Nunca lo estiramos, pero es el músculo más profundo y poderoso de nuestro cuerpo: conectado al diafragma y a la pelvis

El cuidar tus músculos antes y después de cualquier ejercicio o esfuerzo físico es algo fundamental que previene lesiones y dolores

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La importancia de estirar es alta.  (Getty Images)
La importancia de estirar es alta. (Getty Images)

Una de las causas que más lesiones causa en el mundo cotidiano y del deporte es la falta de estiramientos antes y después de realizar esfuerzos físicos. La ausencia de esta práctica causa un malestar muscular, que crea que estos se agarroten y cambien nuestra postura, que tan relevante es a la hora de un correcto desarrollo motriz.

De esta forma, debemos prestar una mayor atención a nuestro cuerpo y cuidar el sistema motor con rutinas frecuentes de estiramientos, ya que estos nos darán un plus de cuidado y mejoría de rendimiento. Sin embargo, a pesar de ser una recomendación importante, son pocas las personas que siguen estos consejos, por lo que incrementan el riesgo de padecer una lesión futura a nivel fibrilar. Al hilo de ello, además, hay un músculo al que nunca prestamos atención y se presta imprescindible: es el más poderoso de nuestro cuerpo.

Debemos estirar el cuidar el psoas

Este músculo interno, que no se puede palpar y se encuentra en la interior de la pelvis, se presta fundamental para el desarrollo normal del cuerpo humano. Entre sus funciones destaca que es básico para la movilidad, entre lo que destaca el equilibrio y la amplitud de rango de desplazamiento. Además, según publica Tf1info también tiene relación con el gesto flexor de caderas y columna vertebral. Así, debemos cuidar este músculo, ya que es el que nos permite hacer acciones tan recurrentes como subir escalones, caminar o recoger el muslo contra la pelvis.

Sin embargo, esa función en muchas acciones puede causar que haya que cuidar en mayor medida esta parte a otras del cuerpo. Por ello, el no estirarlo, que es poco común hacerlo, hace que se cree tensión en las fibras internas y creen dolor intenso junto a riesgo de desgarro y lesiones.

Consecuencias y ejercicios para relajar la tensión

De no tomar precauciones con nuestro psoas, podremos sufrir una serie de consecuencias que nos harán pasar por malos momento y nos alegarán de una normal vida. Además, al ser un grupo muy presente en las acciones cotidianas nos presentará muchas dificultades en el transcurso del día.

En primer lugar, una falta de estiramiento y exceso de tensión puede causar que este ejerza presión sobre las vértebras, lo que provoca dolor en la pelvis y genere un mayor arco lumbar, que tan perjudicial es para la postura y para la espalda. Por otro lado, es causante de molestias en piernas, cadera, ingle o estómago, en el que puede influir con problemas de digestión.

Las personas que más contratiempos tienen son aquellas que realizan un elevado desgaste físico con ejercicios como la carrera continua. Así, los corredores y apasionados del deporte de alta intensidad deberían implementar en su rutina una buena pauta de estiramiento de psoas. No obstante, para aquellos más sedentarios también es importante, ya que las personas que más tiempo pasan sentadas sufrirán de dolores en este músculo. La conclusión es que seas más activo o menos deportivamente, es fundamental prestar atención al psoas por unos minutos.

Para evitar cualquier tipo de lesión, existen una serie de ejercicios según explican los profesionales de la fisioterapia y de la medicina. Uno de los más efectivos y cómodos consiste en tumbarse bocarriba y traer la rodilla contra el pecho mientras la sujetas para forzar más recorrido. De esta forma, se activa la musculatura de Psoas, junto con algún otro músculo que ejerce tensión. Otra alternativa reside en apoyarse contra una pared, como si se empujase a esta, y con una cinta elástica de pierna a pierna subir alternamente la pierna como si estuviéramos llevando rodillas al pecho. Mediante estos ejercicios, mantendremos sano y activo el psoas ara un desarrollo sin patologías causadas por falta de estiramiento de este.

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