Qué significa pedir perdón constantemente, según la psicología

Pese a que en numerosas culturas se utiliza esa palabra como manera de pedir permiso, la necesidad constante de disculparse puede indicar un problema psicológico

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Sesión de psicólogo. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Sesión de psicólogo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Al igual que dar las gracias, pedir perdón es una forma universal para poner fin a los conflictos y seguir adelante. En algunos países, como en España, no solo se pide perdón para disculparse, sino que también se emplea como una forma de pedir permiso o advertir a alguien para que se aparte.

No obstante, en algunos casos, el acto de pedir perdón se convierte en un hábito repetitivo, incluso abusivo, que puede afectar al bienestar emocional y a las interacciones con el resto. Numerosas personas se sienten obligadas a disculparse continuamente pese a no haber cometido ningún acto reprochable, no obstante, esto no es una forma de ser, sino que tiene una explicación.

Aunque las disculpas son esenciales para corregir errores y restaurar la armonía, el exceso de disculpas puede ser un reflejo de otros problemas psicológicos. Algunas personas se disculpan con frecuencia, incluso cuando no han cometido ninguna infracción real, o por situaciones que están completamente fuera de su control. Esta tendencia no solo puede resultar molesta para los demás, sino que también puede revelar inseguridades profundas o conflictos emocionales no resueltos.

Cuáles son los motivos

Según estudios de psicología, hay varias razones por las que las personas tienden a disculparse en exceso:

  • Baja autoestima: las personas con baja autoestima suelen sentirse culpables de manera injustificada. Pueden tener la sensación de que son una carga para los demás o que, de alguna manera, están causando problemas sin querer. Este sentimiento de no ser suficientemente buenos puede llevarlos a disculparse por casi todo, incluso por situaciones que no requieren una disculpa.
  • Necesidad de aceptación social: con frecuencia, las personas que buscan la aprobación constante de los demás tienden a disculparse para evitar conflictos o desagradar a alguien. La disculpa se convierte en una estrategia para hacer que los demás se sientan cómodos, pero sin darse cuenta, esta actitud puede proyectar inseguridad y falta de confianza.
  • Manejo del conflicto: el exceso de disculpas también puede ser una forma de evitar conflictos. Las personas que han crecido en entornos familiares donde los desacuerdos resultaban en peleas o situaciones incómodas, a veces aprenden a disculparse constantemente como una forma de evitar la confrontación.
  • Perfeccionismo: a menudo se tienen expectativas extremadamente altas para sí mismo, por lo que se puede llegar a sentir culpabilidad al no cumplir con los estándares. En este sentido, disculparse constantemente se convierte en una forma de manejar el miedo al rechazo o la crítica, evitando así que otros perciban sus fallos.
  • Ansiedad social: las personas con ansiedad social, especialmente aquellas que experimentan lo que se conoce como el “efecto foco”, suelen sentir que todas sus acciones son observadas de manera crítica por los demás. Este sentimiento puede llevarlas a disculparse excesivamente, incluso por errores menores, como una forma de manejar su nerviosismo y autoconciencia.

Cómo dejar de pedir perdón todo el tiempo

Mientras que, hasta hace unos años, esta realidad parecía pasar desapercibida, cada vez son más las personas que toman conciencia de que esa clase de comportamientos puedes derivar de un problema más amplio. Por ello, no solo hay que saber identificarlo, sino también tratar de ponerle remedio. Para ello, se pueden aplicar varios métodos:

  • Reflexionar sobre la raíz del problema: se debe examinar las experiencias de vida, especialmente la infancia, y tratar de identificar si hay alguna causa subyacente, como haber sido enseñado a evitar conflictos o ser excesivamente autocrítico.
  • Evaluar si realmente se necesita disculparse: antes de disculparse, se puede hacer una pausa y preguntarse si la situación realmente requiere una disculpa. A menudo, pedir perdón no es necesario por situaciones menores o fuera de tu control.
  • Reemplazar las disculpas con afirmaciones claras: hay que tratar de comunicarse de manera asertiva y clara. Por ejemplo, en lugar de decir “Perdón por interrumpir”, se puede sustituir por “Gracias por tu tiempo, necesito discutir algo breve contigo”.
  • Fortalecer la autoconfianza: se debe tratar de mejorar la autoestima y confianza personal. Al sentirse más seguro de sí mismo y las acciones, se dejará de sentir que hace falta validación constante de los demás a través de disculpas.
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