Chinchón es uno de los pueblos más pintorescos y de mayor personalidad de la Comunidad de Madrid. Su larga historia, que se refleja en cada uno de sus edificios; la belleza de su casco urbano, declarado en 1974 Conjunto Histórico Artístico; y su emplazamiento, tan cerca de la capital, lo convierten en un lugar ideal para pasar el día o dedicar un fin de semana a la desconexión. Su excelente gastronomía, que mezcla recetas tradicionales madrileñas con preparaciones castellanas y productos de enorme calidad, es otro de los mayores atractivos de este pueblo madrileño.
Uno de sus rincones más icónicos, sin duda el lugar elegido por gran parte de los visitantes para disfrutar de la gastronomía del pueblo, es el Mesón Cuevas del Vino, un restaurante y museo catalogado de Interés Turístico que está situado en una edificación de casi tres siglos de historia. Este mesón, que ocupa unos 3.500 metros cuadrados, es un espacio único en España, una antigua casa de labranza del siglo XVIII que se encuentra protegida por el Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.
Su larga trayectoria en el mundo de la restauración es una de las grandes culpables de su fama. Este año, el mesón ha cumplido 60 años de actividad, un cumpleaños muy especial que han celebrado manteniendo intacta su manera de comprender la gastronomía. Fue en 1964, cuando Narciso García Ortego, un chinchonense licenciado en Medicina, decidió darle un giro a su vida y comenzar este negocio, sin saber que, seis décadas después, se habría convertido en todo un templo de la gastronomía en Chinchón.
A lo largo de estos 60 años, el mesón ha cosechado galardones y premios de todo tipo, algunos de la talla del Premio nacional de hostelería, el Trofeo Internacional de Turismo y Hostelería, la Insignia de Oro al Mérito Profesional y la Medalla de Plata al Mérito Turístico. Y es que este restaurante es mucho más que eso. El espacio único en el que se encuentra lo convierte en un destino turístico por sí mismo, al que acudir para conocer a fondo la historia artesana y agricultora de este pueblo madrileño. De hecho, el espacio se puede conocer a través de visitas guiadas, en las que descubrir el molino de aceite tricentenario con piedras de más de 1.500 kilos, las zonas de almacenaje del aceite y cereal y sus antiguas bodegas con tinajas gigantes.
Y es que en la antigua casa de labranza que ocupa el restaurante, antiguamente se cosechaba y trabajaba en la elaboración tanto de vino como de aceite, además del almacenaje de distintos tipos de cereal. Las almazaras, lagares, bodegas y cuevas construidas entonces, junto con el resto de dependencias, han llegado hasta nuestros días reconvertidas en salones, comedores y tabernas donde los clientes pueden sentarse a comer uno de los míticos asados preparados en las cocinas del mesón.
Cientos de personalidades de campos tan dispares como el mundo de la música, la política, la cultura, el teatro, o incluso la Casa Real, han compartido mesa y mantel en la casa de Narciso García Ortego y su familia. El restaurante guarda sus fotos y firmas, señales del paso de figuras como Orson Welles, Yul Brynner, Tom Holland, Mark Knopfler, Adrien Brody, Matt Dillon, José Sacristán o Manolo Escobar, entre muchos otros. Este emblemático local ha servido, además, de marco para numerosas películas, grabándose en sus salones escenas icónicas de Sex o no sex, con Carmen Sevilla y José Sacristán, y de Pájaros de papel.
El horno de leña más grande de España
25 toneladas de leña de encina al año es la asombrosa cantidad de leña que necesita el horno giratorio que se encuentra en la bodega del Mesón Cuevas del Vino. Con una capacidad de 90 cazuelas de asado (cordero y/o cochinillo), es el horno de leña más grande de España y el corazón ardiente de una cocina de 160 metros cuadrados gracias a la que el mesón es capaz de servir 525 comidas a la carta a la vez.
En este horno de leña se preparan los asados de cordero lechal y cochinillo, los platos más icónicos de la oferta del mesón. Su completa y variada propuesta se basa en la cocina española, de corte tradicional, que resucita las recetas de antaño, con materias primas de la mejor calidad. Complementan la carta los guisos y las carnes rojas a la parrilla, entre los que destacan la sopa del Mesón, las judías Chinchoneras, los callos al estilo de Chinchón, el rabo de toro o el lomo alto ‘Don Narciso’, en homenaje al creador del Mesón. Este magnífico horno también lo utilizan para asar los pimientos de su famoso asadillo, las patatas panaderas, o para hornear sus deliciosas tartas de queso y bollitos de manteca.
Su oferta gastronómica se puede disfrutar a partir de su carta o de su menú degustación una opción que incluye como entrantes chorizo a la brasa, morcilla del Mesón, asadillo de pimientos, judías chinchoneras, morteruelo y migas; cordero lechal asado o cochinillo asado, con patatas panadera como principal y postres típicos para acabar (hojuelita con miel, tarta de almendras y leche frita). Su precio es de 47,50 euros por persona.