A todos nos pasa: hay días en los que es verdaderamente insoportable lidiar con ciertas personas. Tanto lo que hacen como lo que dicen, todo parece molestarnos o irritarnos demasiado. Lo curioso es que a veces puede ocurrirnos con personas a las que apreciamos, como un amigo, un familiar o la pareja. Sentirse así en ocasiones puntuales es completamente natural, pero el problema aparece si nos pasa de forma recurrente.
La psicóloga y escritora Sharon Laura Capeluto explica que el sentimiento de no soportar a la gente puede responder a varios factores psicológicos. Por ello, entender por qué ocurre esto puede ser una forma de solucionarlo y cuidar de nuestra red de socialización, algo fundamental para la salud mental.
Estrés acumulado
El estrés es una de las principales razones por las cuales las personas pueden volverse más irritables y menos tolerantes con los demás. Cuando enfrentamos días de mucha presión, ya sea en el trabajo, en el hogar o en la vida personal, es común que nuestra paciencia disminuya. El estrés activa la respuesta de “lucha o huida” en el cuerpo, liberando hormonas como el cortisol, que preparan al organismo para situaciones de emergencia. Sin embargo, esta activación constante puede llevar a un estado de irritabilidad y cansancio, donde incluso las interacciones sociales más sencillas pueden percibirse como una carga.
Al acumular estrés, nuestra capacidad de empatizar y ser comprensivos con los demás se ve afectada. En lugar de tener paciencia y tolerancia, es probable que reaccionemos de forma negativa o impaciente ante pequeños inconvenientes o incluso ante comentarios inofensivos. El estrés puede nublar nuestra percepción y hacernos sentir que los demás solo añaden más problemas a nuestra vida, cuando en realidad el problema principal radica en la acumulación de tensiones no gestionadas.
Te sientes superior al resto
Sentirse superior a los demás es otra de las causas por las que una persona puede no soportar a los otros. Esta actitud suele estar asociada con una perspectiva crítica y un deseo de control pues cuando alguien se percibe a sí mismo como más inteligente, capaz o interesante que el resto, es posible que sienta que las personas a su alrededor no están a su altura, lo cual genera un rechazo hacia la interacción.
Este sentimiento de superioridad puede ser un reflejo de inseguridades profundas, donde la persona busca sentirse mejor consigo misma a través de la comparación con los demás. Sin embargo, también puede resultar en una baja tolerancia y falta de empatía, ya que se percibe a los otros como un estorbo o una distracción. En estos casos, es común que se busque rodearse únicamente de personas que refuercen esa percepción de superioridad o se tiendan a evitar personas que puedan desafiar esta visión.
Te sientes inferior
Contrario a lo anterior, el sentirse inferior también puede causar un rechazo hacia los demás. Cuando una persona se percibe a sí misma como menos capaz, menos interesante o menos atractiva que los demás, puede evitar el contacto social para no exponerse a situaciones que refuercen esa autopercepción. Esta inseguridad puede llevar a la conclusión de que los demás no le agradan o que simplemente “no soporta” estar en su compañía, cuando en realidad la incomodidad proviene de la propia percepción negativa.
La sensación de inferioridad lleva a evitar la interacción por miedo al juicio o la comparación, lo que puede interpretarse erróneamente como falta de tolerancia hacia los demás. Este tipo de rechazo se basa en un mecanismo de protección contra la incomodidad, donde el distanciamiento se convierte en una forma de evitar confrontar las propias inseguridades.