Receta de bizcocho de calabaza con cobertura de caramelo, un postre otoñal para disfrutar en compañía

La calabaza se ha convertido en un ingrediente de gran tradición en nuestra cultura gastronómica, deliciosa tanto en recetas saladas como dulces

Receta de bizcocho de calabaza con cobertura de caramelo (Adobe Stock)

El otoño llena nuestra despensa de manzanas, peras, castañas, caquis y cítricos, pero hay una hortaliza que, sin duda, reina a sus anchas ya convertida en un icono de esta época. Hablamos de la calabaza, un fruto lleno de nutrientes que se convierte en el ingrediente estrella de deliciosos platos, tanto dulces como salados.

Esta tarta es un postre perfecto para la temporada de otoño, una receta en la que los sabores cálidos y especiados de la calabaza se combinan con la dulzura del caramelo para crear una experiencia realmente reconfortante. Este pastel es una adaptación de las clásicas tartas de calabaza estadounidenses, pero con un toque de sofisticación y suavidad en cada bocado, gracias a la capa de caramelo que se incorpora en la receta.

Este postre, con un sabor intenso y con toques especiados, es ideal para servir en reuniones familiares o como un postre especial durante las celebraciones de Acción de Gracias o en Navidad. La calabaza en este pastel aporta una textura cremosa y húmeda, y es balanceada por las especias como la canela y el jengibre, que realzan su sabor. El caramelo, por su parte, añade un toque de dulzura profunda que se mezcla perfectamente con los ingredientes. El resultado es un pastel húmedo, sabroso y ligeramente dulce que destaca por su aroma cálido y reconfortante.

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Receta pastel de calabaza y caramelo

Tiempo de elaboración: 1 hora y 45 minutos

Ingredientes:

  • 500 g de puré de calabaza (preferiblemente natural)
  • 200 g de azúcar morena
  • 3 huevos grandes
  • 200 g de harina de trigo
  • 1 cucharadita de polvo de hornear
  • 1 cucharadita de canela en polvo
  • 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 125 ml de aceite vegetal
  • 100 ml de leche
  • 150 g de azúcar para el caramelo
  • 60 g de mantequilla sin sal
  • 100 ml de nata para montar
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla

Elaboración:

  1. Precalienta el horno a 180°C y engrasa un molde de unos 20 cm de diámetro.
  2. Prepara el caramelo: en una cacerola pequeña, coloca el azúcar y calienta a fuego medio, sin remover, hasta que se derrita y adquiera un color ámbar. Agrega la mantequilla y mezcla hasta que se disuelva. Retira del fuego, incorpora la nata y la vainilla, y remueve hasta obtener una mezcla suave. Deja enfriar un poco.
  3. Mezcla los ingredientes secos: en un bol, tamiza la harina, el polvo de hornear, la canela, el jengibre, la nuez moscada y la sal.
  4. Prepara la mezcla de calabaza: en otro bol, bate el azúcar morena y los huevos hasta que la mezcla esté cremosa. Añade el puré de calabaza, el aceite y la leche, y bate hasta integrar.
  5. Une los ingredientes: añade gradualmente los ingredientes secos a la mezcla de calabaza y remueve hasta obtener una masa homogénea.
  6. Incorpora el caramelo: vierte la mezcla en el molde preparado.
  7. Hornea durante 1 hora o hasta que, al insertar un palillo, este salga limpio. Deja enfriar antes de desmoldar.
  8. Opcional: decora con una capa de caramelo y, opcionalmente, algunos frutos secos antes de servir.

¿Cuántas raciones se obtienen de esta receta?

Con esta cantidad de ingredientes, el pastel de calabaza y caramelo rinde aproximadamente 10 porciones de tamaño estándar.

¿Cuál es el valor nutricional de cada porción de esta receta?

Cada porción contiene aproximadamente:

  • Calorías: 320
  • Grasas: 15 g
  • Grasas saturadas: 5 g
  • Carbohidratos: 42 g
  • Azúcares: 28 g
  • Proteínas: 4 g

Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

¿Cuánto tiempo se puede conservar esta preparación?

Este pastel se puede conservar en el frigorífico por hasta 4 días, bien cubierto para mantener su frescura y evitar que absorba otros olores.

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