Los deliciosos mazapanes con siglos de historia que son el regalo oficial del día de los enamorados valenciano

En honor a Sant Donís, celebrado el día 9 de octubre, los enamorados se regalan una bandeja de dulces de mazapán representados en figuras tradicionales

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Mazapanes premiados por el Gremio de Maestros Confiteros de la Comunidad Valenciana
Mazapanes premiados por el Gremio de Maestros Confiteros de la Comunidad Valenciana

El día 9 de octubre, aparte de ser la fecha en la que los valencianos celebran a su comunidad, es también su particular día de San Valentín. En esta jornada, se celebra en Valencia el Día de los Enamorados Valencianos, en honor a Sant Donís. Y, a diferencia del común San Valentín, donde los regalos entre las parejas pueden ser muy variados, en la Comunidad Valenciana solo hay uno imprescindible: la tradicional ‘mocadorà’ (o ‘mocaorà), una bandeja de mazapanes con figuras de frutas y verduras de las tierras valencianos, un regalo dulce lleno de color que es una de las tradiciones dulces más especiales del año.

La historia de la “mocaorà” se remonta al siglo XVIII, y está muy relacionada con la historia de la fiesta del 9 de octubre. La celebración actual es una confluencia de muchas celebraciones, algo que ha dado como resultado una historia confusa y llena de misterios. El primer paso es saber que en esta misma fecha del año 1238, Jaime I el Conquistador hacía su entrada en la ciudad de Valencia, victorioso tras el sitio de la ciudad resistido por las tropas cristianas. Los valencianos lo recibieron con todos los honores y le hicieron una ofrenda de frutas y verduras de la huerta, el tesoro más sagrado que ofrecía su tierra.

Mazapanes por la celebración de la Mocadorá (Wikimedia Commons)
Mazapanes por la celebración de la Mocadorá (Wikimedia Commons)

Esta señalada fecha se celebró cien años después, en 1338 y, a partir de ese momento, se convirtió en una fiesta anual. La fiesta, que coincidía además con la celebración de Sant Donís, se comenzó a asociar a la pirotecnia propia de la tradición valenciana, algo que continuó hasta el siglo XVIII, cuando los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, que prohibieron la conmemoración de la entrada de Jaime I y la fundación del Reino de Valencia.

En respuesta, el gremio de confiteros de Valencia comenzó a elaborar dulces con formas que recordaban a los petardos prohibidos, conocidos como piuleta i tronador. Estos dulces, por su forma, evocaban los órganos sexuales masculinos y femeninos, lo que añade una connotación simbólica a la celebración. A estas formas se sumaban mazapanes con forma de frutas y verduras, haciendo honor al recibimiento que los valencianos dieron a Jaime I. Ya desde los inicios, estos dulces iban envueltos en un pañuelo (mocador en valenciano) y todo junto, dulces y pañuelo, constituían un regalo para la mujer amada. Con el tiempo, el pañuelo se convirtió en el símbolo de la festividad, y hoy en día, muchas mujeres valencianas conservan los pañuelos que sus parejas les regalan cada año como prueba de amor.

En la actualidad, los pasteleros valencianos se preparan a fondo para este día y cocinan miles de figuritas de mazapán durante sus vísperas. Se calcula que se emplean más de 70.000 kilos de mazapán para elaborar unas 200.000 “mocadoràs”. Además, el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia convoca el Concurso de Sant Donís, para elegir la mejor “mocadorà” y el mejor escaparate de entre los hornos y pastelerías de Valencia.

Las pastelerías valencianas y sus mocadorás

Durante estos días, estas frutas de mazapán llenan los escaparates de las pastelerías valencianas. Se elaboran a base de mazapán, un postre tradicional de la Navidad en España, cuyos ingredientes principales son almendras, azúcar y huevo. Así la hacen en la pastelería Galán, situada en el municipio valenciano de Albal y ganadora del Concurso de San Donis 2024. Es la receta que siguen las pastelerías más tradicionales de la Comunitat, aunque también otras de nueva creación. Es el caso de Pepina Pastel, un obrador que nace en un pueblo valenciano en 2019 de la mano de una madre y una hija, Pepa y Lara.

“Los elaboramos con harina de almendra molida, claras de huevo y un toque de caramelo”, cuenta Lara sobre su propuesta para estas fechas. Envueltos en un pañuelo de seda, disponible en diferentes diseños, el obrador valenciano presenta 6 Pepipoms, acompañados de 6 frutas de mazapán, el dulce tradicional. “Los Pepipoms están hechos de nuestros bizcochos que elaboramos de forma artesanal y cada uno de ellos está bañado en un tipo de chocolate diferente, dependiendo de cuál sea su interior”, cuenta la pastelera.

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