Los Premios Princesa de Asturias 2024 han arrancado este jueves con la princesa Leonor como gran protagonista de la jornada. La heredera al trono ha recibido el título de alcaldesa honoraria de Oviedo y la Medalla de Asturias, dos reconocimientos que unen aún más a Leonor con la que es la tierra natal de su madre, la Reina Letizia. Para agradecer el reconocimiento, la Princesa de Asturias ha emitido su discurso más personal y emotivo, una intervención que ha recibido los vítores y alabanzas de los muchos asistentes que no han querido perderse la ocasión.
“Tengo sangre asturiana. Y eso no sólo imprime carácter, es un orgullo y una alegría”, afirmaba Leonor durante su intervención. La Princesa ha querido dedicar parte de su discurso a destacar el vínculo especial que mantiene con Asturias, recordando las numerosas visitas que realizó junto a su familia durante su infancia, mencionando los paseos por los bosques y playas asturianas, así como las historias narradas por su bisabuela.
Leonor, quien está a punto de celebrar su 19 cumpleaños, no solo expresó su conexión emocional con la tierra asturiana, sino que también hizo un guiño a su deliciosa gastronomía. En este sentido, la heredera al trono confesó su pasión por los oricios, el nombre por el que se conoce a los erizos de mar en la región, abundantes en la costa asturiana durante los meses fríos, de diciembre a marzo. Tradicionalmente, estos se sirven ligeramente cocidos, aunque también se utilizan en croquetas, tortillas o pasteles.
Qué es el pantrucu
Además, durante su discurso, la Princesa mencionó que su hermana, la Infanta Sofía, es una gran aficionada del pantrucu, otro plato típico de la región, aunque Leonor también disfruta de este manjar. Para quienes no estén familiarizados con la cocina asturiana y sus manjares, el pantrucu es un gran desconocido del que merece la pena aprender más.
El pantrucu (también conocido como pantruco o emberzao) es un plato profundamente arraigado en la cultura asturiana, especialmente en el oriente de la región. Su historia se remonta siglos atrás, a los momentos de matanza en los que había que aprovechar todas y cada una de las partes del cerdo. Muy similar a la archiconocida morcilla, este manjar asturiano se elabora con sangre de cerdo, cebolla y pimentón. Aunque este embutido comparte ingredientes básicos con la morcilla, en realidad existen grandes diferencias en su elaboración.
A esta mezcla de ingredientes se le añade harina de maíz para así crear una masa compacta que, antes de hervirse, será envuelta en hojas de berza. Previamente, las berzas se pasan por agua hirviendo para ablandarlas y que puedan doblarse con facilidad; pero también para aligerar la potencia de su sabor. Una vez envuelta la porción de esta masa en la berza, se ata con hilo de bramante para evitar que se deshaga y se cuece en agua hirviendo, dando así por acabada la elaboración inicial.
Hay multitud de maneras de comer y emplear el pantrucu o emberzao; aunque la forma más habitual y con la que mejor se aprecia su sabor, consiste en freír este embutido cortado en rodajas. Suele disfrutarse como acompañamiento para un buen plato de aldea, es decir, como corona final a una combinación de huevos y patatas fritas.