La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) anunció una nueva actualización en los estándares que definen qué productos alimenticios pueden considerarse “saludables” y utilizar esta etiqueta en su empaque. Este cambio, el primero en más de 30 años, busca reflejar los avances en la ciencia de la nutrición y ayudar a los consumidores a tomar decisiones más informadas en un momento en que más de la mitad de la dieta promedio estadounidense proviene de alimentos procesados y empaquetados.
Según las nuevas normas, los productos que deseen incluir la etiqueta de “saludable” deberán cumplir requisitos específicos relacionados con su contenido nutricional.
Para calificar, un alimento debe contener cantidades determinadas de al menos uno de los grupos alimenticios incluidos en las Guías Alimentarias para los Estadounidenses: lácteos, granos, frutas, verduras o alimentos ricos en proteínas, como legumbres, carnes magras, nueces, mariscos y productos de soya. Asimismo, estos productos deberán mantenerse por debajo de ciertos límites de azúcares añadidos, sodio y grasas saturadas, elementos asociados con problemas de salud como enfermedades cardíacas y obesidad.
La actualización supone un cambio significativo en comparación con las normas establecidas en la década de 1990, cuando el enfoque principal era limitar todos los tipos de grasas. Hoy en día, la FDA reconoce los beneficios de las grasas saludables presentes en alimentos como nueces, semillas, pescados grasos y aceite de oliva.
Claudine Kavanaugh, directora de la oficina de nutrición y etiquetado de alimentos de la FDA, explicó a la NPR que, bajo la definición anterior, productos como el salmón o los huevos no habrían sido considerados saludables. “La ciencia ha cambiado”, señaló Kavanaugh. “Ahora nos enfocamos en reducir las grasas saturadas, no en las grasas totales”.
Impacto en la industria alimentaria
Con el nuevo límite para azúcares añadidos, algunos alimentos populares, como ciertos cereales para el desayuno, no podrán llevar la etiqueta de “saludable” a menos que cambien sus fórmulas. Marion Nestle, experta en nutrición de la Universidad de Nueva York, cree que esta regulación puede incentivar a los fabricantes a reducir el contenido de sodio, azúcares y grasas saturadas en sus productos. “La esperanza es que reglas como esta ayuden a los estadounidenses a tomar decisiones más saludables”, afirmó Nestle. No obstante, reconoció que el impacto real dependerá de cómo los consumidores y la industria adopten estos cambios.
Nestle también enfatizó la importancia de priorizar dietas ricas en alimentos frescos y mínimamente procesados. “Las dietas que son altas en frutas y verduras, basadas en alimentos reales y con un control en la ingesta de calorías son las más saludables”, destacó.
Aunque la actualización de la definición de “saludable” ha sido bien recibida por expertos en nutrición, su implementación es voluntaria. Las empresas no están obligadas a utilizar la etiqueta, lo que podría limitar su impacto. La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) describió las nuevas reglas como un “paso en la dirección correcta”. Nancy Brown, directora ejecutiva de la AHA, declaró: “Ya era hora de actualizar los requisitos con base en la ciencia nutricional más reciente”. Sin embargo, Brown subrayó que, debido a la naturaleza voluntaria de la etiqueta, es probable que esta solo aparezca en una pequeña cantidad de alimentos y bebidas.
Por ello, la AHA y otros grupos de salud pública instan a la FDA a avanzar con iniciativas de etiquetado frontal de paquetes, que harían más visibles las características nutricionales clave de los alimentos. Según estos grupos, un etiquetado frontal estandarizado facilitaría a los consumidores identificar rápidamente opciones más saludables en el supermercado.
Crisis de salud en EEUU
La nueva normativa llega en un momento en que las enfermedades relacionadas con la dieta representan una de las principales preocupaciones de salud pública en Estados Unidos. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), seis de cada diez adultos estadounidenses padecen al menos una enfermedad crónica, como diabetes, enfermedades cardíacas o cáncer, las cuales están directamente vinculadas a la dieta. Además, se estima que el 73 % de los adultos en el país tienen sobrepeso u obesidad, y el 38 % de los adolescentes de 12 años en adelante tienen prediabetes.
Jim Jones, representante de la FDA, enfatizó esta conexión al anunciar las nuevas reglas: “La FDA reconoce que las enfermedades relacionadas con la dieta, incluidas las enfermedades cardíacas, el cáncer y la diabetes, son la principal causa de discapacidad y enfermedad en los Estados Unidos”. Estas condiciones también contribuyen a una menor esperanza de vida en comparación con otros países de altos ingresos.
Además, las nuevas reglas coinciden con los esfuerzos del gobierno federal por actualizar las Guías Alimentarias para los Estadounidenses, un recurso clave para informar políticas de salud y nutrición en todo el país.
Como parte de esta iniciativa, la FDA planea desarrollar un ícono o símbolo que pueda acompañar a los productos que cumplan con los nuevos estándares de “saludable”. Este esfuerzo, que aún está en desarrollo, busca proporcionar a los consumidores una herramienta visual clara para identificar alimentos que cumplen con las recomendaciones nutricionalesactualizadas. “Creemos que la etiqueta de ‘saludable’ puede ser una señal rápida que empodere a los consumidores”, señaló Kavanaugh, calificando esta iniciativa como una “prioridad” para la agencia.