¿La vejez es una enfermedad que se puede prevenir? Ideas para una vida longeva

En su nuevo libro, “¿Qué comemos?”, el médico genetista Jorge Dotto analiza los hábitos alimenticios actuales y ofrece alternativas para darle al cuerpo un mejor “combustible”. ¿Puede la comida ser también una medicina?

En enero de 2022, un grupo de empresarios, entre los que se destaca Jeff Bezos de Amazon, pusieron 3 billones de dólares para lanzar un nuevo proyecto de investigación del proceso de envejecimiento para tratar de encontrar formas de retrasarlo, pausarlo o incluso revertirlo. Este es uno de los temas que más convoca a la ciencia en la actualidad, pero pocos se preguntan por los modos de evitar este proceso más que por las formas de solucionarlo.

En ¿Qué comemos?, el nuevo libro del médico genetista argentino Jorge Dotto, el autor propone una posible alternativa: la nutrigenética. Esta es una rama de la nutrición que se dedica a la alimentación personalizada en base a análisis del ADN para determinar con precisión cuál es el mejor “combustible” para cada cuerpo.

¿Todos tenemos que comer igual?”, se pregunta el autor al comienzo de esta nueva investigación, editada por Paidós. Alarmado ante los hábitos alimenticios actuales producto del marketing de la industria de bebidas y alimentos, Dotto rechaza los productos industrializados y ultraprocesados, a los que relaciona con uno de los mayores males actuales: los supermercados.

En ¿Qué comemos?, Dotto apunta contra toda la industria alimenticia actual y, ya desde el título de cada capítulo, puede notarse su postura sobre los hábitos alimenticios modernos: “Los ultraprocesados acortan la vida y aumentan el riesgo de depresión”, “Las salchichas aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de colon”, “Las gaseosas se asocian a un aumento de la mortalidad y afectan las capacidades cognitivas de los niños durante el embarazo”, “Los edulcorantes no ayudan a bajar de peso: ¡te hacen engordar!”.

El médico genetista insiste en que tanto este como sus anteriores libros no tienen el objetivo de lograr que la gente baje de peso, sino mejorar y personalizar sus hábitos en base a sus necesidades particulares. Detractor del concepto de “dieta” o de “paciente”, Dotto destaca otras fuentes alimentarias como los superalimentos de estación (saludables y económicos) o los antioxidantes que sirven para potenciar nuestro ADN para retrasar el proceso de envejecimiento y, como sugiere, “vivir hasta los 100 años o más”.

“¿Qué comemos?” (fragmento)

“El envejecimiento es una enfermedad que se puede prevenir”: cómo vivir hasta los 100 años y más

Desde que nacemos empezamos a envejecer. Es el proceso de la vida. Cuando somos chicos, queremos ser grandes, y cuando somos adultos, añoramos la juventud. Los seres humanos –la mayoría– somos así. No está ni bien ni mal, es parte de nuestra esencia. Algunos dicen: “¡Pagaría cualquier cosa por ser más joven!”. ­En la vida se puede comprar cualquier cosa material; lo único que nadie puede comprar, ni el billonario más rico del mundo, es el tiempo. Sería muy impactante tener un reloj biológico que, con cada acción negativa demostrara un aceleramiento del tiempo personal de vida al beber una gaseosa, comer un alfajor o galletitas; mientras que, al comer una manzana, tomar agua o hacer ejercicio podría visualizarse un enlentecimiento del tiempo. Sería diferente si ese reloj biológico, visible en la muñeca, demostrara que se acelera una hora con cada cigarrillo, por lo que, si fumaras todos los días, acortarías diez años de la vida, en lugar de decir que el cigarrillo aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y otros órganos.

Aunque no lo veamos de manera tan clara, ese reloj biológico existe y se llama “envejecimiento”. Muchos laboratorios de investigación en el mundo están estudiando estos mecanismos biológicos por los que nuestras células y nosotros, como personas, vamos envejeciendo. ­Es el tema que actualmente convoca a las personas más ricas del planeta como motivo de inversión.

Por ejemplo, en enero de 2022, un grupo de empresarios, entre los que se destaca Jeff Bezos, de Amazon, pusieron 3 billones de dólares para lanzar un nuevo proyecto.

Como expresa el título de este capítulo, “‘La vejez es una enfermedad que podemos prevenir’”, una frase de David Sinclair, un científico de la ­Escuela Médica de Harvard, experto en envejecimiento. Su laboratorio se dedica a estudiar y analizar este proceso natural de la vida para poder lograr en algún momento enlentecerlo; y, eventualmente, el objetivo será revertirlo. Destaca el concepto de que nuestra máquina genética ejecuta diferentes acciones y que el proceso de envejecimiento sigue sin que todavía hayamos podido hacer algo muy radical para detenerlo.

­El concepto que está desarrollando y que intenta probar es que el envejecimiento es la enfermedad que compartimos todos los seres humanos, o sea, los casi 8000 millones de Homo sapiens que habitamos la Tierra y que debemos realizar todo lo que podemos para tratarla y curarla. Cuando envejecemos, las células tienden a dañarse con más facilidad, y cuesta más reparar el ADN, por lo que está demostrado que el envejecimiento aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencia (Alzheimer) y cáncer.

­El concepto no sería el de la “fuente de la juventud” para mantenernos eternamente jóvenes, sino la prevención de enfermedades y llegar a esa etapa fuertes, con energía y salud.

Como objetivo, se enfoca en estimular cambios epigenéticos, porque el epigenoma es modificable (ver el cap. 1 “Los alimentos son la medicina y la nutrigenética la solución”), y en ello la alimentación y la hidratación saludables juegan un rol clave. Parte de su investigación actual consiste en demostrar que la molécula llamada “mononucleótido de nicotinamida” (NMN), al estimulara NAD+, tendría un efecto positivo en el proceso de envejecimiento. NAD+ es una proteína especial llamada “coenzima”, presente en todas las especies vivas, y tiene un rol central en el metabolismo –pues regula las mitocondrias (estructuras que convierten la energía nutricional en energía celular; sería como el motor de un auto)– o sea, en el funcionamiento de nuestro organismo, y también participa de varias vías de señalización celular y es un elemento fundamental para el funcionamiento de otras proteínas.

Cuando una persona realiza ayuno intermitente, a nivel genético aumentan los niveles de NAD+, aunque el desafío es generar ese efecto sin realizar una restricción calórica. Los 7 genes que conforman la familia de las sirtuinas (los menciono en todos mis libros) juegan un rol clave en el proceso de envejecimiento, en la protección de las células madre y los cromosomas; estos genes también son estimulados por el ayuno y el ejercicio. Según manifestó en algunas entrevistas, Sinclair no come nada hasta la tarde, o sea, estaría realizando un tipo de ayuno intermitente.

­En 2006, este científico publicó un estudio icónico en la revista Nature, demostrando que ratones con sobrepeso que tomaban resveratrol envejecían más lentamente a partir de la estimulación en la proteína sirtuina 2 (Sir2, que tiene efectos positivos gracias a la estimulación por la restricción calórica, o sea, el ayuno), en comparación con otros ratones que no recibieron esta sustancia. Un equipo de investigadores en esta misma publicación también demostró que el resveratrol produce cambios asociados con una mayor longevidad, como el aumento de la sensibilidad a la insulina, la reducción de los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-I), el aumento de la proteína quinasa activada por AMP (AMPK) y el coactivador 1 alfa del receptor gamma activado por el proliferador de peroxisomas (PGC-1 alfa), el aumento del número de mitocondrias y el mejoramiento de la función motora. Algunos otros estudios científicos han demostrado que estos efectos no serían tan milagrosos por parte de esta sustancia e incluso los mecanismos de las sirtuinas también han sido cuestionados, lo que generó bastante ruido.

­En diciembre de 2020, Sinclair demostró con su equipo que es posible revertir el reloj biológico y lograr que los ratones recuperen su visión, que había sido afectada por daño en las células nerviosas de la retina, de acuerdo a un estudio científico publicado en la revista Nature. ­El mecanismo que estimularon fue epigenético, o sea que modificó la expresión de genes Oct4, Sox2 y Klf4, que restaura patrones del ADN más joven (juvenil) al promover la reparación neuronal y revertir la visión en ratones que tenían glaucoma (daño del nervio óptico causado por un aumento de la presión ocular) y ratones con una edad avanzada. ­Es la primera vez que se logra la reprogramación de un tejido haciéndolo más joven; sería como si las agujas del reloj empezaran a girar hacia atrás a gran velocidad. ­Es necesario replicar estos hallazgos en otros modelos de experimentación, especialmente en seres humanos.

Dotto recomienda las bayas (arándanos, frutillas y frambuesas) como uno de las mejores fuentes de antioxidantes que se pueden encontrar en cualquier verdulería de barrio.

Los 15 mejores antioxidantes: cómo incorporarlos fácilmente para potenciar nuestro ADN

Nuestro cuerpo tiene 30.000.000.000.000 de células o, para simplificar, podríamos decir alrededor de 30 trillones. Imaginemos que la célula es un huevo frito: la yema sería el núcleo donde se encuentra el ADN y la clara, lo que llamamos “citoplasma”, donde se encuentran unas estructuras que llamamos “organelas”. Una de esas organelas se llama “mitocondria”, que sería como una “fábrica” encargada de convertir la energía presente en los alimentos en energía celular, llamada ATP, para que esa célula –en su conjunto, los tejidos, órganos; y en su totalidad, nuestro cuerpo– pueda funcionar todos los días. Cuando se genera este proceso químico-molecular de convertir los alimentos en energía, la célula genera radicales libres, unas moléculas tóxicas de oxígeno. Podríamos decir que esa “fábrica” utiliza lo que necesita el cuerpo para funcionar y lo que “sobra” como parte de esa producción genera basura, como ocurre en la vida real en cualquier fábrica que produce un producto y hay desechos o partes descartables que se reciclan o se tiran a la basura.

Los radicales libres también se producen por la exposición a la luz solar, cuando hacemos ejercicio, y por la exposición a elementos tóxicos, como el cigarrillo y la polución que respiramos en grandes ciudades del mundo, donde el aire está contaminado. ­El depósito excesivo de los radicales libres genera lo que se conoce como estrés oxidativo, que aumenta el riesgo de daño celular y del ADN, y por lo tanto, el riesgo de múltiples enfermedades crónicas, como sobrepeso/obesidad, diabetes, hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular (infarto cardíaco y accidente cerebrovascular), cáncer, Alzheimer, Parkinson, enfermedades autoinmunes, aceleramiento del envejecimiento, por mencionar algunas.

Los antioxidantes son moléculas químicas presentes de manera natural especialmente en frutas y verduras, que combaten el estrés oxidativo protegiendo a las células y al ADN del daño mencionado y disminuyendo el riesgo para desarrollar diversas enfermedades crónicas. La vitamina C es el antioxidante más conocido a nivel masivo, aunque otros ejemplos son el betacaroteno, el licopeno, la luteína, el selenio, las vitaminas A y ­E, los polifenoles, los flavonoides, los fenoles, y los minerales cobre y zinc. Últimamente, se han puesto de moda la coenzima Q10 y el glutatión. Para mayor información sobre los mecanismos genético-moleculares de los antioxidantes, te invito a leer en la parte final de este libro el “Anexo I”.

Los 15 antioxidantes que encontrás en la verdulería y el mercado de tu barrio son:

1. Cítricos: limón, naranja, mandarina, pomelo

2. Brócoli y otras crucíferas, como repollo y kale

3. Legumbres: porotos, garbanzos, lentejas

4. Batata

5. Hojas verdes: espinaca, acelga, albahaca y lechuga

6. Cebolla y ajo

7. Nueces y almendras

8. Bayas: arándanos, frutillas y frambuesas

9. Arroz integral y quinoa

10. Palta

11. Chocolate amargo, de más de 70% de cacao

12. Hongos

13. Kéfir, kombucha y otros probióticos naturales (elaboración casera)

14. Pescados

15. Granada (tal vez, el más difícil de conseguir)

Quién es Jorge Dotto

♦ Es médico genetista. Se formó entre los Estados Unidos y Argentina. Es patólogo por la Universidad de Yale y estudió genética y patología molecular en la Universidad de Harvard.

♦ Es cofundador del Centro de Genética Jorge Dotto, empresa pionera en Argentina y la región en medicina de precisión.

♦ Fue jefe de Residentes en la Yale University School of Medicine, donde realizó su especialización en anatomía patológica, y patología ginecológica y mamaria.

♦ Es autor de los libros Genética: cómo puede cambiar nuestras vidas, El ADN del placer: cómo influye la genética en nuestros gustos y pasiones y Nutrición y Genética: alimentos para potenciar tu ADN y vivir mejor, entre otros.

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