No son pareja y nunca lo han sido, pero la ruptura de ese vínculo duele como si hubieran sido una. Los famosos “casi algo” encarnan un quiero y no puedo que, con bastante frecuencia, acaban provocando un profundo malestar en una de las dos partes. Por lo general, estos vínculos ambiguos oscilan entre la amistad y el coqueteo sin llegar a materializarse “oficialmente” la relación romántica, lo que crea un ambiente de incertidumbre y confusión bastante doloroso.
Para muchas personas resulta muy difícil encarar estas relaciones tan poco definidas y que no suelen durar mucho. Por ello, como explica el psicólogo Tomás Santa Cecilia, la brevedad de los “casi algo” suele ir de la mano de la intensidad de los sentimientos. Así, según el experto, la satisfacción momentánea se desvanece y no queda lugar a una felicidad a largo plazo. En este sentido, el psicólogo aboga por considerar si este desgaste emocional justifica la posibilidad de que, en un futuro, ese vínculo sea más claro.
A todo ello se suma la idealización del otro, lo que irremediablemente lleva a volcar unas expectativas exageradas en su persona y en la relación. Por ello, no solo en los “casi algo”, sino también en parejas o amistades, es importante observar al otro con un perfil completo, con sus virtudes y sus defectos.
Cómo superar un “casi algo”, según la psicología
Superar una relación del tipo “casi algo” puede ser un proceso muy duro, ya que el impacto emocional que deja suele ser bastante significativo. Para salir adelante, los psicólogos recomiendan trabajar en tres aspectos clave: la aceptación emocional, el establecimiento de límites y el refuerzo de la autoestima. Además, apoyarse en los amigos y seres queridos también es fundamental.
El primer paso para superar ese “casi algo” es aceptar lo que ocurrió y lo que no. Estas relaciones pueden dejar un vacío emocional debido a las expectativas no cumplidas, pero reconocer las emociones asociadas, como la tristeza, la frustración o la confusión, es esencial para sanar. Sin embargo, no solo importa reconocerlas, sino también respetarlas y permitirse a uno mismo sentir dolor, decepción o incluso enfado sin juzgarnos por ello. Las emociones no son ni buenas ni malas; simplemente son una respuesta natural a lo vivido.
Una de las razones por las que estas relaciones pueden ser emocionalmente agotadoras es la falta de claridad en las dinámicas. Por ello, saber establecer límites claros en las próximas relaciones será crucial para proteger nuestro bienestar y evitar recaídas. Si la relación nos genera sufrimiento, tomar distancia puede ser una medida saludable. Esto incluye reducir el contacto en redes sociales, evitar encuentros casuales y eliminar cualquier comunicación que perpetúe la ambigüedad.
El impacto emocional de estas relaciones puede generar dudas sobre nuestra propia valía, por lo que trabajar en la autoestima es una forma de superar el vínculo y prevenir patrones similares en el futuro. Enfocarse en los logros y retomar actividades que nos apasionen, o rodearnos de amigos y familiares, pueden ser un recordatorio de nuestro valor y de la importancia de rodearse de relaciones saludables y recíprocas.