirse a las dosis recomendadas indicadas en el empaque del medicamento o prescritas por un profesional de la salud.
La dosis máxima recomendada para adultos es generalmente de 4,000 mg en un periodo de 24 horas, pero puede ser menor en ciertos individuos, como aquellos con condiciones hepáticas preexistentes, un consumo habitual de alcohol o niños menores. En caso de ingesta accidental de una dosis excesiva, es crucial buscar atención médica inmediata para recibir el tratamiento adecuado.
El paracetamol puede tomarse según lo indique un médico. En general, para el dolor agudo en adultos sin condiciones de salud preexistentes, el uso continuo de paracetamol no debería exceder los 10 días. En el caso de la fiebre, el uso no debería prolongarse por más de 3 días sin consulta médica.