El pasado domingo 23 de abril, tras algunos rumores, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó, por medio de su cuenta de Twitter, que se había contagiado por tercera ocasión de COVID-19.
El presidente dijo, en una publicación de esa red social, que estaba contagiado y que su corazón se encontraba al cien, sin embargo, algo que llamó la atención de medios de comunicación y seguidores del presidente fue la manera en la que comunicó la noticia, pues no utilizó una redacción muy común en él.
“Ni modo, amigas y amigos: salí positivo a COVID-19. No es grave. Mi corazón está al 100 y como tuve que suspender la gira, estoy en la Ciudad de México y de lejitos festejo los 16 años de Jesús Ernesto. Me guardaré unos días. Adán Augusto López Hernández encabezará las mañaneras.…”, fue el mensaje que escribió AMLO, en su Twitter.
El mandatario se encontraba de gira en el sureste de país para supervisar la construcción del Tren Maya y regresó el mismo domingo a la Ciudad de México para aislarse.
El mismo domingo, medios locales de Yucatán habían informado que AMLO se había desmayado por la mañana en la Base Aérea Militar número 8 de Mérida y que esto se había debido a un infarto. En su tuit, el mandatario nacional negó haber sufrido algún padecimiento cardiaco y corroboró que ya se encontraba en la CDMX.
Cabe señalar que antes de esto, medios habían contactado al vocero de la presidencia Jesús Ramírez Cuevas para preguntar sobre si los rumores del supuesto infarto eran ciertos, algo que Ramírez Cuevas descartó, y también dijo que AMLO seguía en su gira el sureste del país. Minutos después, AMLO lo desmintió con el tuit publicado.
Tras esto, este martes, varios columnistas y articulistas de diversos medios hablaron sobre el tema de la salud de AMLO.
Uno de ellos fue Carlos Loret de Mola, quien en su columna titulada Historia de Reportero, dijo que el domingo por la mañana, mientras desayunaba, AMLO se sintió mal, por lo que canceló su gira por Yucatán y pidió abordar el primer vuelo que lo llevara de regreso a la Ciudad de México. Tras esto, señala el periodista en su texto, el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas señaló que la gira no se había suspendido y que el mandatario seguía normalmente sus actividades en Mérida.
Loret de Mola se pregunta por qué siempre tienen que mentir cuando se trata de la salud del mandatario. “No me queda claro si quieren desviar la atención, tratar de presentarlo como un líder indestructible, servir la mesa para la victimización que le dé algún beneficio político y/o intentar aparentar que el presidente es un ciudadano más, un mexicano común y corriente sin privilegios”, señala.
Explica que México lleva muchos años peleando por transparentar la salud de los presidentes, y lejos de mejorar, la actual administración ha puesto las cosas en el peor de los mundos, pues, dijo, ya no solo se esconde o se miente, sino que abiertamente se manipula, y pone como ejemplo enero del 2022, cuando se informó sobre el segundo contagio de AMLO de COVID-19.
Recordó que tres días después el presidente tuvo que aceptar que se practicó un cateterismo rutinario, sin embargo, la realidad era otra. “Desde más de una semana antes lo habían tenido que trasladar de emergencia en un avión oficial para recibir atención médica urgente; habían instalado una unidad de terapia intensiva en su oficina-casa de Palacio Nacional y le diagnosticaron varios padecimientos graves. Esto que sucedió en enero, se supo hasta septiembre por una revelación de la plataforma Latinus gracias al hackeo del grupo Guacamaya a los correos electrónicos del Ejército. Fue entonces que el gobierno lo aceptó y trató de manipular a la opinión pública con ello”.
“¿Por qué no sencillamente dicen la verdad, y ya?”, señala Loret de Mola.
Otro de los periodistas que tocaron el tema fue Enrique Quintana, en su columna Coordenadas, publicada en el medio El Financiero. En su texto, titulado La salud presidencial, el periodista señala que deberían ser muchas las lecciones obtenidas el pasado domingo, cuando AMLO dio a conocer que tenía COVID-19.
Estas lecciones deberían ser para el gobierno, pero también para la sociedad, dice. Resume estas lecciones, y menciona que la primera de ellas tiene que ver con la credibilidad.
Recordó que AMLO reportó su primer contagio en enero de 2021, y en ese momento no se dudó que estuviera afectado por la enfermedad debido a su frecuente contacto con la gente en giras y viajes, así como su negativa a utilizar cubrebocas.
En enero de 2022, recuerda, se reportó el segundo contagio de AMLO. En ese tampoco hubo dudas. Sin embargo, con este tercer contagio, surgieron algunas dudas por diversas razones. Entre estas están las versiones de un supuesto desmayo; el estilo de redacción poco usual en Twitter en el que notificó su contagio, así como el hecho de que, a diferencia de la última vez que se contagió del virus, no hubo un mensaje grabado en video del mandatario.
En segundo lugar, menciona la polarización, pues, dice, las expresiones que se captaron en redes sociales y en conversaciones en el mundo digital a propósito de la salud presidencial muestran la enorme polarización que hay.
Señala que algunos se mostraron seriamente preocupados por AMLO, mientras que otros, despreocupados, no dudaron que en realidad sea un padecimiento leve que lo obligue a confinarse unos días para evitar contagios. Por otro lado, señala a unos más, sobre todo críticos del gobierno, que mandaron buenos deseos de recuperación, de manera secamente cortés y fingida. Otros más no dijeron nada, e incluso, otros se alegraron de la enfermedad de AMLO, esperando que el padecimiento fuera grave.
Otro de los periodistas que tocó el tema fue Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente personal. En el texto titulado Tiene covid... e infarto, señala que el gobierno no mintió cuando dijo que AMLO tenía COVID-19 por tercera ocasión, pero, lo que sí se ocultó, fue que el virus le produjo un infarto. Informa que, hasta ayer por la noche, no se tenía muy claro el cómo se iba a informar hoy por la mañana esta información, ni tampoco si aceptarían que el mandatario había tenido una afección cardiaca seria, pero que lo mantenía fuera de peligro por ahora.
También señala en su texto que las preguntas realizadas por la prensa en la mañanera del lunes, provocó una reunión urgente, para saber cómo abordar el tema. A la reunión se presentaron los responsables de seguridad, economía y salud. Señala que la presidencia no deja una semana sin tener una crisis, que se agudiza porque no se sabe cómo enfrentar una crisis, y a esto se le añade que cuando no está AMLO en los controles, se potencia el caos y el gobierno se vuelve un desastre.
Señala que eso es lo que sucede con la salud del mandatario, donde ni su vocero ni el secretario de gobernación tuvieron las “luces para atajar los errores cometidos la víspera y administrar el difícil momento por el que atraviesa el gobierno”.
También señala el tema de la redacción en el tuit publicado en la red social del presidente. “¿Por qué tenía que hablar del corazón en un tema de coronavirus? Quien lo escribió quizás estaba alterado por la conmoción y el miedo, olvidando que pudo haber utilizado la redacción de las dos veces anteriores en que resultó contagiado”, señaló.