No hay escapatoria al burrito sabanero. Uno de los villancicos más populares, relanzado estas Navidades por David Bisbal, ha ocupado todos los espacios de estas fiestas: desde la radio hasta música ambiental en todo tipo de comercios. Pero estas melodías, igual que las luces de Navidad y los reencuentros familiares, no son bienvenidos por todo el mundo. Algunos se quejan de las aglomeraciones en el centro de sus ciudades, consideran un malgasto económico las decoraciones navideñas y entienden estas reuniones como compromisos incómodos.
Lo que pretende ser una época de alegría y reunión con los seres queridos es, para muchos, un tiempo difícil, molesto y algo triste. El psicólogo Luis Miguel Real se ha interesado por comprender este fenómeno que le ocurre a ciertas personas al llegar la Navidad, pues hay quienes no solo se entristecen, sino que además tienen que lidiar con la incomprensión del resto: “¿Cómo no puede gustarte la Navidad?”
En una entrevista con Infobae España, Real relaciona esta tristeza navideña con la nostalgia y el papel de la Navidad cuando éramos niños. “Al ser una festividad que tiene lugar una sola vez al año y que es muy importante durante la infancia, cuando somos adultos nos suele venir esa nostalgia de los años pasados”, explica. Todo este sentimiento encierra una constante “comparación con el pasado” en la que “creemos que éramos mucho más felices que ahora”.
Dentro de ese vistazo atrás en el tiempo, es probable que nos encontremos con que en nuestra mesa faltan seres queridos, cuya ausencia pesa más en la Navidad. A nivel sociocultural, las comidas familiares cuentan con un peso bastante relevante que se acentúa en estas fiestas: “Nos vienen recuerdos de hace dos años, cuando aún vivía el abuelo o cuando estaba con aquella chica. Estas ausencias nos generan una nostalgia y la creencia de que todo tiempo pasado fue mejor”.
Esa comparación no ocurre únicamente con un tiempo pasado, sino también con las vidas ajenas, con lo que debería ser una familia perfecta como las que representan las películas navideñas. “Hay personas que tienen familias muy grandes, que se juntan 10, 15 o 20 personas y sus celebraciones son una pasada y eso es maravilloso. Luego hay personas con familias mucho más pequeñas, donde ha habido conflictos, divorcios... y al sentarse a la mesa en Nochebuena son tres. Es normal que al comparar con otros años u otras familias aparezca esa nostalgia”.
Otra de las razones que explicaría por qué las Navidades deprimen a algunos es porque no están en consonancia con ese “espíritu navideño”. Según el psicólogo, “muchas personas ven demasiada falsedad en todo lo que es la Navidad, mucho consumismo y mucho materialismo. Toda esa presión por fingir que estamos contentos todo el tiempo y ocultar nuestras verdaderas emociones nos puede destrozar a nivel de salud mental y puede ser muy doloroso”.
Pesadilla (o expectativas) antes de Navidad
Quizás la causa primera que explique el descontento que surge especialmente en estas fiestas sean las expectativas que se generan en torno a ellas. No existe otra festividad que nos mueva tanto o que motive más a la industria cinematográfica o literaria que la Navidad; y en parte, se debe a las expectativas. Las películas de este género son responsables en buena medida de intensificar la expectación, especialmente en el ámbito amoroso.
“Una joven ejecutiva que odia la Navidad vuelve a su pueblo natal para salvar el negocio familiar. Allí, se reencontrará con un amigo de la infancia que le ayudará a descubrir el verdadero significado de la Navidad y el amor”. Esta podría ser la premisa de una película, pero es la premisa de decenas de ellas. Por eso, en estas fechas la soltería y la presión de encontrar una pareja pesa doblemente.
“La sociedad nos dice que para estar bien en la vida necesitamos tener pareja, que es el culmen de la existencia humana, pero no tiene por qué ser así. Hay muchas personas que viven en pareja toda su vida y están amargadas precisamente porque se obligan a quedarse en una relación sentimental que no está funcionando. Y luego muchas personas solteras que realmente podrían estar muy bien solteras si no se dijesen a sí mismas que deberían tener pareja. En las Navidades esto se suele notar mucho, especialmente si en el pasado teníamos una pareja que estaba presente en los compromisos navideños de los años anteriores”, cuenta el psicólogo a este medio.
Cómo evitar la tristeza navideña
Parece casi inevitable caer en estos pensamientos, pues la Navidad coincide con el fin de año y también aprovechamos para evaluar los meses anteriores: “Hacemos balance de cómo ha ido el año, si hemos cumplido los objetivos que nos habíamos planteado, repasamos ganancias y pérdidas... Hay muchas personas que tienden a fijarse más en las cosas malas que han ocurrido, en las decepciones. Es una época en la que a muchas personas se les viene todo eso encima y ven que todo el mundo está sonriente y celebrando porque parece que tienen una vida perfecta”, expresa.
Si sabemos que estas fiestas son una época que tiende a entristecernos, tenemos en nuestra mano cierto margen de maniobra para paliar estos sentimientos negativos. Real tiene clara la solución: que la gente deje de fingir. “Lo que más recomiendo es no forzarnos a poner una sonrisa que no estamos sintiendo cuando otras personas nos presionen con ello. También debemos permitirnos confrontar de manera respetuosa y decir ‘oye, no estoy de humor’, y ya está”.