Las enfermedades respiratorias suelen propagarse con mayor facilidad desde enero a marzo, debidos a los virus estacionales y las bajas temperaturas. Entre los principales agentes que ocasionan estos padecimientos son el COVID-19, influenza, y el sincicial respiratorio, como advirtió el Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los contagios han aumentado en esta época del año, aunque los niveles se mantienen por debajo de los registros del años pasado. El PUIREE anticipó un repunte en la frecuencia de infecciones, pero las cifras se mantienen por debajo de los indicadores de alarma. Por otra parte, se recomienda a las personas de la tercera edad y los niños seguir con los esquemas de vacunación para prevenir enfermedades.
Una de las medidas que se han adoptado para evitar los contagios es usar el cubrebocas en espacios cerrados. Con la estrategia se espera mitigar la velocidad de los contagios debido a la capacidad de atrapa las partículas del exterior y mantenerlas alejadas de las vías respiratorias. Sin embargo, algunas mascarillas son más efectivas que otras.
¿Por qué los cubrebocas previenen los contagios de COVID-19?
El uso del cubrebocas , además de las medidas de distanciamiento social, desempeña un papel fundamental en la mitigación de la propagación de COVID-19. Los resultados muestran las mascarillas con al menos una efectividad media y una cobertura del 80% pueden lograr reducir el el número reproductivo efectivo (Re) por debajo de 1. Estos resultados recalcan la importancia de su uso junto a las medidas de prevención si se carece de una vacunación generalizada, de acuerdo con un estudio publicado en Sage Journals.
Las mascarillas de mayor calidad como los N95 y KN95 son efectivos, aunque los estudios presentan un considerable rango de resultados y limitaciones en su diseño. Es importante señalar que el 95% de los estudios se llevó a cabo antes de la variante Omicron, lo que plantea dudas sobre la aplicabilidad de las conclusiones frente a variantes altamente transmisibles.
Las investigaciones observacionales constituyeron la mayoría (95%) de las pruebas examinadas, con un alto riesgo de sesgo (ROB) en al menos una categoría. Los ensayos controlados aleatorios (ECA) fueron escasos y también presentaron un alto ROB. Las discrepancias entre los resultados de los ECA y estudios observacionales indican una reducción de la transmisión que varía del 12% al 92%, aunque estos datos deben interpretarse con precaución debido a la heterogeneidad en la medida del cumplimiento del uso de los cubrebocas y la diversidad de los diseños de estudio, de acuerdo con una investigación publicada en en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society.
Porcentaje de efectividad del cubrebocas KN95, quirúrgico y de tela
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Salud Pública de Canadá aconsejan utilizar mascarillas quirúrgicas en el tratamiento de pacientes con COVID-19, mientras que se recomienda el uso de mascarillas N95 durante la realización de procedimientos generadores de aerosoles (AGP) en el ámbito sanitario. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) también prescriben las mascarillas N95 para el personal médico que no está involucrado en AGPs. de acuerdo a un estudio publicado en Elsevier.
Las mascarillas N95 han demostrado ser superiores en eficiencia de filtración de partículas (PFE) en pruebas de laboratorio. La efectividad de las N95 puede alcanzar hasta el 98.15% en pruebas con cloruro de sodio (NaCl), comparando con una media de entre 54.72% y 88.40% para las quirúrgicas. Hay que considerar que la eficacia de filtración puede variar ampliamente entre diferentes marcas y condiciones de prueba, motivo por el cual los resultados deben interpretarse con precaución. Además, para conseguir la máxima protección de las mascarillas, se debe garantizar un sello adecuado, ya que las fugas pueden disminuir considerablemente la diferencia en eficacia entre los diferentes tipos.
La efectividad de las mascarillas de tela se mantienen por debajo de los dos primeros tipos anteriores. Las que tienen tela multiplicada son las mejores opciones del mercado, pues son capaces de bloquear entre el 50 al 70% de las pequeñas gotas y partículas exhaladas, de acuerdo con un estudio publicado en la revista JAMA Network. Este porcentaje lo convierte un un cubrebocas recomendado solo para la población en general.
En definitiva, los cubrebocas N95 y KN95 son lo que registran un mayor porcentaje de efectividad contra la propagación de COVID-19. El uso constante de mascarillas cerradas reduce las probabilidades de infección, de acuerdo con un estudio publicado en la página de los CDC. Esta información respalda estudios previos que indican la eficacia de estos productos en la filtración de virus.
Dentro del estudio, uno de los aspectos destacables es que no solo se considera la protección para el portador de la mascarilla sino también el control de la fuente de infección, sugiriendo beneficios adicionales en la prevención del contagio. La eficacia del uso de mascarillas y respiradores N95/KN95 en la disminución del riesgo de infectarse, incluso en presencia de individuos contagiados, refuerza las pautas de salud pública implementadas a nivel global durante la pandemia.