La fidelidad es sin duda uno de los pilares de una relación romántica saludable que influirá en la calidad y estabilidad de las parejas a largo plazo. La transgresión de esta norma, como destaca el trabajo de Previti y Amato (2004), puede hacer que sea el fin de una relación y termine en rupturas o divorcios. Por ello, no resulta extraño que quienes están comprometidos con una relación romántica sean sensibles a cualquier señal que sugiera una desviación de su pareja hacia una atención externa.
Sin embargo, estas percepciones de infidelidad no siempre corresponden a la realidad. Una investigación de Neal y Lemay (2019), señala que las sospechas sobre el interés romántico o sexual de la pareja hacia terceros pueden estar más influenciadas por los propios deseos de quien sospecha que por el comportamiento real de la otra persona. Este fenómeno, conocido como proyección, consiste en atribuirle a la pareja las mismas inclinaciones o pensamientos que uno podría experimentar, y así lo explica la psicóloga social y profesora de psicología de la Universidad Loyola Mayland, Theresa DiDonato.
En el estudio de estos dos autores, formado con 100 parejas heterosexuales, participaron en sesiones de laboratorio y completaron evaluaciones diarias durante una semana. Cada día, de manera independiente, reportaron sus propias conductas dentro de la relación, como episodios de ira o actitudes negativas, así como pensamientos, coqueteos o deseos hacia terceros. Además, evaluaron el grado en que creían que su pareja mostraba interés romántico o sexual por otras personas.
Las percepciones estaban basadas en las propias inclinaciones hacia la infidelidad de los encuestados
Los resultados revelaron que las percepciones de las personas sobre los deseos extradiádicos de sus parejas estaban influenciadas por sesgos significativos, basados en sus propias inclinaciones hacia la infidelidad (Neal y Lemay, 2019). Las variaciones diarias en los juicios sobre el interés romántico o sexual de sus parejas hacia terceros se encontraban profundamente afectadas por los propios deseos de quienes juzgaban.
Las personas que perciben deslealtad en sus parejas tienden a reaccionar con comportamientos negativos, como tristeza o frialdad, lo que puede deteriorar aún más la dinámica de la relación. Estas conductas no solo se derivan de los supuestos actos de la pareja, sino también de los propios pensamientos extradiádicos de quienes proyectan.
Aunque la investigación reveló cierto grado de precisión en las percepciones, la tendencia a proyectar los propios deseos pone de manifiesto una dimensión compleja en las relaciones humanas. Por un lado, las personas parecen sensibles a las señales reales de su pareja, pero, por otro, sus interpretaciones están infundidas por sus propias inclinaciones. Esto plantea interrogantes sobre cómo las personas evalúan la lealtad de su pareja y si estas proyecciones podrían servir como mecanismos de defensa para aliviar la culpa o justificar posibles pensamientos desleales.
Finalmente, este estudio subraya la naturaleza dinámica y bidireccional de las relaciones. Los pensamientos y comportamientos de ambos integrantes afectan la relación, a menudo de formas inconscientes. La clave para superar estas dinámicas podría radicar en reconocer los propios sesgos, fomentar la comunicación honesta y construir confianza, elementos esenciales para fortalecer los vínculos y evitar que las inseguridades personales erosionen la estabilidad de la pareja.