Los bollos dormidos son una delicia de la repostería tradicional de Extremadura, así como de determinadas zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha. A pesar de ser un bocado dulce perfecto para cualquier momento del año, estos bollos son más típicos de festividades religiosas como la Semana Santa, cuando suelen consumirse en reuniones familiares o celebraciones populares, acompañados de una buena taza de café o un té.
Su particular nombre se debe a que la masa debe “dormir” o reposar durante varias horas, generalmente toda la noche, en un espacio oscuro y bien tapados, como si estuvieran en una cama. Este tiempo de reposo contribuye a una fermentación lenta y natural, permitiendo que los sabores se desarrollen plenamente y que los bollos adquieran una textura esponjosa y suave.
Esta receta se ha transmitido de generación en generación, con algunas variaciones dependiendo de la zona, pero manteniendo siempre la esencia de un bollo dulce y esponjoso, elaborado a partir de una masa de pan que se aromatiza con cítricos, canela y anís. Tradicionalmente, se elaboraban en hornos de leña, lo que les otorgaba un sabor único y ligeramente ahumado, aunque podemos prepararlos sin problema con un horno casero convencional.
Receta de bollos dormidos
Tiempo de elaboración: 55 minutos (más las horas de reposo)
Ingredientes:
- 4 huevos
- 1 vaso de agua
- 1 vaso de aceite
- 1 vaso de azúcar
- 1 kg de harina normal
- 80 g de levadura fresca de panadería
- Ralladura de 1 limón
- Cáscara de naranja
- 1 rama de canela
- Granos de anís
- Azúcar para espolvorear
Elaboración:
- Preparar el agua aromatizada: hierve unos trozos de cáscara de naranja y limón (sin la parte blanca), una rama de canela y algunos granos de anís en abundante agua. Deja hervir unos minutos, retira del fuego y cuela una vez que se haya enfriado un poco. Necesitarás un vaso de esta infusión, pero es recomendable hacer más, ya que parte del agua se evapora durante la cocción.
- Disolver la levadura: en un bol grande, disuelve los 80 g de levadura fresca en el vaso de agua aromatizada tibia. Añade el aceite, los huevos (usando solo dos claras, las otras se reservan), la ralladura de limón y el azúcar. Mezcla bien hasta integrar todos los ingredientes.
- Incorporar la harina: agrega poco a poco el kilo de harina, amasando hasta que la masa esté suave y no se pegue a los dedos. Es posible que necesites ajustar la cantidad de harina según lo necesite la masa.
- Primer reposo: una vez lista la masa, cúbrela con un paño limpio y deja reposar en un lugar templado durante 30 minutos a 1 hora, hasta que aumente ligeramente de tamaño.
- Formar los bollos: divide la masa en bolas de aproximadamente 100-150 g. Colócalas en una bandeja engrasada con aceite o forrada con papel de hornear, dejando espacio entre ellas para que puedan crecer. Tapa los bollos con un paño grueso y déjalos levar en un lugar cálido o dentro del horno apagado durante 6-8 horas, o hasta que hayan duplicado su tamaño.
- Precalentar el horno: una vez que los bollos hayan levado, precalienta el horno a 200-220 °C. Mientras tanto, bate bien las claras de los huevos que reservaste.
- Pintar los bollos: pinta los bollos con las claras batidas y espolvorea un poco de azúcar por encima.
- Hornear: hornea los bollos durante 20-25 minutos o hasta que estén dorados. El tiempo puede variar según el tamaño de los bollos y tu horno, por lo que es importante vigilarlos.
¿Cuántas raciones se obtienen de esta receta?
Con esta cantidad de ingredientes, se obtienen aproximadamente 10-12 bollos, dependiendo del tamaño que se les dé.
¿Cuál es el valor nutricional de cada porción de esta receta?
Cada bollo contiene aproximadamente:
- Calorías: 250
- Grasas: 10 g
- Grasas saturadas: 1,5 g
- Carbohidratos: 35 g
- Azúcares: 15 g
- Proteínas: 5 g
Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.
¿Cuánto tiempo se puede conservar esta preparación?
Los bollos dormidos se pueden conservar en un recipiente hermético a temperatura ambiente durante 2-3 días. Si se desea conservarlos por más tiempo, se pueden congelar y, para servir, bastará con calentarlos brevemente en el horno.