"¡Tengo 41 años!", y lo grita con felicidad. Durante su última entrevista con GENTE, Guillermina Valdés (41) reveló que no duda ni frente al espejo. La "araña galponera" –como la llamaban de chica por ser "flaca y con mucho trastre"– se siente "más cómoda que nunca, en amistad con mi reflejo", dice Guille con atrevimiento de explicar etapas.
"A los 20 era una mujer menos feliz que miraba la vida con culpa de plomo. Y eso no tenía que ver con quién estuviese ni qué viviese, porque de hecho fui madre, lo más importante que pueda pasarte en la vida. Sino con que no entendía de qué iba, estaba insatisfecha, en el sitio que no quería: si estaba en la cama decía ´debía haber ido a la fiesta´; Y si pasaba por la fiesta, pensaba ´debí haberme quedado en la cama´. Durante los 30, el fuego sagitariano de mi ascendente (es Cáncer, con luna en Piscis), comenzó a encenderse con fuerza. Y hoy me siento más joven, con una energía nueva".
Pero no todo se trata de influencia astral. "Para nada", dice Guille. "¡Fue un larga búsqueda personal! Nunca fui una chica de autoestima alta. Me ayudé mucho con terapia. Con los años fui queriéndome más, perdonándome errores, superando algunas angustias que tienen que ver con mi historia: Fui una niña de padres muy jóvenes, que se fue de casa a los 17 y tuvo que ir armándose la vida. Siempre fui una "busca". Si no era Reiki, era Flores de Bach… Y en esa búsqueda, fui encontrando certezas", describe.
Argumenta que a partir de los veinticinco años, cuando el organismo ya no produce colágeno, el cuidado de piel se sumó a la lista de manías. "Soy todo un caso con la salud",cuenta Guillermina.
"Tal vez por el rose inevitable con las enfermedades: papá y mi abuelo fueron afectados por el cáncer. En casa me tildan de pesada: todo analizo, estoy atenta a cada productor, a cada ingredientes…¡me cuido demasiado! A veces, en la mesa, antes de llevarse algo a la boca, me miran y me dicen:´¿Estamos por morirnos, no?´".
Desde hace seis años, Guillermina practica el método Strongfirst–creado por Pavel Tsatsouline, antiguo instructor de las fuerzas especiales soviéticas– que apunta a perfeccionar y alinear todas las cadenas musculares, fortaleciendo los patrones de movimientos básicos, aumentando la fuerza en forma progresiva y segura, y resultando un entrenamiento sostenible en el tiempo.
En cuanto a su alimentación, "opto por lo natural, analizo y selecciono los alimentos que menos procesos hayan tenido", dice. "Soy omnívora, pero tiendo a disminuir el consumo de carnes rojas por la ingerencia de los gases en el efecto invernadero". No come fritos y, para envidia de muchos, "no me gustan los dulces".
Además, destaca: "También –y no quiero que sonar como gurú (risas)– entendí que la realidad se puede revertir en el momento: si digo algo que puede molestar, enseguida me corrijo. Entonces nunca estoy mal conmigo, ni con nadie. Voy por la vida "saldada", y eso es maravilloso.
Fotos: Gentileza GUIV por Inés García Baltar
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