Madrid puede presumir de ser una de las ciudades más internacionales del mundo, especialmente en lo que a gastronomía se refiere. En sus calles podemos encontrar restaurantes de cocina china, mexicana, japonesa o italiana a montones, y así hasta decenas de opciones llegadas de muchas y muy diversas partes del mundo. Sin embargo, la alta cocina francesa continúa siendo una rara avis en el panorama gastronómico de la capital. A pesar de ser una de las tradiciones culinarias más prestigiosas del mundo, la de nuestros vecinos es una cocina casi desconocida entre los madrileños.
Una de las honrosas excepciones a este vacío es, sin duda, Le Bistroman, un restaurante con impecable servicio, una excelsa bodega y una sobresaliente propuesta culinaria, basada en recetas clásicas de la cocina gala, que ha conseguido triunfar en los VIII Premios de Gastronomía de la Comunidad de Madrid, uno de los más prestigiosos del sector. El jurado experto de estos premios, organizados por la Academia Madrileña de Gastronomía, ha elegido este restaurante como el mejor de cocina internacional de la capital.
Detrás de este imprescindible de la cocina francesa, están el hostelero Miguel Ángel García Marinelli —Premio Nacional de Gastronomía y profesional con más de 20 años de experiencia en la creación y dirección de espacios gastro— y el chef hispanofrancés Stéphane del Río, formado en la escuela de Salvador Gallego y con una sólida trayectoria en estrellas Michelin de España y Francia.
Abierto en 2019 en un elegante local muy cerca de la Ópera, es un lugar que evoca la historia y el romanticismo de la capital francesa. La decoración, a cargo del diseñador de interiores Javier Erlanz, combina ladrillo visto, vasijas, cacharrería de cobre y hasta ristras de ajos, con lámparas de araña y asientos de tapicería fina para sumergir de lleno al comensal en la atmósfera coqueta, cálida y acogedora característica de la Provenza.
La alta cocina francesa de Le Bistroman
Reconocida con dos Sol Repsol y recomendada por la Guía Michelin, la guía francesa define este bistró como el lugar ideal para “viajar a Francia con el paladar”. “Se presenta con la cocina vista a la entrada y un acogedor interior que enamora por su combinación de clasicismo y rusticidad”, expresa la descripción de la guía roja.
Entre los entrantes, destacan las ostras de la cuenca de Marennes-Oléron y la versión más exquisita de la casquería gala, es decir, su paté de campaña de ave e ibérico, el foie gras casero de pato y el paté en croûte. Los caracoles rellenos con persillade clásico, la terrina de salmón, ahumada por ellos mismos, y la sopa de cebolla hojaldrada con queso Comté son otros platos fijos de la carta.
Entre los principales, grandes clásicos como el steak tartar con yema curada, preparado a cuchillo como mandan los cánones; el magret de pato Label Rouge y el lenguado, que se sirve a la meunière o a la grenobloise. En otoño, su carta hace un hueco a la temporada de caza y setas con delicias como la paloma torcaz ahumada en hierbas provenzales con su paté briochée; la Pithiviers de pichón de Mont Royal y foie gras; el pato azulón à la royale, los huevos de perdiz con salsa de mantequilla negra y anguila ahumada, o el lomo de gabato con salsa de chocolate especiado.
Además de sus opciones a la carta, el restaurante cuenta con dos menús degustación. Por un lado, Le Grand Menu, un menú gastronómico de 110 euros que compone tanto de platos del menú como de algunos fuera de carta. Cambia con mucha frecuencia, pero algunas de las propuestas son la ostra en beurre blanc de caviar, la choux farci (col rellena) de pularda asada, la Pissaladière en snack o el buñuelo de morcilla con manzana, por citar solo unos ejemplos. Por otro lado, Le Bistroman presenta Le Menu por 85 euros, una opción que complementa el menú gastronómico, ideal para aquellos que buscan una experiencia más ligera y que también celebra la temporada de caza y setas.