Llega el frío y, con él, los planes gastronómicos que lo acompañan. Es el momento de los platos de cuchara, de los paseos calentándonos las manos con un cono de castañas asadas y de las citas para disfrutar de unos deliciosos churros con chocolate. Ya sea para desayunar un domingo o para una merienda dulce cualquier día de la semana, unos churros o porras acompañados de una taza de café o de chocolate caliente son sinónimo de felicidad, comodidad y placer gustativo.
La Guía Repsol, la guía turística española creada en 1979 para recomendar los mejores destinos de viaje y gastronómicos, cuenta con su propia selección de churrerías premiadas, recomendaciones que no debemos pasar por alto estos meses de otoño e invierno. Estas son cafeterías que han sido premiadas con los Soletes de la guía de carretera, galardones que reconocen los locales informales de mayor calidad del país.
En la ciudad de Pamplona, la guía selecciona un total de 114 locales con Solete, cafeterías, bares, terrazas, heladerías y tabernas que merecen una visita. Entre todas ellas se encuentra un local, concretamente una panadería, en la que la guía nos recomienda sentarnos a disfrutar de unos reconfortantes churros con chocolate. Se trata de El Panadero de Eugui, un icónico negocio pamplonés que cuenta con dos locales, uno en el pueblo de Huarte y otros tres en la capital, en la avenida Carlos III, la plaza de Yamaguchi, y en la plaza de San Francisco, en el Casco Antiguo de la capital navarra.
La historia del Panadero de Eugui comienza en 1927, fecha en la que el abuelo de la familia, José Marticorena, abría las puertas de Casa Baltasar en el pueblo de Eugi. Allí, daba comidas, tenía comercio y un horno para hacer pan, comenzando así una tradición dedicada a la panadería que luego se transmitiría durante tres generaciones. Su hijo, Javier Marticorena, continuó con la tradición panadera heredada, hasta que en 1970 decidió instalar su negocio, junto a su familia, en Huarte, un pueblo más grande y con más oportunidades.
Fue ya cuando la panadería triunfaba en manos de Fermín Marticorena, tercera generación y actual panadero en el negocio familiar, que decidieron abrir su local en Pamplona, llevando sus panes, postres y otras delicias al centro de la ciudad. De Fermín, la Guía Repsol destaca que es “uno de los panaderos de Navarra que ha sentado cátedra no solo por su pan, también por su propuesta de repostería como las Joaquinas, sus tartas, o su hojaldre”.
Además de todo esto, ponen a disposición de los clientes sus chocolates con churros, una opción que puede escogerse para llevar o para disfrutar en el propio local, disponibles incluso también en fechas señaladas como San Fermín. “He de reconocer que el chocolate con churros es como en los viejos tiempos”, asegura un cliente en las reseñas de Google del local. “Uno de los mejores sitios de Pamplona para tomar chocolate con churros”, comenta otra usuaria.
La churrería más antigua de Pamplona
Este no es, sin embargo, el lugar más emblemático donde comer churros en la ciudad de Pamplona. Existe una churrería, la más antigua de la ciudad, que lleva abierta desde 1872 y cuyo nombre trae recuerdos a generaciones y generaciones de pamplonicas. Se trata de La Mañueca, un icono en la ciudad que solo se puede probar unos pocos días al año. Tan solo abre sus puertas los domingos en octubre y durante las Fiestas de San Fermín, cuando los pamploneses y visitantes peregrinan hacia sus puertas para desayunar una de sus raciones de churros. Durante más de un siglo y medio, la receta de churros y su meticuloso proceso de elaboración siguen intactos, con un sabor característico que no ha cambiado ni un ápice desde entonces.