La limpieza del hogar es una de las tareas de las que no nos podemos escaquear. Eliminar el polvo, fregar el baño, desinfectar la cocina, pasar la aspiradora, dejar las ventanas impolutas y acabar con las manchas del sofá, son faenas que nos llevarán tiempo, pero que debemos realizar. La cama es uno de los lugares de nuestra vivienda en los que más tiempo pasamos y, aunque a simple vista no lo apreciemos, también es uno de los puntos que más suciedad acumula en poco tiempo.
Pero, no sólo utilizamos la cama para dormir, a veces se convierte en cine (con palomitas incluidas), otras tantas en sala de lecturas o en el lugar ideal para tomar el café por la mañana. En total, de media pasamos en el colchón unas 56 horas a la semana, por eso, es vital que esté espacio esté reluciente.
Vital para tener la piel sana y el pelo limpio
Cambiar las sábanas a menudo no es una rutina que muchas personas tengan interiorizada y es clave para mantener alejados a aquellos microscópicos intrusos culpables de alergias y problemas en la piel: ácaros del polvo y otras bacterias que se esconden en los tejidos de las sábanas, en el relleno de las almohadas o en el propio colchón. Con lo que cual este hábito es esencial para la salud, para mantener la piel sana y el pelo limpio.
Cada cuánto hay que cambiar las sábanas
Aunque muchos individuos tengan la costumbre de cambiar la ropa de cama cada quince días o una vez al mes, no es la frecuencia que recomiendan los expertos. A pesar de que de pereza cambiarlas, dormir con sábanas sucias no es sólo desagradable, sino perjudicial para la salud. Mientras descansamos, nuestro cuerpo libera piel muerta, sudor y otros fluidos corporales. Estos elementos crean un entorno propicio para la proliferación de ácaros del polvo y bacterias. Los ácaros, por ejemplo, se alimentan de piel muerta y pueden agravar las alergias o el asma. Las bacterias, por su parte, pueden causar infecciones cutáneas y otros problemas de salud.
Varios expertos, entre ellos el Dr. Charles Gerba, microbiólogo de la Universidad de Arizona y experto en higiene del sueño; y el Dr. Alejandro Ruiz, dermatólogo y especialista en higiene del sueño del Hospital Clínico de Barcelona, recomiendan cambiar las sábanas una vez a la semana para evitar la acumulación de estos microorganismos. “Cambiar las sábanas cada semana reduce considerablemente el número de ácaros y alérgenos en la cama, mejorando así la calidad del sueño y la salud general”, apunta Ruiz.
En algunas ocasiones, incluso, la frecuencia se debería aumentar. Por ejemplo, cuando una persona está enferma, es aconsejable mudar la ropa de cama cada dos días para evitar reinfecciones y acelerar la recuperación. Del mismo modo, si se duerme con mascotas o niños pequeños, es mejor cambiar las sábanas más a menudo. Los alérgicos también deberían hacerlo con más asiduidad (cada tres o cuatro días) para reducir la exposición a los alérgenos.
Necesaria la ventilación
La salud del dormitorio no sólo reside en el cambio de sábanas, también son necesarias otras acciones complementarias. Entre ellas, ventilar la habitación para evitar la acumulación de ácaros y moho, aspirar el colchón y utilizar fundas que protejan todos los componentes de la cama.