En las regiones tropicales y subtropicales del Atlántico y del Pacífico existen dos especies de pez de agua profunda -entre los 800 y los 100 metros de profundida - comúnmente conocidos como el escolar y el escolar negro, o pez mantequilla, en ambos casos. Aunque son especies diferentes, ambos comparten características comunes, entre ellas los riesgos que puede acarrear su consumo en caso de no seguir una serie de indicaciones al prepararlo.
El escolar negro, o Lepidocybium flavobrunneum, es un pez de color castaño oscuro que se oscurece con el tiempo y puede alcanzar los 2,4 metros de longitud. El escolar o Ruvettus pretiosus, por su parte, es un pez marrón con los extremos de las aletas pectorales y pélvicas negras que puede alcanzar los 3 metros de largo, aunque generalmente miden alrededor de un metro y medio.
La normativa específica para la venta de “pez mantequilla”
Se los conoce como “pez mantequilla” por su textura grasa, firme y delicada. Su carne, de color blanco, tiene un sabor suave que recuerda al mero. De hecho, en ocasiones este parecido supone que se confunda a la hora de etiquetarlo para su venta, lo cual puede generar problemas por no seguirse las indicaciones recomendadas para cocinarlo.
Según el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, su alto contenido en grasa -de aproximadamente un 20%- compuesta por ésteres cerosos indigestibles para los seres humanos puede provocar una serie de problemas gastrointestinales, como heces acuosas, náuseas y vómitos que pueden durar desde unas horas a uno o varios días.
Debido a esto, la legislación en España obliga a los establecimientos a, en caso de venderlo, únicamente hacerlo envasado o embalado y con una etiqueta que indique el nombre científico y comercial del pescado, el modo de preparación o cocción adecuado y el riesgo relacionado con la presencia de sustancias con efectos gastrointestinales adversos. Otros países, como Japón o Italia, directamente prohíben su comercialización, aunque con otros pescados sucede lo contrario: el pez globo es considerado una delicia en Japón, mientras que su consumo está prohibido en España.
Recomendaciones de preparación y consumo
Lo primero que se recomienda es retirar la mayor cantidad de piel y de grasa antes de prepararlo. El método de cocción, por su parte, debe ser uno que elimine también esa grasa, como a la plancha o a la parrilla, y en ningún caso utilizar o rebañar la grasa sobrante. También se recomienda consumirlo en cantidades pequeñas para reducir el riesgo de indigestión. Aunque en caso de seguir estas indicaciones no debería haber mayor problema, no se recomienda su consumo a grupos vulnerables como niños, ancianos, personas embarazadas o inmunodeprimidas, además de a aquellas con patologías gastrointestinales.
Más allá de estos efectos nocivos, la textura y el sabor de este pescado lo hacen muy apetitoso, ya que, además, es muy bajo en calorías y una buena fuente de proteínas. Lo recomendable, sin embargo, es siempre consumirlo en cantidades moderadas o reducidas - especialmente si es la primera vez que se prueba, por comprobar los efectos que tiene sobre el sistema digestivo - y cocinarlo siempre muy bien para eliminar toda la grasa posible antes de consumirlo. En caso de mostrar síntomas, lo mejor es ponerse en lo peor y solicitar atención médica lo antes posible, por evitar pérdidas graves de fluidos.