Así es la sangre de las personas que viven 100 años: el estudio que mostró las diferencias clave

Esta investigación representa un avance significativo en la compresión de factores biológicos que pueden influir en la longevidad extrema

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Manos de un anciano sosteniendo
Manos de un anciano sosteniendo un bastón (Shutterstock España)

El misterio de la longevidad es una cuestión que ronda la mente de la humanidad desde hace siglos. Por ello, constantemente estamos en búsqueda que nos ayude a vivir durante más años. Pero, ¿qué es lo que distingue a los centenarios del resto de la población? Un estudio realizado en Suecia, con datos de más de 44.000 personas, sugiere que ciertos biomarcadores de la sangre podrían estar relacionados con esa longevidad excepcional.

Esta investigación sueca publicada en GeroScience arroja una nueva luz sobre este tema. Antes escasos, la población global de centenarios ha aumentado notablemente, duplicándose cada década desde 1950. Una cifra que se espera que se multiplique por cinco entre 2022 y 2050. Sin embargo, el entendimiento sobre cómo hay algunas personas que alcanzan esa edad aún es limitado. En este análisis, los expertos analizaron diferencias en perfiles de biomarcadores entre aquellos que habían vivido un siglo y los que no, ofreciendo datos fundamentales para entender los procesos de envejecimiento.

Los investigadores analizaron los datos sanitarios de 44.000 suecos de entre 64 y 99 años, seguidos durante 35 años a través de registros nacionales. De estos participantes, 1.224 (2,7%) habían cumplido cien años. Sorprendentemente, el 85% de los centenarios eran mujeres. El estudio examinó doce biomarcadores sanguíneos relacionados con la inflamación, el metabolismo, la función hepática y renal, así como la posible desnutrición y anemia.

Pistas sobre cómo mejorar la calidad de vida

Los resultados del estudio relevaron diferencias sutiles, pero significativas en el perfil sanguíneo de los centenarios, en comparación con sus coetáneos. Las principales diferencias identificadas en los biomarcadores son:

  • Colesterol total o hierro: las personas que alcanzan los 100 años tienen niveles más altos de colesterol total y hierro.
  • Glucosas, creatinina y ácido úrico: los centenarios presentan niveles más bajos de glucosa, creatinina (producto de desecho generado por los músculos) y ácido úrico (una sustancia que produce el cuerpo al descomponer ciertas proteínas y, en exceso, puede acumularse y causar problemas como gota o piedras en los riñones), lo cual se considera más favorable.
  • Enzimas hepáticas: son proteínas que el hígado produce y que ayudan en diferentes procesos, como la digestión y la eliminación de toxinas. Tener niveles elevados de ciertas enzimas hepáticas suele ser una señal de problemas en el hígado. En las personas centenarias, el estudio ha mostrado que los niveles de algunas de estas enzimas son más bajos que en personas más jóvenes. Lo que podría indicar un funcionamiento hepático más eficiente o menos estrés en el hígado.
  • Capacidad total de fijación de hierro y lactato deshidrogenasa: los centenarios también presentan niveles menores de estos biomarcadores.

Influencia de factores genéticos

Una señora leyendo. (Imagen Ilustrativa
Una señora leyendo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio sugiere que estas diferencias en los biomarcadores, observadas incluso una década antes de la muerte, podrían indicar la influencia tanto de factores genéticos como de estilos de vida modificables que contribuyen a la longevidad excepcional. Además, los expertos han observado que los perfiles de biomarcadores de los centenarios son relativamente homogéneos, reflejando características de salud más favorables desde los 65 años en adelante, comparados con aquellos que no llegan a los 100 años.

Límites de la investigación

A pesar de estos hallazgos, los investigadores reconocen ciertos límites en su trabajo, como la falta de otros biomarcadores potencialmente relevantes y la ausencia de datos sobre factores de estilo de vida como la dieta y el ejercicio que podrían influir en los biomarcadores y, por ende, en la longevidad.

No obstante, aun teniendo carencias, este estudio representa un avance significativo en la compresión de factores biológicos que pueden influir en la longevidad extrema. Asimismo, deja abierta la invitación a futuras investigaciones para explorar más a fondo estos complejos mecanismos.

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