El aceite ‘de garrafón’ sigue en nuestros restaurantes: “Una década después, es inaceptable que haya establecimientos que incumplan la ley”. El aceite de oliva virgen extra es el producto por excelencia de la gastronomía mediterránea en general y de la española en particular. Por ello, merece ser defendido. Alrededor de este ‘oro líquido’ existen normativas y exigencias de muchas y muy diversas índoles, aunque no todas ellas se cumplen a rajatabla.
Hace ya más de 10 años que la ley española obliga a los establecimientos de hostelería a servir el aceite (y también el vinagre) en su envase original y a prescindir, por lo tanto, de las aceiteras y vinagreras rellenables, tan habituales hasta entonces en bares y restaurantes. Ahora, una década después, el sector de los Aceites de Oliva de España manifiesta su profunda preocupación por el incumplimiento persistente, por parte de algunos establecimientos de hostelería y restauración, de esta medida, recogida en el Real Decreto 895/2013.
En enero de 2014, el Gobierno de España ponía en marcha esta medida, que obligaba a presentar los aceites de oliva en envases inviolables, que garanticen al 100% la integridad del producto y estén debidamente etiquetados. ¿El objetivo? Que el consumidor supiera, en todo momento, qué aceite estaba consumiendo y tuviera la seguridad de que lo que había dentro de la botella no difería de lo que ponía en su etiqueta.
“Es innegable que la entrada en vigor de esta norma representó un avance muy positivo. Por primera vez, los clientes de la hostelería podían saber con certeza qué producto estaban consumiendo”, explica Pedro Barato, presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español. “Sin embargo, una década después, resulta inaceptable que aún haya establecimientos que incumplan la Ley. Es inaudito”, subraya con firmeza.
Barato recalca que esta normativa beneficia, en primer lugar, al consumidor: “¿Qué calidad me ofrece un envase anónimo? ¿Qué fecha de consumo preferente tiene? ¿Quién se hace responsable en caso de un problema alimentario? Y, lo más importante, ¿cómo puedo estar seguro de que contiene realmente aceite de oliva virgen extra y no una mezcla de otras grasas?”.
También destaca que estas malas prácticas perjudican tanto a los propios hosteleros como a la imagen del sector: “No ofrecer un producto garantizado resta calidad a la experiencia del cliente y daña la reputación de los Aceites de Oliva de España. En otros grandes países productores, como Italia y Grecia, los restaurantes actúan como embajadores de sus aceites de oliva. Es especialmente doloroso que esto ocurra en España, líder mundial en calidad, producción y comercialización de aceites de oliva, y una potencia turística que está a punto de alcanzar los 100 millones de visitantes anuales”.
Ante esta situación, la Interprofesional del Aceite de Oliva Español ha iniciado una ronda de reuniones con el Gobierno de España y las Comunidades Autónomas para exigir un mayor control y garantizar que se vigila el cumplimiento de la normativa. “No se pueden aprobar leyes y luego permitir que no se cumplan. Exigimos el cumplimiento riguroso de esta Ley”, concluye Barato.