Qué son los ‘esmorzars de forquilla’, los desayunos catalanes que se comen con cuchillo y tenedor y que tienen su propia app

De las tres comidas principales del día, puede que el desayuno sea el más maltratado de todos. Nuestro estilo de vida urbana, con prisas y poco hueco para el disfrute entre fogones nos ha obligado a relegar el desayuno a un mero trámite que, muchos, solucionan de cualquier manera. Pero aún queda gente que valora, incluso venera, una primera comida del día contundente, elaborada, de las que se comen con cuchillo y tenedor.

Eso es, ni más ni menos, el esmorzar de forquilla (’desayuno de tenedor’) en Cataluña, un término típico catalán que hace referencia a un desayuno contundente formado, habitualmente, por recetas tradicionales de su recetario. Nada de tostadas o bollería; los esmorzars catalanes incluyen desde butifarra con judías hasta rabo de toro o albóndigas con patatas, pasando por platos tradicionales como el fricandó, el bacalao a la llauna o el cap i pota, un guiso del morro y la pata de la ternera. También, incluso, bocadillos contundentes, que parten de un buen pa amb tomàquet y se rellenan de buenos embutidos de la zona (aunque si estos entrepanes entran o no en la categoría de forquilla es un debate latente).

Esta tradición, la de darse un homenaje antes de comenzar la jornada, carece de raíces históricas documentadas. Se cree que, debido a la fuerte tradición agrícola y ganadera de Cataluña, el esmorzar de forquilla surgió como una necesidad para los trabajadores, que requerían de un gran aporte energético para enfrentarse a las largas jornadas de labor física. Además, el término se asocia con el famoso escritor catalán Josep Pla, quien lo habría acuñado para referirse a los desayunos que se preparan en la histórica Fonda Europa de Granollers, un establecimiento al que solían acudir para desayunar arrieros y vendedores antes de ir al mercado.

A pesar de la gran tradición y el cariño que este tipo de desayunos genera entre muchos, lo cierto es que cada vez es más complicado encontrar un lugar en el que probar un esmorzar de forquilla ‘como Dios manda’. Por eso, para ayudar a los amantes de este contundente inicio del día, ha nacido EsmorzApp, una curiosa aplicación móvil que ha movilizado ya a miles de personas.

Todo empezó en 2021, cuando a un usuario de X se le ocurrió la idea de crear un mapa colaborativo para localizar los restaurantes que ofrecen los mejores desayunos catalanes. La iniciativa triunfó a la velocidad de la luz. Con casi 4 millones de visitas en los últimos tres años y más de 1.000 sitios catalogados, el proyecto ha crecido hasta convertirse ahora en una aplicación móvil que decenas de miles de personas han instalado en sus teléfonos.

La aplicación no puede ser más sencilla. Una vez descargada, EsmorzApp permite a los usuarios acceder a un mapa interactivo donde pueden navegar y encontrar restaurantes especializados en estos desayunos. La aplicación incluye detalles como opiniones de otros usuarios, comentarios, fotografías, valoraciones, direcciones y horarios de los establecimientos señalizados, siempre que algún usuario los haya incluido.

Solo una semana después de su lanzamiento, la app ya había subido a lo alto de las listas de aplicaciones más descargadas
de la categoría Comer y beber, un éxito abrumador que demuestra la estima que los catalanes tienen por la primera comida del día. Detrás de este éxito se encuentra Albert Molins, jefe de la sección de Sociedad en La Vanguardia y autor del libro “Comer sin pedir permiso”. La ha creado junto a la desarrolladora gerundense Brothapps, según detallaron a través de su cuenta en X.

Por el momento, la app sigue en fase pruebas, pues sus creadores se han encontrado ya con algunos problemas. El primero y más acuciante, la entrada en la lista de bares y restaurantes que ni siquiera sirven desayunos. “Ha habido muchos restauradores espabilados que han aprovechado para añadir su local a ver si cuela”, escribían los creadores de la app a través de su cuenta en X. Para solucionarlo, ahora estudian crear un equipo de verificadores para autorizar las inscripciones y limitarlas a los locales que cumplen con los requisitos.