Radiografía del cerebro durante una depresión: así altera las neuronas esta enfermedad mental

La depresión es un factor de riesgo de las conductas suicidas, algo que puede prevenirse mediante un abordaje sólido de la salud mental

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Una mujer apoya a un
Una mujer apoya a un hombre con depresión (Shutterstock)

El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España desde 2008, lo que supone una tasa de mortalidad de 8,8 personas que se quitan la vida por cada 100.000 habitantes. Según el Informe del Sistema Nacional de Salud de 2023, 3.952 personas se suicidaron el año pasado en nuestro país. De esta manera, las conductas suicidas son la primera razón de consulta psicológica entre los menores de 30 años.

En ocasiones, una depresión grave puede ser la antesala del suicidio, pues aumenta notablemente el riesgo en comparación a la población general. Puesto que el suicido se puede prevenir, es importante abordarlo como un problema de salud pública y blindar la sanidad de una sólida red de apoyo psicológico. Actualmente, la media de espera para ser atendido en Psiquiatría son de 481 días.

De todas las ramas de la Ciencia, la psicología es la principal encargada de tratar la depresión, aunque no por ello la única. Otras disciplinas científicas se han interesado por entender qué es lo que ocurre en el cerebro de una persona con depresión, una enfermedad mental cargada de prejuicios y cuyos pacientes arrastran un estigma.

La depresión es mucho más que estar triste, advierte el doctor José Manuel Montes, jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid en el XXI Seminario Lundbeck La depresión, ¿nace o se hace? “Todos podemos sentir tristeza, es algo evolutivamente positivo”. Sin embargo, la mentalidad de la sociedad occidental rechaza y bloquea este sentimiento: “Queremos estar siempre bien y quizás de ahí venga la vulgarización del concepto de depresión”.

La depresión se erige sobre tres dominios: el emocional, el físico y el cognitivo. La tristeza, la ansiedad y la falta de motivación son síntomas comunes del primero, mientras que el insomnio o la pérdida de apetito lo son del plano físico. Por su parte, el plano cognitivo se ve afectado por las alteraciones en la memoria, la lentitud de pensamiento o una baja concentración.

Como explica el doctor Montes, la depresión es una enfermedad del cerebro por las alteraciones que provoca en él. La materia gris, que se ocupa de procesar la información, sufre una disminución en el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal, al mismo tiempo que se da una pérdida de conexiones sinápticas (la conexión entre las neuronas).

Toda circunstancia provoca una emoción en el cerebro que deriva, a su vez, en un pensamiento o conducta. El estrés, la soledad o los traumas pueden alterar la regulación de estas emociones, apareciendo así distintas enfermedades mentales. “Esto se traduce en una alteración del pensamiento y de la conducta. Hay personas que incluso son incapaces de moverse porque ese impacto del circuito emocional les afecta a todo el cuerpo”.

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La depresión explicada desde la biología

Como enfermedad que es, la biología también tiene mucho que decir en la explicación de la depresión. Uno de los factores de riesgo es la predisposición genética, que no significa que sea hereditaria. Lo que se hereda es la “predisposición a padecer la enfermedad que, junto a otros factores ambientales, precipitan, en la mayoría de los casos, la depresión”.

Se sabe que es la interacción de varios genes lo que incita el desarrollo de este problema de salud mental, por lo que las investigaciones se centran en conocerlos y comprenderlos para poder así modificarlos y prevenir la depresión.

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