El huevo es un alimento base en la dieta de muchas personas. Durante años su inclusión en las dietas ha sido enormemente polémica. No obstante, investigaciones recientes han dejado claro que el huevo, cuando se ingiere con moderación, proporciona grandes beneficios para la salud.
Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), el huevo es una fuente de proteínas de alta calidad, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales, cualidades que lo convierten en un componente clave para una dieta equilibrada.
Además, en la yema se encuentran grasas saludables, entre ellas ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, que favorecen la salud cardiovascular. Estos nutrientes no solo contribuyen a un perfil lipídico más saludable, sino que también respaldan diversas funciones del organismo, consolidando al huevo como un aliado clave para una buena alimentación. De esta forma, son muchos los que complementan sus recetas con la incorporación de un huevo duro. Por ello, para que su textura sea lo más sabrosa posible, se recomienda seguir ciertos consejos para su preparación.
Cuánto tiempo tiene que estar un huevo en el agua para cocerse
No a todo el mundo le gusta el huevo en la misma cocción. Dependiendo de las preferencias personales, el huevo puede tener una yema líquida, cremosa o completamente sólida. Así, para acertar con los distintos gustos, es recomendable tener en mente esta clasificación de los tiempos:
- Para un huevo pasado por agua (yema líquida) el tiempo de cocción será de 4-5 minutos desde que el agua empieza a hervir.
- Para un huevo mollet (yema cremosa y clara cocida) el tiempo de cocción será de 6-7 minutos desde que el agua empieza a hervir.
- Para un huevo duro (yema totalmente cocida) el tiempo de cocción será de 10-12 minutos desde que el agua empieza a hervir.
Cómo cocer un huevo
Cocer un huevo puede parecer un procedimiento básico en la cocina, pero realizarlo correctamente marca la diferencia en el resultado final, especialmente si se busca una textura específica en la yema. Para empezar, es importante elegir una cacerola en la que los huevos puedan reposar en una sola capa, lo que garantizará una cocción uniforme y evitará posibles fisuras en las cáscaras.
Una vez colocados los huevos en la cacerola, el siguiente paso es cubrirlos con agua fría, asegurándose de que el nivel del agua los sobrepase por al menos un par de centímetros. Este detalle es crucial: al iniciar con agua fría, la cocción será gradual, lo que disminuye el riesgo de que las cáscaras se agrieten debido a cambios bruscos de temperatura.
El agua debe llevarse a ebullición a fuego medio-alto. No es necesario tapar la cacerola; simplemente hay que esperar a que el agua empiece a hervir. Cuando llegue este momento, se mantiene el huevo en el agua. Este tiempo variará en función de cómo sea el resultado que se quiera obtener.
Una vez pasen los minutos marcados, se recomienda enfriar los huevos inmediatamente en un recipiente con agua fría o con hielo. Este paso no solo detiene el proceso de cocción, sino que facilita el pelado posterior.