La masa muscular es un componente esencial para la salud y el bienestar general del cuerpo humano. Más allá de su papel evidente en la movilidad y la fuerza física, el tejido muscular influye directamente en el metabolismo, la estabilidad ósea y la prevención de enfermedades crónicas. De igual modo, una adecuada cantidad de masa muscular ayuda a mantener el equilibrio energético, ya que contribuye a un gasto calórico más eficiente.
Por otra parte, su fortalecimiento está relacionado con la reducción del riesgo de lesiones y el deterioro asociado al envejecimiento. Y es que a más edad, mayor es la pérdida de masa muscular. Es imposible luchar contra la biología, pero sí se puede ralentizar el proceso e intentar perder la menor cantidad de masa muscular posible.
La actividad física es indispensable para conservar y desarrollar la musculatura a cualquier edad. Los ejercicios de fuerza, como levantamiento de pesas, entrenamiento con bandas elásticas o movimientos con el peso corporal (sentadillas, flexiones, etc.), son especialmente efectivos para estimular el crecimiento muscular. Además, el entrenamiento de resistencia debe complementarse con ejercicios aeróbicos, como caminar, nadar o montar en bicicleta, para mejorar la salud cardiovascular y mantener un equilibrio general. Estiramientos y actividades como yoga o pilates son útiles para mejorar la flexibilidad y prevenir lesiones. De igual manera, la alimentación es otro de los pilares para preservar la masa muscular.
Cómo afecta la alimentación a la masa muscular
La revista Salud Pública y Nutrición ha publicado un estudio que investiga la relación entre ciertos patrones dietéticos y el aumento de masa muscular en adultos mayores. La investigación, liderada por Collado-Carrera Cristell, Priego-Álvarez Heberto Romeo, Magaña-Castillo Margarita y González-Javier Flor del Pilar, analiza cómo estas dietas podrían ser una herramienta para combatir la pérdida de masa muscular comúnmente relacionada con el envejecimiento.
El estudio se contextualiza en el proceso natural del envejecimiento, el cual causa una pérdida progresiva de masa muscular. Esta pérdida es especialmente relevante a partir de los 50 años, con una disminución anual del 1 al 2% de la masa muscular, aumentando al 10% al llegar a los 65 años. Este hecho subraya la importancia de mantener y aumentar la masa muscular desde una edad temprana a través de patrones dietéticos adecuados. Entre los principales hallazgos, se identificó una clara conexión entre la adherencia a patrones dietéticos regionales saludables y el mantenimiento o aumento de la masa muscular. Sin embargo, se destacó que hacen falta más estudios específicos sobre la dieta de la milpa y su efectividad en el contexto del incremento de masa muscular en la tercera edad.
El artículo también menciona el rol de la dieta mediterránea, ampliamente estudiado en la literatura científica, evidenciando que aquellos adultos mayores que siguen este tipo de alimentación presentan una mejor condición física y musculoesquelética. Sin embargo, los resultados sobre su efectividad en la masa muscular son mixtos y deben ser explorados en otras regiones geográficas. El estudio concluye enfatizando la necesidad de considerar dietas regionales como parte de una estrategia efectiva para mejorar la salud muscular en personas mayores.