Gestionar la ansiedad, manejar las críticas, controlar los estados de ánimo, construir más autoconfianza, encontrar tu motivación, eprender a perdonarte, gestionar las relaciones y deshacerte de los mitos del amor. Hoy en día, llevar a cabo todo esto parece una utopía. Pero, ¿es posible cambiar nuestros hábitos para solucionar los problemas que parecen innatos al ser humano del siglo XXI?
En ¿Por qué nadie me lo dijo antes?, la doctora británica Julie Smith plasma sus años de experiencia y enseña en este libro todo lo que hay que saber para sortear con éxito los altibajos más comunes de la vida. La psicóloga clínica, educadora, bloguera y propietaria de una consulta privada revolucionó las redes sociales con sus útiles y concretos tips que buscan, nada más ni nada menos, que solucionar los problemas que más nos acongojan hoy por hoy.
Repleto de los recursos secretos de una avispada terapeuta, ¿Por qué nadie me lo dijo antes?, editado por Diana, resulta imprescindible para aquellas personas que deseen cuidar de su salud mental. Smith ofrece consejos expertos pero sencillos, así como técnicas potentes para fomentar la resiliencia, sin importar lo que esté sucediendo a nuestro alrededor.
Escribe en la contratapa Nicole LePera, autora bestseller del New York Times: “Sentirás como si tuvieras a un terapeuta sentado a tu lado todo el tiempo, empoderándote en cada situación para que actúes desde la mejor versión de ti mismo”.
“¿Por qué nadie me lo dijo antes?” (fragmento)
Cómo transformar un mal día en un día mejor
Cuando estamos bajos de ánimo, nos puede parecer dificilísimo tomar las mismas decisiones que tomaríamos sin pestañear en un buen momento. ¿Llamo y digo que siento mal o me fuerzo y veo cómo va? ¿Llamo a mi amiga o espero a estar más animada? ¿Como algo saludable o como algo que me reconforte?
El problema de tomar decisiones cuando no estamos bien es que nuestro estado de ánimo deprimido nos impulsa a hacer cosas que sabemos que nos dejarán atascados donde estamos. Por el contrario, hacer lo que sabemos que nos podría ayudar nos parece una misión casi imposible. Entonces, empezamos a centrarnos en cuál es la mejor decisión y nos criticamos por no estar haciéndolo ya. Aquí el perfeccionismo asoma su fea cabeza y paraliza el proceso de toma de decisiones, porque toda decisión que podamos tomar acarrea cierta incertidumbre de por sí. Y toda decisión implica al guna consecuencia negativa que debemos aceptar.
Cuando acusamos una baja moral, tenemos que centrarnos en tomar buenas decisiones, no decisiones perfectas. Una buena decisión es aquella que te mueve en la dirección en la que quieres ir. No tiene por qué catapultarte hasta allí.
Sin embargo, tenemos que seguir tomando decisiones, por pequeñas que sean. Tomar decisiones y avanzar es esencial en cualquier situación de supervivencia. Aunque nos encontremos en aguas profundas en plena noche y no tengamos manera de saber en qué dirección está la orilla, lo que sí sabemos es que si no elegimos una dirección y nos empezamos a mover, no pasará mucho tiempo antes de que no podamos mantener la cabeza fuera del agua. Un estado de ánimo deprimido no quiere que hagamos nada. Por lo tanto, hacer cualquier cosa positiva, por pequeña que sea, es un paso saludable en la dirección en la que queremos ir.
Con frecuencia, lo que dificulta tomar decisiones cuando estamos bajos de moral es que tendemos a tomarlas en función de cómo nos sentimos y de cómo nos queremos sentir en ese momento preciso. Si, por el contrario, basamos nuestras decisiones en el sentido y el propósito personales, eso nos puede ayudar a pasar de un enfoque emocional a tomar decisiones y adoptar conductas basadas en nuestros valores. Cuando tengas un mal día, céntrate en el valor que le das a la salud. ¿Qué es importante para tu salud física y mental? ¿En qué medida está alineada tu vida con esos valores ahora? ¿Qué acción concreta podrías emprender para cuidar de tu salud tal como quieres hacerlo?
Constancia
Cuando tengas un mal día y las pequeñas tareas cotidianas se te hagan una montaña, no te fijes objetivos extremos que parezcan fuera de tu alcance. Elige un cambio pequeño que sepas que puedes poner en práctica cada día. Entonces comprométete a hacerlo realidad.
Tal vez te parezca absurdo al principio, porque esos pequeños cambios no te recompensarán con resultados instantáneos o radicales. Sin embargo, acometen algo mucho más importante. Tienden las vías neuronales para un hábito nuevo que podrás integrar en tu vida cotidiana y al que podrás ir sumando más cuando lo hayas automatizado. Así que recuerda: pequeño y constante. Un cambio lento es un cambio sostenible.
No hagas leña del árbol caído
Es imposible hablar de la gestión del estado de ánimo sin hablar de las críticas y los ataques que lanzamos contra nosotros mismos. El estado de ánimo deprimido intensifica la autocrítica y los ataques que nos dirigimos incluso cuando estamos bien. Decirle a alguien que no sea tan duro consigo mismo es muy fácil, pero cuando algo se convierte en un hábito desde pequeños, con solo decirnos que tenemos que dejar de hacerlo no suele ser suficiente. No podemos impedir que surjan esos pensamientos. Pero sí podemos desarrollar la capacidad de identificarlos y de responder de un modo que les resten poder sobre cómo nos sentimos y actuamos. Podemos usar las mismas habilidades que hemos comentado a la hora de identificar los sesgos cognitivos y distanciarnos de ellos. Nos ayudarán a dar nos cuenta de que esos pensamientos no son hechos objetivos, sino juicios con una grandísima carga emocional.
Piensa en alguien a quien ames incondicionalmente. Ahora imagina que esa persona habla de sí misma de la manera en que te hablas. ¿Qué le dirías? ¿Qué querrías que tuviera el valor de ver en sí misma? ¿Cómo querrías que se hablara?
Esta tarea nos ayuda a acceder a esa compasión tan profunda que a menudo mostramos a los demás, pero que nos negamos a nosotros mismos.
Autocompasión no es lo mismo que autoindulgencia irresponsable. Es ser la voz que más necesitamos escuchar, la voz que nos da la fuerza que necesitamos para levantarnos en lugar de hundirnos aún más. Es una voz de honestidad, de aliento, de apoyo y de bondad. Es una voz que nos cuida, que nos recompone, que nos mira directamente a los ojos y que nos dice que volvamos a la carga y lo intentemos de nuevo.
Es la madre, el padre, el entrenador, el animador personal. Si los deportistas de élite tienen a alguien esperándolos entre salto y salto, entre set y set, o entre largo y largo, es por algo. Entienden el impacto tan profundo que ejercen las palabras que nos llenan la cabeza. Esa misma regla es aplicable tanto si estás en un cuadrilátero de boxeo, en una cancha de tenis, en una pileta, en una reunión de trabajo o en un aula de examen. Así que hablarnos tal y como nos dirigiríamos a un ser querido para apoyarlo y animarlo es un factor muy potente a la hora de gestionar el estado del ánimo.
Quién es Julie Smith
♦ Es psicóloga clínica, educadora, bloguera y propietaria de una consulta privada.
♦ Es miembro de la Asociación Británica de Psicoterapia Cognitiva y Conductual (BABCP) y ha dedicado su carrera a aprender sobre la salud mental en los adultos y las complejidades de la mente humana.
♦ Aprovecha las redes sociales, donde tiene más de cuatro millones de seguidores, para divulgar temas importantes referidos a la salud mental.
♦ Ha aparecido en BBC Breakfast, CNN International, Lorraine, Radio 2, Radio 5 Live y en The Observer, The Mail on Sunday, The Evening Standard y The Daily Telegraph.
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