Alcalá de Henares es uno de los destinos más visitados de la Comunidad de Madrid, una ciudad llena de historia y cultura que se convierte en una de las escapadas por excelencia para quienes buscan pasar unas horas fuera del bullicio de la capital. Pero, además, esta ciudad universitaria es también un destino ideal para los amantes de la gastronomía, en especial para los más golosos.
Y es que esta ciudad, reconocida como Patrimonio de la Humanidad, cuenta con una generosa lista de postres tradicionales, bocados dulces que van íntimamente ligados a la rica historia de la ciudad. La Costrada de Alcalá de Henares es uno de ellos, un dulce emblemático de esta ciudad que se suma a otras opciones como las tejas, los penitentes de Semana Santa, las rosquillas de Alcalá y las almendras garrapiñadas.
El pasado domingo 1 de diciembre, la ciudad de Alcalá de Henares celebraba la existencia de esta receta en el I Concurso de la Costrada. Este dulce evento se enmarcaba dentro de las actividades conmemorativas con motivo de un aniversario muy especial: el de la declaración del municipio madrileño como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
Para este concurso, el ayuntamiento había convocado la participación de un total de 14 pastelerías, cafeterías, panaderías y restaurante alcalaínos, reunidos en un evento popular que giraba alrededor de este postre. El objetivo no era otro que el de que los asistentes conocieran y probaran las delicias de este dulce tan característico de la ciudad complutense, así como encontrar el obrador que elabora los mejores de toda la ciudad.
En el concurso, la Pastelería Salinas se ha coronado cómo la autora de la mejor costrada tradicional, un postre que elaboran a base de hojaldre de mantequilla, crema pastelera, merengue italiano y almendra al horno. Además de ser uno de los mejores sitios para probar este postre tradicional, esta pastelería es todo un símbolo de Alcalá de Henares, una confitería que refleja la historia que la rodea.
Esta pastelería es la más antigua de la ciudad y abrió sus puertas en 1846. Su fachada, protegida a nivel patrimonial, nos hace viajar en el tiempo, con detalles que van desde su espejo del siglo XIX, pintado a mano, hasta una mirilla que data de la época medieval.
Un postre histórico de disputado origen
La Costrada de Alcalá es un milhojas de hojaldre con dos tipos de relleno, crema pastelera y merengue, y una capa de almendra picada tostada y azúcar glas por encima. Se trata de un dulce muy sencillo y tradicional, pero que ha ido abriéndose camino a lo largo de los años hasta que, a día de hoy, se puede encontrar en la mayoría de los restaurantes de la ciudad.
Su origen, como el de tantas otras recetas tradicionales, es un misterio por resolver. Su nacimiento se adjudica a dos pastelerías diferentes, históricas de la ciudad: la Pastelería Salinas y El Postre. Las dos confiterías han sido consideradas, por unos y otros, las creadoras de la receta alcalaína de la costrada.
Algunos asocian su origen a Salinas, en virtud de su mayor antigüedad, una pastelería que llegó incluso a ser proveedora de la Casa Real. Otros consideran que es en la segunda, El Postre, en la que se comenzó a elaborar este postre. Quienes defienden esta teoría mencionan una curiosa historia. Se dice que fue el pastelero de este negocio, Lino Gómez Noguera, quien introdujo la costrada en Alcalá a partir de una receta que les dio una amiga de la familia tras haberlo tomado en una boda en Zaragoza. La amiga en cuestión era nada menos que Conchita Azaña, familiar del alcalaíno Manuel Azaña, la cual quedó prendada de uno de los postres servidos durante en enlace. Le gustó tanto que acudió al pastelero, uno de los mejores confiteros que existían en Alcalá por aquel entonces, y le pidió que lo reprodujera.