Qué es el síndrome del salvador, el patrón de comportamiento por el que una persona necesita ayudar a los demás

Las personas con este síndrome validan su autoestima en función de su capacidad para “salvar” a otros

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Dos amigas hablando (Shutterstock España)
Dos amigas hablando (Shutterstock España)

A la mayoría de las personas nos nace ayudar a los demás. Ciertamente se trata de un sentimiento natural e universal que, si se convierte en un patrón de conducta, puede suponer un problema. Es lo que se conoce como síndrome del salvador, un patrón de comportamiento en el que una persona siente una necesidad compulsiva de “salvar” o rescatar a los demás, incluso a costa de su propio bienestar. Este comportamiento puede parecer noble y desinteresado a primera vista, pero puede tener implicaciones negativas tanto para la persona que lo experimenta como para aquellos a quienes intenta ayudar.

El síndrome del salvador es un comportamiento en el que una persona se siente obligada a intervenir en las vidas de los demás, asumiendo la responsabilidad de resolver sus problemas o protegerlos de cualquier tipo de sufrimiento. Las personas con este síndrome suelen creer que su ayuda es imprescindible y que sin ella, los demás no podrían sobrellevar sus dificultades. Aunque la intención inicial puede ser positiva, este patrón de comportamiento puede llevar a un desgaste emocional, relaciones codependientes y a menudo, a la incapacidad de cuidar de uno mismo.

El deseo de ayudar a los demás es natural y, en muchas circunstancias, es necesario y valioso. Sin embargo, en el caso del síndrome del salvador, este deseo se convierte en una compulsión, donde la persona siente que debe intervenir constantemente, incluso en situaciones donde no es necesario o donde su ayuda podría ser contraproducente.

El origen del síndrome del salvador puede estar relacionado con varias causas, que a menudo tienen raíces en experiencias de vida tempranas y factores psicológicos. Muchas personas que experimentan el síndrome del salvador lo hacen por baja autoestima, porque su sentido de autoestima está vinculado a la capacidad de ayudar a los demás. Creen que su valor depende de su capacidad para “salvar” a otros, lo que les lleva a buscar constantemente situaciones en las que puedan intervenir.

Además, las personas que han experimentado traumas en el pasado, como abusos, negligencia o abandono, pueden desarrollar el síndrome del salvador como una forma de recuperar el control. Al ayudar a los demás, pueden sentir que están corrigiendo o previniendo el sufrimiento que ellos mismos han experimentado.

Los patrones familiares también tienen mucho que ver. Crecer en un entorno donde uno de los padres o ambos tenían comportamientos codependientes o donde se esperaba que el niño asumiera responsabilidades adultas a una edad temprana puede contribuir al desarrollo del síndrome del salvador en la edad adulta.

Por otra parte, algunas personas pueden desarrollar este síndrome como una forma de controlar su entorno. Al intervenir y tratar de resolver los problemas de los demás, sienten que tienen un mayor control sobre las situaciones y, en consecuencia, sobre su propia vida.

Cómo tratar el síndrome del salvador

Si bien el síndrome del salvador puede ser un patrón difícil de romper, es posible aprender a gestionar estas tendencias y desarrollar un enfoque más equilibrado y saludable en las relaciones. El gabinete de psicología de Fuengirola (Málaga) Más Vida expone algunas estrategias para ello:

  • Autoconciencia: el primer paso para superar el síndrome del salvador es reconocer que se tiene esta tendencia. Reflexionar sobre nuestras motivaciones y sentimientos es esencial para entender por qué se siente la necesidad de ayudar a los demás de manera compulsiva.
  • Establecer límites: aprender a establecer límites saludables es fundamental para proteger nuestro bienestar emocional y mental. Esto significa reconocer que no es nuestra responsabilidad resolver los problemas de todos y que está bien decir “no” cuando es necesario.
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  • Buscar equilibrio: es importante encontrar un equilibrio entre cuidar a los demás y cuidarse a uno mismo. Priorizar nuestro propio bienestar y asegurarnos de que no estamos descuidando nuestras necesidades en el proceso de ayudar a los demás.
  • Terapia psicológica: la terapia puede ser una herramienta valiosa para explorar las causas subyacentes de este patrón de comportamiento. La terapia cognitivo-conductual (TCC), en particular, puede ser útil para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que perpetúan el síndrome del salvador.
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