
Oro líquido. El aceite de oliva es uno de los alimentos más apreciados de la cocina mediterránea. Se trata de uno de los productos más ricos en grasas saludables, antioxidantes y ácidos grasos monoinsaturados que benefician el corazón.
Así, su sabor característico y su versatilidad lo convierten en un ingrediente clave en la cocina española. Es ideal para aderezos, guisos y salteados a fuego medio. Además, aporta un toque aromático único a muchas preparaciones, tan simples como una tostada con aguacate. Eso sí, hay que ser conscientes de que el aceite de oliva no es apto para todo tipo de alimentos, ya que puede perjudicar su cocción.

Qué alimentos no son compatibles con el aceite de oliva
El uso adecuado del aceite de oliva en la cocina depende de varios factores, incluyendo su punto de humo, su perfil de sabor y la reacción que tiene con distintos tipos de alimentos. Si bien es un ingrediente versátil y saludable, su aplicación en ciertos métodos de cocción puede no ser la más recomendable.
Por ejemplo, en el caso de las carnes cocinadas a altas temperaturas, su punto de humo relativamente bajo hace que se degrade más rápido, afectando tanto al sabor de la carne como a la calidad del propio aceite. De igual forma, en frituras profundas, su densidad y rápida descomposición pueden generar alimentos más grasos y menos crujientes que si se usarán aceites más estables térmicamente, como el de girasol o canola.
En la repostería, la intensidad de su sabor puede interferir con la delicadeza de postres como brownies o tartas de vainilla, por lo que es preferible optar por opciones más neutras, como el aceite de coco o la mantequilla. Por otro lado, los pescados blancos, de sabor suave y textura ligera, pueden absorber en exceso el aceite de oliva, resultando en un plato demasiado aceitoso y con un gusto que opaca la sutileza del pescado.
Para terminar, cocinar alimentos congelados directamente en aceite de oliva puede conllevar riesgos, ya que la reacción entre el frío y el aceite caliente puede generar salpicaduras peligrosas, además de afectar a la textura final del alimento. Para estos casos, se recomienda descongelar previamente y elegir un aceite que soporte mejor los cambios de temperatura.

Cuándo es preferible el aceite de girasol al aceite de oliva
Como consecuencia, el aceite de girasol es preferible al aceite de oliva en preparaciones que requieren temperaturas muy altas, como frituras profundas, debido a su mayor estabilidad térmica y su punto de humo más elevado. También es ideal para repostería, ya que su sabor neutro no interfiere con el dulzor de los postres. En la cocción de pescados blancos y platos ligeros, su suavidad permite resaltar los ingredientes sin opacarlos.
Además, en la cocina industrial y en alimentos procesados, el aceite de girasol es más económico y versátil. Sin embargo, su perfil nutricional es menos beneficioso que el del aceite de oliva, por lo que su uso debe balancearse según las necesidades de cada receta y el tipo de cocción.