Mucho se ha dicho y escrito sobre Los vientos, el último libro de Mario Vargas Llosa publicado como descarga gratuita por Leamos, el sello editorial de Infobae. Aunque el Premio Nobel de Literatura peruano lo desmintió, algunos supieron leer en este cuento largo escrito en 2020 un anticipo de lo que sería su separación de Isabel Preysler, la mujer con la que el escritor mantenía una relación desde 2015, año en que abandonó a su segunda esposa, Patricia Llosa, tras medio siglo de casados.
Se habló de la “pichula” de Vargas Llosa, de sus escándalos amorosos, su relación con una tía política, primero, y con una prima después, de sus fatales predicciones para el futuro y de sus críticas a algunos de los temas insignia de las nuevas generaciones, como el vegetarianismo y la inteligencia artificial. Pero poco se discutió el motivo detrás del nombre del libro. ¿Cuáles son Los vientos que molestan al personaje de Vargas Llosa?
Este hombre de cien años tiene, desde el principio del cuento, un problema que lo acongoja: sus flatulencias. No puede controlarlas y a eso se suma el problema de su incontinencia. El personaje principal de Los vientos se avergüenza de los gases que constantemente expele, en especial en situaciones de nervios o estrés. Aunque es algo común a medida que pasan los años, hablamos con el médico argentino Facundo Pereyra, especialista en gastroenterología, endoscopía digestiva y medicina interna para encontrar un diagnóstico a los problemas de este hombre y, de ser posible, solucionarlos.
En diálogo con Infobae Leamos, el autor de Resetea tus intestinos -un verdadero besteller- comparte sus conjeturas al respecto, ofrece soluciones para ese tipo de problemas y, además, explica cómo evitarlos a tiempo.
-¿Cuál sería tu diagnóstico del personaje de Los vientos de Mario Vargas Llosa?
-Como toda persona después de los 50, más si presenta síntomas, debería realizarse primero una endoscopía para descartar patologías no tan frecuentes, como una úlcera en el estómago, algún pólipo o celiaquía. Pero, más allá de eso, si tuviéramos que realizar un diagnóstico, lo más probable es que el personaje de Los vientos tenga algo que se llama SIBO: sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado.
-¿Qué es el SIBO?
-Cuando las bacterias del colon van hacia el intestino delgado, lo que se da en personas añosas, el intestino delgado se empieza a poner más lento, y también, por otro lado, empieza a haber menos ácido clorhídrico en el estómago, por lo que crecen “bichitos” en el intestino. Los síntomas pueden ser el exceso de gases, diarrea e incontinencia.
-¿Cuáles son sus causas?
-Lo notorio es que a este personaje le vienen gases cuando se pone nervioso. El aparato digestivo funciona así. Sea cual sea el diagnóstico, los nervios siempre empeoran el cuadro. ¿Qué sucede con los nervios? Primero, aumentan el contenido de ácido gástrico, por lo que el ácido clorhídrico se combina con el bicarbonato del páncreas y eso se transforma en dióxido de carbono, es decir, gas. En resumen, más nervios, más ácido, más gas.
-Entonces, ¿podemos decir que los nervios y el estrés tengan relación directa con los problemas del intestino?
-El estrés y la ansiedad, en algunas personas que tienen el conocido colon irritable, generan espasmos musculares intestinales. El intestino se mueve más rápido y genera un movimiento en particular que hace que se vacíe todo el gas y salga por el ano, lo que se conoce como movimiento peristáltico por estrés. También hay que tener en cuenta que los nervios pueden alterar la microbiota en cuestión de minutos. Es llamativo cómo una persona con estrés cambia de golpe el perfil de los microbios. Ante este tipo de situaciones, empiezan a crecer más rápido los bichos fermentadores, por lo que de golpe hay más gas. Tengas lo que tengas, el estrés siempre potencia y empeora los síntomas digestivos. El intestino es una especie de “segundo cerebro”, entonces todo lo que pasa en el cerebro “de arriba” repercute en el “de abajo”.
-¿Hay otro diagnóstico posible para este tipo de síntomas en una persona de edad avanzada?
-Otro diagnóstico diferencial podría ser la intolerancia alimentaria, siempre habiendo descartado enfermedades que pueden diagnosticarse con una endoscopía. El 25% de la población tiene intolerancia al gluten y 10%, a los lácteos. Y, si sumamos todas las intolerancias que faltan (como el FODMAP, azúcares que están en algunas frutas y verduras), el 35% de la población tiene alguna intolerancia alimentaria. En general, estas intolerancias están acompañadas de otros síntomas como alergias, dolores de cabeza, cansancio crónico, dolores articulares.
-¿Qué podría hacer esta persona mayor para apalearlo?
-Si va a un médico, enseguida podría solucionarlo con un antibiótico local que se da durante 15 días. Hay uno muy moderno que se llama Rifaximina que solo mata a los “bichos malos” del intestino, las enterobacterias, y no a los “buenos”. Y después le haría un reseteo intestinal, este método nuestro que es una dieta de eliminación en la que ponemos a descansar el aparato digestivo durante 10 o 15 días sacando gluten, lácteos, azúcar, mate, café, alcohol, FODMAP, y en la que se suman probióticos, prebióticos, todas cosas buenas para la microbiota.
-¿Qué podría hacer una persona joven sin problemas intestinales para evitarlos en un futuro?
-Todo parte de la alimentación. Lo primordial es llevar una dieta balanceada. Para tener una microbiota feliz hay que variar el consumo de plantas lo más que se pueda. Lo ideal sería comer 30 plantas distintas por semana (frutas, verduras, frutos secos, semillas, legumbres y especias), sumado a un alimento fermentado por día (yugur, kéfir, kombucha, chucrut). También es fundamental evitar los ultraprocesados . A la larga, los conservantes terminan matando a los bichitos del intestino, por lo que cuanto menos comida empaquetada y con “nombres raros” comamos, mejor va a estar nuestra microbiota.
-Y por fuera de la dieta, ¿qué puede hacerse?
-Otra cosa indispensable es gestionar el estrés. Si bien sabemos que no podemos controlar el estrés de la vida diaria porque todos estamos inmersos en un mundo acelerado, sí podemos hacer prácticas activas para relajar el estrés. La meditación, por ejemplo, es una herramienta fabulosa. Recomiendo mucho el escaneo corporal, que puede verse fácilmente por YouTube, o una muy especial que se llama Kirtan Kriya. Está científicamente comprobado que hacer esto una o dos veces por día ayuda a reducir el estrés, sin importar su grado. Además, es fundamental la actividad física. El sedentarismo es una enfermedad, y el ejercicio es la mejor forma para promover la salud física y mental.
-¿Y qué hay de los suplementos, tan utilizados hoy en día?
-Los mejores suplementos que hay para la microbiota son el magnesio (que también ayuda para la ansiedad, la fatiga crónica), los probióticos (que solo se pueden tomar por ciclos cortos), los prebióticos (que son “alimentos para la microbiota”), y el omega-3 (un ácido graso sumamente beneficioso para la flora intestinal). Pero no recomendamos los suplementos para todo el mundo sino solo para gente que presenta síntomas.
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