A los 15 años, el escritor español Ferran Cases empezó a sufrir ansiedad, condición que fue empeorando con los años hasta que, a sus 21, desarrolló una parálisis corporal debido a ella. Ese fue su punto de quiebre.
“Desde ese momento mi vida cambió. Encerrado en casa, empecé a estudiar cómo funcionaba la ansiedad y qué podía hacer para librarme de ella. Cuando lo conseguí, decidí contárselo al mundo, porque yo me sentí muy solo en todo este proceso, y no quiero que nadie se sienta igual”, cuenta el escritor.
Desde entonces, Cases es un exitoso divulgador sobre salud mental y bienestar que ha ayudado a miles de personas a superar la ansiedad. Pero en su nuevo libro, Sí a (casi) todo, el español se corre de su temática predilecta para promover un hábito fundamental para ser feliz: el “siatodismo”, es decir, el decirle que sí a todo o, bueno, casi todo.
“Si algo he aprendido en esta vida, es que el verdadero poder no está en tener todo lo que quieres, sino en querer todo lo que tienes. Y eso comienza con decirte «sí» a ti mismo, a tus verdaderos deseos, a tus auténticos valores”, escribe en el primer capítulo, cuyo comienzo puede leerse al final de esta nota.
Editado por Diana, Sí a (casi) todo es “una llamada a la autenticidad, a reconocer y potenciar lo que ya posees”, ya que “abrazar la filosofía del «Sí a todo» es atreverse a ser feliz, a vivir sintiendo que no te estás perdiendo nada, que estás en el lugar que quieres y haciendo lo que realmente has venido a ofrecer”.
Así empieza “Sí a (casi) todo”
La importancia de decir sí
¡Agarra fuerte este libro porque está a punto de hacerte explotar! ¿Por qué? Porque si has llegado hasta aquí, estás como yo hace unos años, mirando hacia el abismo chungo de algo llamado «cambio». Sí, suena aterrador y, si estás pensando que lo que te acabo de decir suena raro y no te cuadra con el título de este libro, tranquilo, no te asustes. La única conspiración que existe aquí va dirigida en contra del rollo de «cambio personal instantáneo» a lo Dragon Ball que algunos nos intentan vender.
Vivimos en un mundo plagado de instagramers de la autoayuda disfrazados de Harry Potter, que blanden varitas mágicas y prometen transformaciones de la noche a la mañana. Vamos, promesas que se esfuman más rápido que mi interés por el último episodio de La isla de las tentaciones..., y eso es decir mucho. Y un mundo también lleno de psicólogos con muy poco trabajo y lectura, enfadados con esos gurús y gritando por redes sobre lo bien que lo hacen unos y lo mal que lo hacen otros. Al final, lo mismo: gente con una actitud muy de «No» y muy poco de «Sí».
Aquí no vas a encontrar nada de eso. Olvídate de las chorradas y promesas de vida perfecta. Vamos a hablar de algo más inquietante, más real: la vida.
Así que no, no estoy aquí para vender una nueva poción mágica ni para que te transformes en una versión idealizada de ti mismo, porque eso es exactamente lo que esos «gurús» buscan que les compres. No, mi deseo es que te sumerjas en un viaje fascinante para descubrir quién eres realmente y qué puedes llegar a ser. Y luego, tú haz lo que te dé la gana, es tu vida, tú decides.
Este libro no va a ser tu kit de reparación rápida. Ni tu carpetita de fotos en el móvil llena de frases de crecimiento personal que vas posteando de vez en cuando. Si quieres eso, ve y compra uno de esos libros de autoayuda llenos de arcoíris y unicornios. Aquí, en nuestro rincón gamberro del universo del crecimiento personal, te ofrezco una sola cosa: autenticidad.
Y sí, para que podamos ser auténticos necesitaremos hacer algunos cambios, pero verás que son tan pequeños que no te van a doler nada, bueno, a lo mejor un poquito, pero ¿qué es la vida sin un poco de dolor?
Después de esto que te acabo de decir podrías gritar «¡No!», podrías cagarte en todo y cerrar el libro, estás en tu derecho. Podrías elegir volver a la seguridad de tus viejas costumbres y seguir actuando en muchas ocasiones como un verdadero autómata. Pero, vamos, tú sabes que eso sería aburrido y además te aseguro que te perderías un viaje maravilloso.
Este libro es para gente como tú, no para los débiles de corazón, es para los luchadores, los soñadores, los que están dispuestos a disfrutar de la vida y ponerle humor al asunto y que entienden que a gozar de la vida se aprende a base de golpes.
Pero... ¿qué diablos significa «Sí a todo»? Empecemos por aquí. Abrazar la filosofía del «Sí a todo» es atreverse a ser feliz, a vivir sintiendo que no te estás perdiendo nada, que estás en el lugar que quieres y haciendo lo que realmente has venido a ofrecer.
Y sí, probablemente me dirás: «que fácil decirlo y que difícil hacerlo». No caigas en las excusas, te voy a contar la manera de conseguirlo, y es mucho más sencillo de lo que ahora puedas pensar. Vamos a trabajar qué pensamientos y qué acciones de tu día a día hacen que llegues a tener esa actitud en la vida que te impulsa a lanzarte. Qué cosas haces y piensas que te impulsan a lanzarte, a poner ese turbo, ese extra de potencia, activar ese remolino que te arrastra cuando te has quedado atrapado en la inercia de tus viejas costumbres.
Pero vamos, no voy a darte un sermón aburrido sobre productividad, gestión del tiempo y todas esas chorradas que habrás escuchado más de una vez. ¡Nah!, aquí vamos a hablar de la mínima expresión de movimiento, vamos a ver cómo ya estás haciendo un montón de cosas para tener esa actitud. Solo hace falta ajustar un poco; venga, va, y a lo mejor implementar alguna, ¿por qué no?
¿Quién quiere un manual de instrucciones cuando puede tener una especie de mapa del tesoro para la vida? El mapa para dejar de actuar en modo piloto automático y unirte al grupo filosófico del «siatodismo».
Pero antes de ponernos manos a la obra, déjame hablarte del poder del sí, porque muchas de las grandes cosas que han tenido lugar en la historia de la humanidad han sucedido porque alguien se atrevió a decir sí.
El poder del sí
Grandes personajes como Martin Luther King Jr., Marie Curie, Albert Einstein, Amelia Earhart, por mencionar algunos, dieron el «sí» a los desafíos, «sí» a los miedos, «sí» a las posibilidades de fracasar.
Martin Luther King Jr. podría haber dicho «no» a la lucha por los derechos civiles, podría haber decidido que no valía la pena arriesgar su vida, pero no lo hizo. Dijo «sí», y lo hizo con tal convicción que cambió el curso de la historia. ¿Te imaginas que hubiera dicho «no»? Probablemente seguiríamos viviendo en un mundo donde el color de la piel determina tus derechos. Menuda mierda de mundo.
Marie Curie, nuestra querida científica que rompió con todas las convenciones, también dijo «sí». «Sí» a la ciencia, «sí» a la dedicación, «sí» a los sacrificios. En una época en que las mujeres eran consideradas ciudadanos de segunda, ella demostró que las mujeres podían ser igual de capaces, igual de brillantes que los hombres. ¿Te imaginas un mundo sin sus descubrimientos? Yo no.
A Albert Einstein también le gustaba el «sí». Dijo «sí» a una nueva visión del universo, «sí» a desafiar las teorías físicas establecidas, «sí» a ser considerado un loco. Y gracias a su «sí», ahora entendemos que el tiempo y el espacio no son constantes, sino que son relativos. Bueno, entender a lo mejor es mucho decir, lo entienden aquellos que necesitamos que lo entiendan, con eso nos sobra y nos basta, la mayoría de los mortales lo integramos y nos lo creemos, punto.
Amelia Earhart, por su parte, dijo «sí» a su sueño de volar. «Sí» a desafiar las impostadas normas de género, «sí» a enfrentar los peligros de la aviación cuando se encontraba en sus inicios. ¿Y el resultado? Cambió la percepción de lo que las mujeres podían hacer.
Y sí, soy consciente, te estoy oyendo decir: «todos ellos son grandes personajes de la historia, y yo no». Pero ¿acaso ellos no eran como tú antes de que sus nombres quedasen grabados en los libros de texto? Son lo que son porque se atrevieron a decir «sí», a creer en una manera de vivir «siatodista». Y es que decir «sí» es un acto revolucionario.
Decir «sí» es aceptar el desafío, abrazar las posibilidades, atreverse a soñar. Pero, atención, no nos animemos con positivismos baratos, aquí va la primera hostia de realidad, ¿listo?
El «sí» no es un pase gratuito para la felicidad. Muchas veces, el «sí» viene acompañado de dolor, de frustración, de miedo. Pero eso está bien. Porque sin esos momentos difíciles, nunca apreciaríamos los buenos. Y es justo en ese punto, cuando no estás en tu mejor momento, cuando acudes en busca de un buen libro que te aclare las cosas. Y en esa pesca de buceo, sumergido en una mesa llena de títulos, podrías encontrarte con mensajes que prometen cosas como:
«La dieta definitiva (pero de verdad) para adelgazar», «El método japonés para cuadrar tus finanzas y hacerte rico antes de los treinta», «El manual de meditación trascendental para despertar tu energía kundalini». Así, a lo Marilyn bajando las escaleras como en Los caballeros las prefieren rubias, con fuerza y elegancia. Hay muchos o incluso demasiados libros que te prometen todo eso y más, muy en serio. En esa mesa abarrotada de volúmenes, cada título lucha por un pedacito de tu atención. Pero el libro que tienes entre las manos no necesita gritar para destacar de entre el resto. Ahí está, en silencio, emanando una promesa de comprensión y compañía. Quizá estás aquí porque has dicho ese «sí» valiente, porque has aceptado el desafío de vivir con todas sus aristas, con sus noches oscuras y sus mañanas luminosas.
No malinterpretes lo que acabo de decir. Muchos de esos libros te podrán ayudar. Siempre digo que la mayoría de las veces, una sola frase que te haga tener otra perspectiva ya vale los veinte euros del libro. De todas maneras, aunque estos objetivos suenen muy apetecibles y todos nos encontremos en algún tipo de búsqueda hacia un objetivo ideal, no son la única manera de decir «sí» a la vida. De hecho, el «sí» más potente que puedes dar es a ti mismo, a quien realmente eres y a lo que genuinamente deseas en la vida, no a lo que los demás te hagan creer que necesitas.
¿Quieres saber algo loco? La mayoría de nosotros vivimos en un ciclo perpetuo de decir «sí» a lo que creemos que se espera de nosotros. «Sí» a un trabajo que detestamos pero que está bien pagado. «Sí» a relaciones que ya no nos sirven porque no queremos estar solos. «Sí» a compromisos que no nos apasionan porque nos da miedo lo que la gente pueda pensar. Pero ese no es el verdadero poder del «sí».
El «sí» verdadero es aquel que procede de las entrañas, el que sientes cómo resuena en todo tu ser. Es el «sí» que te hace saltar de la cama por la mañana, a pesar de que fuera haga un frío que pela y lo único que te apetezca es seguir calentito bajo las sábanas. Es el «sí» que te lleva a declinar esa oferta laboral con sueldo de seis cifras porque sabes que ese trabajo no es para ti. Es el «sí» que te da fuerzas para poner fin a una relación que ya no te hace feliz.
Porque, si algo he aprendido en esta vida, es que el verdadero poder no está en tener todo lo que quieres, sino en querer todo lo que tienes. Y eso comienza con decirte «sí» a ti mismo, a tus verdaderos deseos, a tus auténticos valores.