La medicina actual ha tenido progresos indiscutibles: se han erradicado algunas enfermedades, se ha logrado establecer el tratamiento de otras que antes se consideraban incurables, se ha podido mantener la salud y controlar padecimientos crónicos, así como mejorar la calidad de vida de miles, millones de seres humanos.
La tecnología en el diagnóstico y tratamiento ha contribuido a incrementar el promedio y la esperanza de vida al nacer, la medicina preventiva y la mortalidad. Sin embargo, el cáncer, es una asignatura pendiente de resolver.
Inconvenientes
La gente a menudo compara la búsqueda de una cura para el cáncer con encontrar la cura para enfermedades infecciosas, lo que no saben es que las bacterias y los virus son completamente diferentes a nosotros, es decir, es más fácil encontrar un medicamento que los ataque y no a nuestras propias células. Con el cáncer, es casi a encontrar algo igual a nuestras propias células.
Otro inconveniente que los especialistas se topan cuando diseñan un tratamiento es que el cáncer se genera a partir de células sanas del cuerpo, de este hecho se deduce que las células tumorales siguen siendo similares a las células sanas salvo por las mutaciones que han adquirido.
Los tratamientos más clásicos difícilmente pueden discernir entre una célula tumoral y una célula sana, el principal motivo por el cual se producen efectos secundarios que comprometen la calidad de vida del paciente. No es solo que el cáncer sea complicado por su diversidad, sino que también tiene la capacidad de adaptarse y evolucionar; las células cancerosas pueden ser muy diferentes entre sí, un medicamento podría funcionar en una parte del tumor, pero no en otra.
Metástasis
Cuanto antes se detecte un cáncer, mejor. Los avances en las técnicas de diagnóstico y cribado permiten detectar con más facilidad cánceres tempranos que se puedan operar, aún así, si se detectan en etapas avanzadas, se corre el riesgo de que haya células tumorales diseminadas por la sangre y en órganos distantes.
La formación de metástasis no es un proceso del todo inmediato, cuando una célula tumoral coloniza un nuevo órgano entra en estado de latencia o durmiente, no prolifera, pero sigue viva, fenómeno que las células tumorales realizan para evitar su destrucción por parte del sistema inmunitario, meses o incluso años, se reactivan para generar los tumores metastáticos.
Tanto las células tumorales circulantes como las latentes son prácticamente imposibles de detectar mediante las técnicas de diagnóstico clínico habituales, lo que se denomina enfermedad mínima residual, en otras palabras, son restos de cáncer que quedan en el cuerpo que pasan desapercibidos debido a su baja proliferación y a su capacidad de escapar del sistema inmunitario, son muy difíciles de destruir mediante los tratamientos actuales y sólo se puede actuar una vez que se reactivaron.
En resumen, ojalá que los grandes adelantos científicos y tecnológicos permitan una medicina más eficiente y capaz; la cura contra el cáncer será un salto gigantesco para la humanidad.