Pese a las diferencias que se observan a simple vista, los seres humanos somos un 99,6% iguales, al menos a nivel genético. En ese pequeño 0,4% de divergencia, nacen las diferencias que hacen a cada persona única. Los componentes del ADN marcan más aspectos de los que creemos e incluso pueden determinar nuestro comportamiento. Así lo confirman desde ADNTRO, compañía de ADN que asegura ser capaz de comprender cómo una persona responde al estrés con un sencillo test de saliva.
Lo que permite descubrirlo es el gen COMPT, explica su biotécnica Sandra Ferreiro. “El gen COMPT se encarga de degradar un tipo de moléculas que se llaman catecolaminas”, cuenta a Infobae España. “Entre ellas está la dopamina y, cuando hay un pico de estrés, se incrementa la liberación de esta molécula”. En su procesamiento entraría el gen COMPT. Según las variantes genéticas de cada uno, será capaz de degradar las moléculas de forma más o menos eficiente. “Si tienes variantes genéticas que hacen que la eficacia de la degradación de esta molécula sea menor, tienes el pico de dopamina, vas a tener mucha cantidad. Si, por lo contrario, tienes más eficacia en degradar esta molécula, pues se te van a compensar un poco los niveles”, dice.
Esto se traduce en que haya gente que saque lo mejor de sí en situaciones de estrés, mientras que otros no son capaces de manejar la situación. No todo es malo entre los menos eficientes. “Ellos de manera natural tienen más dopamina que el resto, lo que les favorece para actividades que requieren de mucha atención o de un poco más de memoria”, aclara Ferreiro.
“No es que este sea el gen del estrés, todos lo tenemos”, incide el CEO de ADNTRO, Guillermo Pérez-Solero. “Todos tenemos variantes diferentes y eso hace que unos puedan gestionarlo mejor o no. Y por primera vez, es posible conocernos a nosotros mismos, descubrirnos por dentro”, reflexiona.
Descubrir el gen COMPT
El cómo de eficiente es nuestro gen COMPT, lo marcan nuestros antepasados. “Realmente, tú eres una combinación de letras, por así decirlo, y vas cogiendo letras de tu padre, de tu madre, y al final tienes una combinación única”, explica Ferreiro. La reacción al estrés puede traspasarse de padres a hijos o puede darse una mutación de novo, que aparece en el individuo pese a que sus padres no la posean en su patrimonio genético. Con esta suerte de lotería genética, seremos capaces de responder mejor o peor al estrés. El cómo respondemos ante el estrés también puede marcar la salud física en algunas personas. “Las hormonas y los genes tienen un impacto muy importante entre ellos. Cómo manejamos el estrés o, por ejemplo, la testosterona, hace que se deprima el sistema inmunológico. Por eso, después de periodos de estrés, uno muchas veces se pone malo”, explica Pérez-Solero.
En el caso de ADNTRO, su test analiza variantes genéticas de la población, lo que se conoce como polimorfismos o snips. “Lo que hacemos es identificar qué variante genética que tienes en esa posición concreta que afecta a la actividad de esta enzima COMPT”, dice Ferreiro. Su análisis puede identificar también otros aspectos interesantes del ADN. “Puedes descubrir tus orígenes, (...) una parte muy fuerte e interesante sobre nutrición para poder alimentarte mejor y entender cómo reacciona tu cuerpo frente a lo que comes y cómo lo procesa, cómo es tu metabolismo y hasta las intolerancias alimentarias que puedas tener”, cita el CEO.
No es solo genética
Más allá del gen COMPT, existen otros componentes del genoma humano que pueden determinar otro tipo de patologías. Estudios como el de asociación de genoma completo (GWAS) son capaces de identificar variantes genéticas asociadas, por ejemplo, con trastornos de ansiedad. Desde ADNTRO, por ejemplo, realizan también análisis que localizan qué variantes de tu genética están asociadas a una mayor probabilidad de desarrollar este tipo de enfermedades.
Pero no todo viene marcado en el ADN, aclara Pérez-Solero. “La genética es una pieza más. No existe el determinismo genético”, insiste, a excepción de unas pocas enfermedades monogénicas. Algunas afecciones, como la esquizofrenia, sí tienen un alto componente hereditario, pero en general “para lo que son los trastornos mentales, no existen variantes que indiquen que sí o sí vas a desarrollar una enfermedad. Lo que tienes son probabilidades, predisposiciones a poder desarrollarlos o no”, añade.